POR EL DR. DE MONTELLS.
Publicado con anterioridad en el blog Cruz de Sínople.
 
Escribí a vuela pluma, nada más saber la inesperada noticia de su fallecimiento (en el blog de los Doce Linajes de Soria y en Heraldistas), una glosa apresurada de mi querido Francisco Manuel de las Heras y Borrero. Me doy cuenta ahora que daté el óbito un 30 de Agosto, cuando la muerte se produjo el 30 de Julio pasado. Un lapsus curioso, quizá porque uno se rebela contra hechos tan difíciles de asumir como el que nos ocupa. De las Heras había sido amigo desde la noche de los tiempos. Estuvimos mucho tiempo sin vernos y le recobré en la Republica Dominicana, donde ejercía su oficio de diplomático de la Unión Europea con acierto y dedicación. En él, la diplomacia no era una profesión, sino una actitud ante la vida. Tolerante y bondadoso, defendía enérgicamente sus posiciones, sin acritud alguna, escuchando siempre al oponente con hidalga consideración. Esa educada contención era una notable característica de su carácter que yo le he envidiado mucho. Uno se exalta con cierta facilidad lo que me hace odioso a ojos del que me conoce poco.
Francisco M. de las Heras en unión de su esposa, Mary Loly Ojeda, y de José María de Montells.
En Santo Domingo, Francisco Manuel se había convertido en un animador infatigable de cuantas iniciativas culturales y de divulgación histórica tenían lugar en aquellos pagos. Fundador de la Academia Dominicana de Genealogía, colaborador habitual de Listín Diario, participante en los principales foros universitarios, conferenciante, su impronta sabia y docente se extendió por todo el país. Allí acudí yo, con otros amigos, para presentar en la Escuela Diplomática de aquella República, su libro Diplomacia Y Mundo Internacional En La Ciudad Primada De América que reunía sus artículos sobre realeza, nobiliaria, heráldica y genealogía publicados en el mencionado Listín Diario y que quizá sea el libro más desconocido en España de su producción. Un libro que tuvo un gran éxito, y que conservo dedicado en un lugar de honor en mi biblioteca.
Su hiperactividad en nuestras ciencias, no solo le llevó a recuperar la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, también consiguió dar a conocer en España, dinastías lejanas y exóticas. Su actual destino en Uganda, presagiaba nuevos trabajos sobre monarcas africanos y reinos de leyenda. No tenía nada de eurocentrista, es decir no creía que Europa fuese el centro del mundo. Su defensa jurídica e histórica del derecho que asiste a las antiguas monarquías, le hizo merecer numerosas distinciones y títulos nobiliarios. Fue, en suma, todo un personaje, un hombre cabal, un padre y un marido ejemplar. La noticia de su muerte me ha llegado muy hondo. No sólo le admiraba, también le quería. Cuando pasan cosas como ésta, uno se pregunta por qué Dios se lo ha llevado tan pronto y no tenemos respuesta. Es el silencio de Dios. El misterio terrible de la muerte. A la luz de la fe, me malicio que Dios le ha librado del dolor y el sufrimiento. Amén.