Por el Dr. D.José María de Montells y Galán. Heraldo Mayor de esta Casa Troncal.
Vaya por delante que tengo por el profesor Daniel García Riol (el responsable del blog Salón del Trono), sincera admiración y gran afecto, lo que no empaña para nada mi juicio sobre una obra suya, que acaba de publicarse, de enorme interés para España, ya que rescata del olvido la historia del sultanato de Sulu, Joló más propiamente, tan vinculada a nuestra presencia en las Islas Filipinas, la exótica perla asiática de la Corona.
Decir Sulú o más castizamente Joló, es evocar la aventura y la gesta de los españoles en Asia. En aquellos mares, nuestros compatriotas del siglo XVI escribieron un romance de antaño, henchido de heroicidad y coraje. No lejos de esas gloriosas páginas, los moros filipinos nos hicieron frente con la misma valentía y ejemplaridad.
Los dos pueblos se combatieron ferozmente y se admiraron mutuamente, tanto es así que España reconoció la soberanía de los sultanes en la temprana fecha de 1645, estableciéndose formalmente el protectorado en 1851. España, por medio del Gobernador Urbiztondo, les concedió amplios derechos, entre otros la libertad de seguir profesando la religión islámica y el respeto a las tradiciones y costumbres de estos pueblos. Para los españoles de hoy, tan olvidadizos de su historia, decir Sulú, debiera significar la vuelta a un territorio familiar, hostil en ocasiones y en ocasiones, sumamente amistoso.
En su jurisdicción, nació el chabacano, el idioma criollo del castellano, fruto del mestizaje, con diverso vocabulario español y sintaxis de las lenguas locales, propio de Zamboanga, ciudad fronteriza, fundada por los españoles en 1635.
Vaya por delante que tengo por el profesor Daniel García Riol (el responsable del blog Salón del Trono), sincera admiración y gran afecto, lo que no empaña para nada mi juicio sobre una obra suya, que acaba de publicarse, de enorme interés para España, ya que rescata del olvido la historia del sultanato de Sulu, Joló más propiamente, tan vinculada a nuestra presencia en las Islas Filipinas, la exótica perla asiática de la Corona.
Decir Sulú o más castizamente Joló, es evocar la aventura y la gesta de los españoles en Asia. En aquellos mares, nuestros compatriotas del siglo XVI escribieron un romance de antaño, henchido de heroicidad y coraje. No lejos de esas gloriosas páginas, los moros filipinos nos hicieron frente con la misma valentía y ejemplaridad.
Los dos pueblos se combatieron ferozmente y se admiraron mutuamente, tanto es así que España reconoció la soberanía de los sultanes en la temprana fecha de 1645, estableciéndose formalmente el protectorado en 1851. España, por medio del Gobernador Urbiztondo, les concedió amplios derechos, entre otros la libertad de seguir profesando la religión islámica y el respeto a las tradiciones y costumbres de estos pueblos. Para los españoles de hoy, tan olvidadizos de su historia, decir Sulú, debiera significar la vuelta a un territorio familiar, hostil en ocasiones y en ocasiones, sumamente amistoso.
En su jurisdicción, nació el chabacano, el idioma criollo del castellano, fruto del mestizaje, con diverso vocabulario español y sintaxis de las lenguas locales, propio de Zamboanga, ciudad fronteriza, fundada por los españoles en 1635.
Portada del libro. |
Uno se figura a sí mismo en aquellos mares tan anchos y azules, bajo la lluvia del trópico, en un junco de tres palos, enarbolando la bandera negra de las tibias y la calavera, haciendo el corso al inglés que desde el expolio de Gibraltar le tengo mucha manía. Una brisa caliente y salobre haría ondear la enseña pirata. Nada me haría más feliz que servir los designios del legítimo Sultán de Joló, Su Alteza Real el Rajá Muda Muedzul Lail Tan Kiram.
Recobrar aquella memoria, es la tarea que se ha impuesto mi caballeroso amigo Daniel García Riol con este libro tan poco habitual como interesante, porque si bien escribir sobre la Casa Real de Sulú es dar a conocer una tradición exótica y lejana, también es escribir sobre una monarquía que ha mantenido relaciones con nuestra patria desde los tiempos de las grandes exploraciones marítimas y la conquista de Filipinas.
Así de la mano del autor, el lector irá descubriendo, como he ido descubriendo yo, la historia de la nación mora, sus circunstancias y vicisitudes y las de sus soberanos, la legitimidad del actual jefe de la Casa, su lucha por recuperar el trono de sus mayores y la dignidad de su dinastía. Hay además un especial énfasis en su admirable heráldica y en su sistema premial, en la Orden de la Perla, de la que me honro en pertenecer, porque Daniel García Riol, no solo es un magnífico escritor, sino también es un verdadero experto en Ordenes de Caballería y en Falerística y une a todo eso, su condición de representante del sultanato en el reino de España.
Recobrar aquella memoria, es la tarea que se ha impuesto mi caballeroso amigo Daniel García Riol con este libro tan poco habitual como interesante, porque si bien escribir sobre la Casa Real de Sulú es dar a conocer una tradición exótica y lejana, también es escribir sobre una monarquía que ha mantenido relaciones con nuestra patria desde los tiempos de las grandes exploraciones marítimas y la conquista de Filipinas.
Así de la mano del autor, el lector irá descubriendo, como he ido descubriendo yo, la historia de la nación mora, sus circunstancias y vicisitudes y las de sus soberanos, la legitimidad del actual jefe de la Casa, su lucha por recuperar el trono de sus mayores y la dignidad de su dinastía. Hay además un especial énfasis en su admirable heráldica y en su sistema premial, en la Orden de la Perla, de la que me honro en pertenecer, porque Daniel García Riol, no solo es un magnífico escritor, sino también es un verdadero experto en Ordenes de Caballería y en Falerística y une a todo eso, su condición de representante del sultanato en el reino de España.
D. Daniel García Riol, autor de la obra. |
Yo le leo casi diariamente en su blog Salón del Trono, referente obligado para los que nos interesamos por estas cosas y aprendo cada vez que me asomo a esa impagable web. Le vengo observando desde hace tiempo y creo que García Riol es leal a un puñado de convicciones muy acendradas en su fuero interno, un adalid de la legitimidad, lo que se dice un hombre cabal, un hombre de honor y al mismo tiempo, un tratadista riguroso y un autor exigente, como prueba con creces esta obra única.
El Sultanato de Sulú y la Real y Hachemita Orden de la Perla, es un libro oportuno y necesario, para todos aquellos que creemos en la tradición y en la monarquía, en los creemos en los valores morales contenidos en los códigos caballerescos, en los que pensamos que un regreso a las raíces es una seña de verdadera modernidad en este mundo terriblemente confuso y desgraciadamente confundido.
El Sultanato de Sulú y la Real y Hachemita Orden de la Perla, es un libro oportuno y necesario, para todos aquellos que creemos en la tradición y en la monarquía, en los creemos en los valores morales contenidos en los códigos caballerescos, en los que pensamos que un regreso a las raíces es una seña de verdadera modernidad en este mundo terriblemente confuso y desgraciadamente confundido.