POR DÑA. MARIOLA DE LAS HERAS Y OJEDA. 
DAMA DEL LINAJE SANTISTEBAN. 

Ríos de tinta han corrido contando y fantaseando sobre el caso de la Gran Duquesa Anastasia Romanov, llegando incluso a realizarse numerosas películas. Sin embargo, y debido a esto, puede que la verdadera historia no quede muy clara en la mente de muchos de nosotros.
Carteles de distintas películas sobre la figura de Anastasia Romanov.
CONTEXTO HISTÓRICO.
Para situar un poco el contexto, Anastasia fue la cuarta hija del Zar Nicolás II de Rusia (18/05/1868 – 17/07/1918). Nicolás II fue el último Zar ruso (1894-1918) antes de la revolución bolchevique de 1917. Hijo mayor de Alejandro III, nació el 18 de mayo de 1868 en San Petersburgo. Accedió al trono en noviembre 1894, sucediendo a su padre, y contrajo matrimonio el mismo mes con la Zarina Alexandra (cuarta hija del gran duque Luis IV de Hesse-Darmstadt y la princesa Alicia de Sajonia-Coburgo-Gotha, del Reino Unido), quien tomó el nombre de Alejandra Fiódorovna Románova al convertirse a la religión de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Ambos tendrían cuatro hijas y, al final, el tan anhelado heredero, un hijo varón (Olga 1895–1918, Tatiana 1897–1918, María 1899–1918, Anastasia 1901–1918 y el zarévich Alexis 1904-1918).
Por incapacidad o debilidad, mal aconsejado o por malas decisiones propias, y las sucesivas derrotas frente a los ejércitos a los que se enfrentaba, todo ello acabó por propiciar y facilitar que los movimientos revolucionarios fuesen adquiriendo un notable poder y sus ideas comunistas calaran hondo en una población desmoralizada y con grandes problemas estructurales. Así, y sin entrar en detalles, la Revolución de febrero de 1917 y la Orden número 1 del Soviet de Petrogrado, publicada el 1 de marzo de 1917, que garantizaba la inmunidad de los soldados insurrectos, a la vez que éstos no debían reconocer más autoridad que la del Soviet, influyó decisivamente en el derrocamiento del  Zar e instauró en Rusia una república burguesa.
Nicolás II, comprendiendo la magnitud de los disturbios, se dejó detener y bajo la presión de la opinión pública, abdicó el 2 de marzo de 1917 en Pskov, quedando al frente de Rusia el gobierno provisional de Lvov y Kerenski. Toda la familia Romanov fue puesta bajo arresto domiciliario en el Palacio de Alejandro, en Tsárskoye Seló, a 25 km al sureste de San Petersburgo, para luego ser evacuados a la localidad de Tobolsk (Siberia), donde fueron recluidos en la Mansión del Gobernador en agosto de 1917. Se les permitió mantener algunos privilegios de orden doméstico. Desde allí fueron testigos del triunfo de los bolcheviques en la segunda Revolución rusa de 1917 (la Revolución de octubre), que llevó al poder a Lenin dando paso a una dictadura comunista. En Tobolsk permanecieron, con relativo lujo, hasta el 30 abril de 1918 cuando fueron trasladados a Ekaterimburgo (Ekaterinburg o Yekaterinburg). El 17 de julio de 1918 fueron ejecutados, por decisión del Sóviet – Orden del Presídium del Consejo de Diputados, Obreros, Campesinos y Guardias Rojos de los Urales, refrendada por el Comité Central Ejecutivo de los Consejos de Diputados de Obreros, Campesinos, Guardias Rojos y Cosacos, cuyo presidente era Yacov Mijailovich Sverdlov –  en la casa Ipátiev, situada en la actual Sverdlovsk, el Zar, la Zarina Alejandra, sus cuatro hijas (Olga, Tatiana, María, Anastasia), su hijo y heredero Alexei, tres de sus sirvientes y el médico de la familia, Eugenio Botkin. En total 11 personas.
La Familia Romanov al completo.
Entre 1918 y 1919, el investigador Nikolai Sokolov realizó una excelente indagación de lo acontecido esa noche, que recogió en un informe de 7 volúmenes y que ha servido de punto de referencia desde entonces. Fue sólo en abril de 1989, cuando los mayores diarios del mundo se hicieron eco de la entrevista que el director cinematográfico Geli Ryabov había otorgado al periódico Moscow News revelando que había localizado, junto al geólogo Alexander Avdonina, el lugar en Ekaterinburgo, a unos 10 kilómetros del sitio descrito por Sokolov, donde presuntamente podían reposar los restos de la familia de la dinastía Romanov. Dos años después, en julio de 1991, finalmente Boris Yeltsin (presidente federal y presidente del gobierno) autorizó la exhumación de los restos. Según los estudios forenses, la fosa contenía los restos de 5 hembras y 4 varones. Aparte de otras evidencias, el análisis del ADN extraído de los nueve esqueletos fue la prueba decisiva para establecer la identidad de esas personas concluyéndose que dos de las personas eran el Zar y su esposa además de 3 de sus hijas, mientras que los restantes no estaban emparentados biológicamente con ellos. Es decir, faltaban dos de los hijos. De esta forma se confirmaban los testimonios que afirmaron que la familia fue enterrada por separado pero también se seguía dejando la puerta abierta a la creencia de que Anastasia y su hermano Alejandro habían podido sobrevivir a tan terrible masacre. 
