La entrada de hoy queremos dedicarla a transcribir integramente la nota que el Cronista de «La Orden Caballeros y Damas del Santo Sepulcro y Basílica de San Juan de Dios», D.Pedro José Maldonado Ortega, publica en la web que esta Asociación de Caballeros mantiene en internet (http://caballerossanjuandedios.org/) ,sobre la última ceremonia de recibimiento de nuevos miembros en esta Asociación Caballeresca.

En la tarde del sábado 27 de Octubre, a las 20:30 horas, en la Basílica de San Juan de Dios de Granada, en el Séptimo Aniversario de la Fundación de la Asociación, tuvo lugar la XVII Investidura de Caballeros y Damas de la Orden del Santo Sepulcro y Basílica de San Juan de Dios, y la Investidura de Escuderos y Decuriones. Un feliz aniversario en el que todos nos congratulamos por el incremento incesante de Miembros de la Asociación, habiendo alcanzado ya los doscientos catorce integrantes, distribuidos en 110 Caballeros y Damas, 56 Decuriones y 48 Escuderos.
Los Caballeros, Damas, Decuriones y Escuderos ya investidos, reunidos en la Sacristía de la Basílica, se dividieron en dos grupos, uno formado por los titulares de carné con número impar, que se organizó en el lado del Arcángel, y otro por los titulares con números pares, que se situó en el lado de San Juan de Dios, preparados para iniciar el desfile.
Cada grupo se organizó en fila por orden de antigüedad en la Institución, comenzando ésta por el más reciente en ingresar y acabando por los integrantes más veteranos. A continuación se agregaron a cada fila los Caballeros, Decuriones y Escuderos Postulantes, y las filas así conformadas se situaron respectivamente en cada una de las dos puertas de salida de la Sacristía a la Basílica.
Se inició la procesión de entrada, precedida por la Cruz, los Ciriales, la Espada del Gran Maestre -que se utiliza en el Acto de Investidura- y la Bandera de la Orden. Todos los Caballeros, Escuderos y Decuriones iban con la cabeza cubierta con capucha. Cada grupo avanzó por el borde exterior de la nave central hasta las pilas de agua bendita, rodeó el último banco y a continuación prosiguió el desfile solemnemente por la mencionada nave hasta llegar al final y tomar asiento. Durante la solemne procesión, se escuchó el himno de la Orden, “Deus Charitas Est”, como en otras ocasiones precedentes, en la versión ofrecida por el Coro de Cantores de la Basílica de San Juan de Dios. Los miembros de la Orden ya investidos se situaron en los primeros bancos de la iglesia, y en el Crucero de la Basílica, al pie de las gradas del Presbiterio, se sentaron los Postulantes: Caballeros, Escuderos y Decuriones.
El Ilmo. Sr. Don Juan Luis Aguilera Castilla, Prefecto de los grados menores de la Orden y Magister Ceremoniarum, comenzó el acto con la presentación del Gran Maestre, el Excmo. Sr. Fray Juan José Hernández Torres. La presentación de los Postulantes fue realizada por el Canciller de la Asociación, el Ilmo. Sr. Don Andrés Tortosa Muñoz.

El Gran Maestre comenzó recordando que la Basílica de San Juan de Dios es el punto de referencia de la Orden Hospitalaria, donde todos los hijos de San Juan de Dios, desde los cinco continentes, tienen puestos sus ojos. Eso se debe a que la Basílica es la Casa Madre, y en ella está el Sepulcro del Fundador de la Orden.
Así, el principal compromiso de los miembros de la Asociación es velar por el Santo Sepulcro de San Juan de Dios. En él, dijo, existe un indicativo de Caridad. Por ello, el principal cometido de la Asociación es mantener materialmente la Basílica, sobre todo en estos tiempos difíciles que estamos atravesando, por la grave crisis económica que padecemos. Así, los recursos materiales de que dispone la Orden Hospitalaria se destinarán a los necesitados. Y, por tanto, colaborar con la Asociación de Caballeros y Damas supone directamente ayudar a la conservación de un Templo Cristiano, pero -asimismo- de manera indirecta, es ayudar a la Orden Hospitalaria a practicar las obras de caridad al impedir que parte de sus recursos materiales se desvíen del fin principal en los tiempos actuales, que son los pobres, enfermos y familias necesitadas. En palabras del Gran Maestre: “Al mantener un valor estético, mantenemos un valor ético”.
