POR JOSÉ MARÍA DE MONTELLS.


Hace muy poco escribí en el blog Cruz de Sinople, que dirige admirablemente mi querido hermano lazarista Manuel Álvarez de Ron, sobre la naturaleza de mi dolencia y el respeto que siento hacia la visita de la Parca. Un cáncer no es cosa vana; en pleno tratamiento de radioterapia no las tengo todas conmigo, pese al buen diagnóstico con el que me animan los médicos. Pienso que estamos en manos de Dios y que Él dispone de nosotros, aunque jamás me hubiera pasado por la imaginación que la muerte se llevaría a mi gran y buen amigo Francisco Manuel de las Heras y Borrero, antes que a mí. Cuando recibí la noticia, apenas podía creérmela y se me llenaron los ojos de lágrimas. Francisco Manuel era un hombre lleno de vida y de proyectos, un caballero en toda la extensión de la palabra, un excelente escritor que, sin ser lazarista, había colaborado con Atavis et Armis desde los inicios de la revista de la Orden de San Lázaro con varios artículos de gran interés y profundidad que están en la memoria de todos. Doctor en Derecho, Vice Representante de la Unión Europea en Uganda, Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén y de la Soberana Orden de Malta, Caballero de la Orden Constantiniana de San Jorge, Infanzón de Illescas, Señor de Tejada, entre otras muchas dignidades y distinciones,de las Heras era un autor exigente, al que yo publiqué en 1994, su obra todavía vigente,Apuntes sobre instituciones nobiliarias en España, un tratado exhaustivo sobre las corporaciones caballerescas en nuestra Patria de gran calado académico. Mucho más tarde, en 2010, prologué un libro suyo sobre Carlos Hugo, publicado por el Colegio Heráldico de España y de las Indias. Su otra gran obra, Un pretendiente desconocido: Carlos de Habsburgo, el otro candidato de Francome ha parecido siempre una aportación de primera magnitud para el conocimiento cabal de nuestro tradicionalismo histórico. Ha sido un amigo leal, honesto y va a dejar un vacío enorme en todos aquellos que le quisimos y admiramos. Su gran creación personal ha sido la recuperación y refundación de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria (de la que en la actualidad era Presidente de su Diputación) una corporación caballeresca que en un muy poco tiempo ha conseguido el reconocimiento del mundo nobiliario. Ha fallecido un 30 de Agosto en Sevilla, recién llegado de Kampala, donde residía por razones profesionales. La muerte, esa gran engañadora, ha jugado al despiste, disfrazando los síntomas de la malaria que no han sido evidentes hasta que ya era tarde. He rogado al Señor que acoja en su seno toda su bonhomía. Y he enviado a sus hijas y a su viuda Mary Loly, un beso emocionado. 
Dios le tenga en su gloria.