La casa Ipatiev, donde fue ejecutado el Zar Nicolás II y toda su familia.
Pero, ¿qué pasó entonces con los restos de los otros dos hijos? ¿Pudieron escapar o sobrevivir? Durante años este ha sido un gran misterio sin resolver que ha llenado páginas y páginas en blanco.
LA FALSA PRETENDIENTE AL TRONO DE RUSIA.
Al menos 10 mujeres han afirmado ser la Gran Duquesa Anastasia Nikoláyevna de Rusia.  La más famosa de todas fue Anna Anderson.
Anna Anderson fue rescatada cuando intentaba suicidarse lanzándose desde un puente a las gélidas aguas del berlinés «Landwehr Canal», un, como no, frío día de febrero de 1920. La chica, que se negaba en todo momento a revelar su identidad fue internada en el centro psiquiátrico de Dalldorf en el que permaneció 2 años, ganándose el apodo de Fräulein Unbekannt, o “señorita desconocida” en alemán.
La vida de Anna fue un ir y venir de un lado a otro (Alemania, Suiza, Estados Unidos), manejada y manipulada por un sin fin de personas que intentaban demostrar o desmentir la idea de que era o que no era la verdadera Anastasia de Rusia. La mayor parte de los miembros de la familia de Anastasia y los que la conocían, incluyendo al tutor de la corte Pierre Gilliard (académico suizo y tutor de francés de los cinco hijos del zar Nicolás II de Rusia desde 1905 hasta 1918), Olga Alexandrovna (hermana menor del Zar Nicolás II), entre otros muchos, dijeron que era una impostora. Pero muchos otros (Gleb and Tatiana Botkin, Mathilde Kschessinska, Lili Dehn, Zina Tolstoy) estaban convencidos que la auténtica Anastasia había conseguido escapar de su macabro destino.
A pesar de que en 1927, un tío de Anastasia y hermano de la Zarina Alexandra, Ernesto Luis de Hesse-Darmstadt, gran duque de Hesse, financió una investigación privada que esclareciese el caso y que al parecer identificó a Anna Anderson como Franziska Schanzkowska, una obrera polaca aquejada de una grave enfermedad mental, el asunto no quedó zanjado por completo y el apoyo a la causa por parte de ricos empresarios estadounidenses y de numerosos integrantes de la aristocracia del momento (Gran Duque Andrei Vladimirovich, Princesa Cecilia de Prusia, Princesa Xenia Georgievna Leeds, Príncipe Sigismund de Prusia), entre otros, mantuvo abierta la duda por muchos años más de que la Gran Duquesa de Rusia seguía viva y que ésta podía ser Anna Anderson.
Anastasia Nikoláyevna Romanov.
La supuesta Anastasia estuvo enfrentada, a partir de 1938, a un gran pleito en Alemania: sus abogados en Alemania impugnaron la distribución de las propiedades del Zar a sus familiares reconocidos y ellos a su vez impugnaron su identidad. El juicio prosiguió aunque de manera intermitente durante varias décadas, convirtiéndose en el proceso civil más largo en la historia de Alemania. En febrero de 1970 se dio por concluido el litigio sin que ninguno de los lados lograse establecer de manera irrefutable la verdadera identidad de Anderson. Según el fallo del Tribunal Supremo de la República Federal de Alemania, la Sra. Anderson no logró aportar suficientes pruebas en apoyo a su pretensión. La sentencia aclara que por lo tanto no resuelve si la demandante es o no descendiente de los últimos Soberanos de Rusia.
En 1968 Anna se trasladó nuevamente a los Estados Unidos invitada por uno de sus partidarios. Justo antes de que la visa de Anna venciese, se casó con John Eacott «Jack» Manahan, profesor de historia y genealogista. Vivieron juntos en Charlottesville Virginia hasta el 12 de febrero de 1984 fecha en la que Anna falleció de pulmonía. Fue incinerada el mismo día y sus cenizas posteriormente enterradas en el cementerio del castillo o abadía de Seeon (Alemania), el 18 de junio de 1984.
Anna Anderson.
Varios años después de su muerte, en la década de los 90, se realizaron pruebas de su ADN y se compararon con las de Karl Moucher, un sobrino nieto de Franziska Schanzkowska. La prueba de ADN concluyó que Anna Anderson era realmente Franziska Schanzkowska y no Anastasia. Franziska Schanzkowska nació en 1899 en Polonia. Schanzkowska había trabajado en una fábrica de municiones durante la Primera Guerra Mundial, poco después de la muerte de su prometido en el frente, una granada cayó de su mano y explotó. Ella se hirió en la cabeza y un capataz murió en su presencia. Fue ingresada en un hospital donde curaron sus heridas físicas, sin embargo el shock en el que Franziska había entrado perduraba. No obstante, los servicios médicos le dieron el alta declarando que si bien no estaba totalmente curada, ésta no era peligrosa. Su desequilibrio mental fue simplemente lo que pudo provocar que se intentase quitar la vida lanzándose desde un puente.