A continuación, el Padre Juan José nos animó a divulgar nuestra Asociación, subrayando que nuestro éxito radica en aumentar nuestras filas con nuevos asociados que colaboren con nosotros en alcanzar nuestros fines.
En este punto, nuestro Gran Maestre quiso enfatizar un rasgo característico de nuestra Asociación: detrás de ella hay una Orden religiosa, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, lo cual condiciona el hacer de aquélla, porque constituye una Institución Civil creada para alcanzar unos fines religiosos. Por esta razón podemos considerarla una Institución Católica. Aquí recordó uno de los temas fundamentales de la Vela celebrada el día anterior: la invitación del Pontífice Benedicto XVI a dar testimonio apasionado de nuestro cristianismo y a mantenernos en este espíritu.
Asimismo, el Padre Juan José también nos llamó a todos a la Esperanza. ¿Por qué hay que tener -hoy- Esperanza? Pues porque ha empezado ya una nueva era: el Milenio del Espíritu. Y el Santo Padre ha proclamado éste como el Año de la Fe, con referencia una vez más a la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Porta Fidei”. Y esto quiere decir que -por fin- toca a su fin la era del absurdo. La época sin valores en que hemos estado y todavía -aunque sea en parte- seguimos sumidos.
Y para terminar su breve alocución, remató diciendo que la defensa de los valores es lo que nos convierte en Caballeros. Al hacerlo, nadamos contracorriente como educadores de la cultura. Y así nos animó a ser contraculturales: a permanecer en nuestros respectivos ambientes firmes en el compromiso con los valores, en un mundo sin valores.
Después de la exposición del Gran Maestre se presentaron a los principales miembros de la Junta Directiva de la Asociación que estaban allí presentes. La Excma. Sra. Senescal Doña Carmen Maroto Vela. Como Vicesenescal, el Ilmo. Sr. D. Valentín Pedrosa Rivas; como Arcarius el Ilmo. Sr. Don José Blas Serrano García; como Canciller, el Ilmo. Sr. D. Andrés Tortosa Muñoz, y como Vicecanciller el Ilmo. Sr. D. José Maldonado Martínez.
Primero comenzó el acto de investidura de los Escuderos, de acuerdo con el protocolo establecido; fueron investidos:
Dom. Carlos de las Heras Sánchez Tembleque, Arquitecto Técnico, recibió el pescozón acompañado de su padrino, el Ilmo. Sr. Don Pedro José Maldonado Ortega.
Dom Manuel Ramírez Gómez de Aranda, Licenciado en Gestión y Administración de Empresas, se presentó ante el Gran Maestre junto a su padrino el Ilmo. Sr. D. José Antonio Luque Frías.

Posteriormente fueron investidos los Decuriones. El Prefecto interpeló a los postulantes si estaban dispuestos a ser Decuriones, profesar obediencia y aceptar el modo de vida de la Orden. Uno de los Decuriones postulantes – el Sr. Francisco de Borja Torres Béjar- leyó la Profesión de Fe en nombre de todos con la mano puesta sobre el Evangelio. Después de una pequeña oración, comenzó la investidura de los Decuriones mediante el rito del espaldarazo, donde se utilizó la Espada del Gran Maestre tocando primero en el hombro derecho del Decurión arrodillado, luego en el hombro izquierdo y finalmente en la cabeza. Los Decuriones investidos -todos de ascenso- fueron acompañados de sus respectivos Padrinos:
Don Pablo Gálvez Hernández, Farmacéutico, fue acompañado del Ilmo. Sr. Don Enrique Callejón Arriola.
