POR EL DR. JOSÉ MARÍA DE MONTELLS Y GALÁN.

Escribí hace poco sobre San Cristóbal Cinocéfalo y ahora espero que en humana apariencia y condición, haya sido el propio San Cristóbal, el que haya guiado desde su Santander natal a los Madriles a mi amigo, casi hermano, José María de Mazarrasa y de la Torre, Hermano Mayor de la Hermandad de Caballeros Custodios del Camino de Santiago y del Lignum Crucis de Santo Toribio de Liébana para anunciarme que el 10 de Mayo próximo, se celebrará en el Monasterio ante el trozo de la Vera Cruz que allí se guarda, una investidura de la dicha Hermandad.
Lignum Crucis.
El Lignum Crucis es la reliquia más grande que se conserva del madero donde fue crucificado Nuestro Señor y la tradición la relaciona con el origen del Monasterio, aunque lo más  verosímil es que fuese llevada allí al  mismo tiempo que los restos de Santo Toribio de Astorga, en el siglo VIII. Se sabe de este Santo, nacido en Betanzos de Galicia, que tras vender todas sus posesiones, fue palmero a Jerusalén, donde se ganó, por su religiosidad el aprecio patriarcal, siendo nombrado Sacristán Mayor de la Iglesia del Santo Sepulcro. Fue el propio Patriarca el que le confió el riquísimo tesoro de las cosas sagradas y las reliquias de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, de las cuales trajo después muchas a España. Volviendo de los Santos Lugares a su patria, curó milagrosamente a una hija del rey de los Suevos, y a otros muchos enfermos, y con las crecidas limosnas que le dieron, edificó un templo al Salvador, y puso en él las reliquias que había traído. Se opuso al priscilianismo y aquellos que sostenían, como verdad revelada, en un desprecio soberbio del mundo material,  reiteradas invitaciones al ayuno y la abstinencia más absoluta del matrimonio y de la generación. 
Monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Sus restos mortales fueron trasladados de Astorga, donde había dado el alma siendo su Obispo en el año 476, a Liébana junto al  Lignum Crucis, para ser protegidos del avance del infiel.
Santo Toribio, me da mí que sería un hombre sencillo, que habría soñado llevar la cruz a nuestra Patria para que guiase a la caballería cristiana contra la morisma que vendría después. Y al cabo, Mazarrasa ha cumplido con el sueño del Santo.
Por si alguien no lo sabe, mi amigo ejerce de Gran Chambelán de una selva misteriosa y profunda cercana a Villaverde de Pontones, donde vive, en la que es evidente que transitan trasgos y brujas. De ser autoridad en el gobierno de Cantabria, le nombraría Curador Mayor de estos bosques con derecho a un uniforme verde y tres plumas de garza en el sombrero. Como es un espíritu creativo, tiene una escuela de equitación y arenga solemnemente a sus caballos, ya sean alazanes o bayos, como si fueran guerreros de una batalla antigua y le entienden. Le basta con susurrar y el equino asiente. A las púberes amazonas que siguen sus clases ecuestres las reconviene cariñosamente y le adoran. Por si esto fuera poco, su tenacidad ha conseguido que los Hermanos Custodios vayan peregrinos desde el Monasterio de Santo Toribio a la Tumba de nuestro Señor Santiago, al menos una vez al año, a lomos de sus caballerías como prometiese ir don Bertrand du Guesclin. El señor Claquín de nuestro romance, que no cumplió su promesa y estará en el infierno, si Dios no le ha perdonado la falta.
A mí, en un verano encantado, me ha llevado en calesa tirada por dos tordos, por un bosque hechizado y prohibido y mis nietos han disfrutado de un umbroso paisaje de hermosos abedules, avellanos y laureles, la música de un oscuro río de agua fresca y una fina llovizna, puro orballo galaico, que repicaba al compás del trote de las caballerías. Recuerdo que había helechos, tojos y genistas. 
De seguro que nos vieron las hadas o las brujas que moran en la sombra y los duendes del árbol de la fantasía, pero no han dicho nada. Nos dejaron pasar sin manifestarse. Hice fotos, pero tampoco salen. A Chema le cuchichean cosas que no me quiere repetir y cuando eso acontece, las caballerías piafan y soliviantan, adivinando una presencia que no se ve. Está constatado que las hadas no desean importunar a quienes temen sus señales. Supongo que habrán tenido contención por los niños. Mil gracias en su nombre. Tiempo tendrán de ver el mundo tal como es y no tal como nos dicen que es.
D. José María de Mazarrasa.
Además del anuncio, me ha traído noticias varias de amigos comunes y el regalo de un retrato suyo, pintado por Fernando Alcázar, vestido con el uniforme de capitán de mar y guerra del Tercio Viejo de Barlovento que es una pura maravilla. La efigie tiene un gran parecido físico con él, pero si yo fuera un cursi, diría que el pintor ha sabido retratar la psicología del personaje. Solo le falta una columna para que otee el horizonte. Una imagen áulica de esa mágica corte donde Mazarrasa profesa de soberano. Es un tipo excepcional y cariñoso y merece la pena ir a la investidura sólo por estar con él. Pienso, además, que para mayo, cuando la Hermandad celebre su fiesta, en las brañas cercanas, cantará el cuco.