Pero, si bien esto puede que aclare la verdadera identidad de Anna Anderson seguimos sin saber si Anastasia pudo sobrevivir a la fatal noche del 17 de julio de 1918.
Otra duda que muchos de los lectores pueden tener en mente en este punto del relato es: ¿Cómo pasó Franziska Schanzkowska a ser Anna Anderson?
Son varios los momentos en los que los familiares de Franziska Schanzkowska han declarado que Franziska siempre fue una chica con mucha fantasía quien ocupaba sus ratos libres leyendo y soñando con dejar la pequeña y humilde casa donde había nacido para volar lejos de allí, convertirse en actriz, y realizar algo diferente.
No debemos además olvidar sus graves desequilibrios mentales. Suponemos que, cuando entra en contacto con el Barón Von Kleist, que fue la primera persona que la acogió en su casa después de los dos años que pasó interna en el hospital psiquiátrico, y apoyada fuertemente por éste, Anderson no dudó en representar el «papel de su vida», y adopta el nombre de Anna Anderson como nombre artístico.
Anna Anderson no tuvo nunca una identidad real hasta que en 1968,  como hemos dicho anteriormente, contrajo matrimonio con «Jack» Manahan.
SE RESUELVE EL MISTERIO.
En 2007 y a 70 metros de donde fueron hallados en 1991 los primeros restos de la familia Romanov, (los zares y tres de sus hijas) se encontraron los cadáveres de los otros dos hijos restantes, confirmados como los del zarévich Alexei y la hija que faltaba. Debido a la corta distancia de edad que separaba a las duquesas, las teorías sobre cuál de ellas ha sido la última en descubrirse son múltiples.
Los cuerpos del Zar Nicolás II, la Zarina Alexandra, y tres de sus hijas fueron enterrados en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo el 17 de julio de 1998, ochenta años después de su muerte. Posteriormente fueron enterrados los últimos descubrimientos.
El Zar de Rusia Nicolás II fue canonizado el día 14 de agosto del año 2000, estableciéndose su festividad el 17 de julio, por ser aquél en el que se produjo su fusilamiento en 1918. Junto a él fueron canonizados su esposa, la Zarina Alexandra, el Zarévich Alejandro, y sus hijas, Tatiana, Olga, María y Anastasia.
En octubre de 2008 el Tribunal Supremo ruso dictaminó que el último de la dinastía Romanov fue asesinado de forma ilegal por los revolucionarios bolcheviques. De esta forma se pretende hacer justicia histórica y condenar el magnicidio cometido por los bolcheviques.
Si bien este episodio de la historia queda zanjado y bien zanjado por los avances de la ciencia puestos al servicio de la historia, no todos se dan por satisfechos. Así, el  escritor y periodista Peter Kurth, que dedicó gran parte de su vida a escribir la biografía de Anna Anderson, se muestra bastante escéptico en cuanto a la veracidad de las pruebas de ADN, alegando en una extensa aclaración (octubre 1997) de su propio libro titulado “The Riddle of Anna Anderson” (La Incógnita de Anna Anderson) que los cadáveres pudieron haber sido manipulados por el gobierno ruso, lo mismo que la sangre del sobrino nieto de Franziska Schanzkowzka. Kurth no reconoce la validez de tales investigaciones. 
Portada del libro de Peter Kurth.
De manera muy sintética, Kurth afirma que:
– Anna Anderson medía 5 pies 2 pulgadas, igual que Anastasia. Franziska Schanzkowzka, de acuerdo con testimonios de sus familiares, era más alta.
– Franziska usaba un 39 de talla de zapatos, Anna los usaba del 36; Los dientes también eran diferentes entre las dos mujeres.
-Kurth mantiene que no se ha demostrado la autenticidad de los restos utilizados por los investigadores para los exámenes de ADN. Sin embargo se dice que Anna fue operada en 1979 en el Hospital Martha Jefferson, en Virginia, y que un fragmento de su intestino fue congelado y posteriormente analizado. 
-Anna tenía una malformación en los pies conocida como “hallux valgus”, idéntica a la de Anastasia. Franziska no la tenía.

Fragmento del libro de Peter Kurth.

-Anna y Anastasia tenían las mismas marcas producidas por las balas en Ekaterimburgo, la misma estatura, el mismo color de pelo, de ojos y una cicatriz en la frente exactamente igual.

-Las orejas, según se aprecia en el estudio comparativo de las fotografías de ambas, eran idénticas.
En conclusión, ¿es posible que la presión política o lo políticamente correcto haya podido cerrar un episodio de la historia que no estaba concluido? ¿Anna Anderson, era o no era Anastasia?