Don Francisco de Borja Torres Béjar, Técnico en Comercio Exterior compareció ante el Gran Maestro con el Ilmo. Sr. Don José Blas Serrano García.
Don José María Lozano Flores, Economista, acudió junto al Ilmo. Sr. Don Felipe Pascual Torres.
Don Enrique Sánchez Tembleque Letamendía, Arquitecto Superior, recibió el espaldarazo al lado el Ilmo Sr. Don Santiago Oliveras Contreras.
Finalizada la investidura de los grados menores de la orden, comenzó la investidura de los Caballeros. El Gran Maestre realizó una interpelación general a los asistentes a poner alguna objeción a los aspirantes o guardar en adelante silencio. Ya que ninguno de los presentes opuso objeción alguna, se presentó a cada uno de los Caballeros leyendo sus respectivos currículos abreviados. Después de la Profesión de Fe, llegó el ritual de Investidura y Espaldarazo, donde cada Caballero se postró de rodillas en un reclinatorio frente al Sagrario y manifestó su voluntad de ser nombrado Caballero del Santo Sepulcro y Basílica de San Juan de Dios. Aún de rodillas, se les impuso la Capa, la Muceta y la Venera de la Orden bendecida e, inmediatamente después, recibieron el espaldarazo con el bastón de San Juan de Dios, recibiendo un leve golpe en el hombro derecho y otro en el izquierdo. Antes de levantarse cada Caballero besó la reliquia del Santo que está en el báculo, recibió el Título que lo acredita como miembro de la Orden y volvió a su sitio.
En el momento de la Investidura cada Caballero o Dama está acompañado por dos Padrinos.
La Señora Doña María Luisa Treviño de las Cuevas, Licenciada en Derecho y Máster en RRLL, compareció ataviada con la mantilla española ante el Gran Maestre y fue investida con la Banda de Dama, acompañada de los Ilustrísimos Sres. D. Luis Dávila-Ponce de León Moreno y D. Pedro José Maldonado Ortega.
El Sr. Don Juan García-Valdecasas Bernal, Doctor en Medicina y Profesor de Otorrinolaringología en la Universidad de Granada, recibió el espaldarazo acompañado de sus padrinos, los Ilustrísimos Sres. D. Juan Luis Aguilera Castilla y Doña María José Manrubia Abellán.
El Sr. Don Francisco Javier López y García de la Serrana, Abogado y Doctor en Derecho, Cruz distinguida de la Orden de San Raimundo de Peñafort, acudió junto a sus dos padrinos los Ilustrísimos señores D. Santiago Oliveras Contreras y D. Federico Moldenhauer Gómez.
El Sr. Don Fernando López Justicia, Marqués de Casa Pardiñas, Farmacéutico y Empresario, se presentó ante el Gran Maestre al lado de sus padrinos, los Ilustrísimos Señores D. Salvador Díaz Jiménez y Doña Emilia Andeyro Quesada.
Finalizado el Acto de Investidura se inició la procesión al Camarín donde se custodian los restos de San Juan de Dios.
Llegados al Camarín y con las puertas del mismo abiertas de par en par, todos los Caballeros y Damas, situados alrededor de la Urna con los restos del Santo, hicieron juramento ante las reliquias de San Juan de Dios. Iniciaron la procesión de vuelta mientras se escuchaba el Te Deum y todos los recién investidos volvieron a la Basílica, recibiendo, al pie de las gradas del presbiterio, el saludo litúrgico de los Caballeros que los habían apadrinado.
El Gran Maestre, con una bendición, concluyó la ceremonia.
Posteriormente, se tomaron la ya tradicional fotografía de recuerdo de los Caballeros investidos y una gran fotografía de familia con todos los Miembros de la Asociación que asistieron a la Investidura. Seguidamente tuvo lugar una animada copa de vino español a la que asistieron las personas recién investidas y sus familiares e invitados, así como los demás miembros de la Asociación.