Por la importancia y trascendencia que el discurso de bienvenida pronunciado, al inicio de los actos patrocinados por esta Casa Troncal, por el Excmo. Sr D. Carlos Martínez Minguez, Alcalde de la ciudad de Soria, tiene para los miembros de nuestra Casa Troncal, queremos dedicar la entrada de hoy a compartir con todos nuestros lectores y amigos el contenido del mismo.
DISCURSO DE BIENVENIDA PRONUNCIADO POR EL EXCMO. ALCALDE DE SORIA, CON MOTIVO DE LOS ACTOS PATROCINADOS POR LA CASA TRONCAL DE LOS DOCE LINAJES.
Damas y Caballeros de esta renovada Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, bienvenidos a vuestra casa. Volvéis a lo que hoy es la sede del Ayuntamiento de la Ciudad y que antaño, durante cientos de años, fue casa y lugar de reunión de una de las instituciones nobiliarias españolas más antiguas y que de forma continuada mantuvo su actividad hasta casi los albores del siglo XX.
Casi hasta aquel momento en el que Antonio Machado, el poeta universal, describía nuestra Soria fría, nuestra Soria pura, como ciudad de señores, soldados o cazadores; de portales con escudos de cien linajes hidalgos. Son los escudos de la rueda troncal, de las gentes y familias que marcaron el rumbo de nuestra historia.
Son los escudos de los que hicieron de Soria la Muy Noble y Muy Leal, con la sangre derramada en cuantas ocasiones les fue requerida. De ello es testigo el Regimiento más antiguo de cuantos existen en los ejércitos de todo el mundo, poseedor de la Medalla de Oro de la Ciudad, el Soria número 9, que aseguran aparece reflejado en el cuadro de Las Lanzas o la Rendición de Breda, de Velásquez, y actualmente se encuentra destinado en Canarias.
Los sorianos y sorianas atesoramos con gran orgullo nuestra historia. Historia que se remonta en la noche de los tiempos a los pobladores de Valonsadero, en la mítica Numancia, en un esplendor ligado a la Mesta, en la tierra de frontera hostigada con dureza que fue durante años, reconocida por el rey Alfonso VIII, en torno a cuya figura se sitúan los doce escudos de una institución que marcó el rumbo de esta ciudad castellana, la Casa Troncal de los Doce Linajes.
La gran mayoría de los sorianos y sorianas de hoy en día cuenta entre sus antepasados con alguno de los que en su día formaron parte de las familias integrantes de la Casa. Chancilleres, Santa Cruz, Salvadores, Barnuevo, Don Vela, Morales, Calatañazor, Santisteban, o San Llorente, con sus respectivos tercios y divisiones, todos con igual preeminencia, resuenan en nuestra historia con mérito propio.
Por ello los Linajes continúan siendo algo muy nuestro, formando parte del día a día de nuestra Ciudad, hasta haberse convertido en un símbolo propio tan identificable como el propio Escudo de la Ciudad de Soria, o como el mismo Duero. Así habéis podido comprobar como la rueda de escudos se repite una y otra vez en nuestras calles y plazas, arraigada en el imaginario colectivo de ésta.
Después de mucho tiempo, la ciudad vuelve a acoger una Asamblea de la Casa Troncal, la Asamblea de una Institución renovada con nuevas metas e intereses, con gente nueva abierta al mundo y sobre todo a América, aquél lugar al que muchos sorianos y sorianas de la diáspora tuvieron de emigrar en busca de una vida mejor, y desde el que hoy sus descendientes volvéis a la tierra y a la Institución de vuestros ancestros. Gracias por tener siempre presentes vuestras raíces.
Caballeros y Damas de los Linajes, Caballeros y Damas honorarios y honoríficos, amigos y amigas. En unos minutos, en esta Soria fría, la campana de la Audiencia dará la una. Que el tañer de este testigo sonoro de nuestra historia marque el orgulloso renacer de vuestra, nuestra Institución de la Casa Troncal de los Doce Linajes, y que quienes nos precedieron puedan sentirse orgullosos de las empresas que afrontéis.
Muchas gracias, y de nuevo bienvenidos a vuestra casa.
Casi hasta aquel momento en el que Antonio Machado, el poeta universal, describía nuestra Soria fría, nuestra Soria pura, como ciudad de señores, soldados o cazadores; de portales con escudos de cien linajes hidalgos. Son los escudos de la rueda troncal, de las gentes y familias que marcaron el rumbo de nuestra historia.
Son los escudos de los que hicieron de Soria la Muy Noble y Muy Leal, con la sangre derramada en cuantas ocasiones les fue requerida. De ello es testigo el Regimiento más antiguo de cuantos existen en los ejércitos de todo el mundo, poseedor de la Medalla de Oro de la Ciudad, el Soria número 9, que aseguran aparece reflejado en el cuadro de Las Lanzas o la Rendición de Breda, de Velásquez, y actualmente se encuentra destinado en Canarias.
Los sorianos y sorianas atesoramos con gran orgullo nuestra historia. Historia que se remonta en la noche de los tiempos a los pobladores de Valonsadero, en la mítica Numancia, en un esplendor ligado a la Mesta, en la tierra de frontera hostigada con dureza que fue durante años, reconocida por el rey Alfonso VIII, en torno a cuya figura se sitúan los doce escudos de una institución que marcó el rumbo de esta ciudad castellana, la Casa Troncal de los Doce Linajes.
La gran mayoría de los sorianos y sorianas de hoy en día cuenta entre sus antepasados con alguno de los que en su día formaron parte de las familias integrantes de la Casa. Chancilleres, Santa Cruz, Salvadores, Barnuevo, Don Vela, Morales, Calatañazor, Santisteban, o San Llorente, con sus respectivos tercios y divisiones, todos con igual preeminencia, resuenan en nuestra historia con mérito propio.
Por ello los Linajes continúan siendo algo muy nuestro, formando parte del día a día de nuestra Ciudad, hasta haberse convertido en un símbolo propio tan identificable como el propio Escudo de la Ciudad de Soria, o como el mismo Duero. Así habéis podido comprobar como la rueda de escudos se repite una y otra vez en nuestras calles y plazas, arraigada en el imaginario colectivo de ésta.
Después de mucho tiempo, la ciudad vuelve a acoger una Asamblea de la Casa Troncal, la Asamblea de una Institución renovada con nuevas metas e intereses, con gente nueva abierta al mundo y sobre todo a América, aquél lugar al que muchos sorianos y sorianas de la diáspora tuvieron de emigrar en busca de una vida mejor, y desde el que hoy sus descendientes volvéis a la tierra y a la Institución de vuestros ancestros. Gracias por tener siempre presentes vuestras raíces.
Caballeros y Damas de los Linajes, Caballeros y Damas honorarios y honoríficos, amigos y amigas. En unos minutos, en esta Soria fría, la campana de la Audiencia dará la una. Que el tañer de este testigo sonoro de nuestra historia marque el orgulloso renacer de vuestra, nuestra Institución de la Casa Troncal de los Doce Linajes, y que quienes nos precedieron puedan sentirse orgullosos de las empresas que afrontéis.
Muchas gracias, y de nuevo bienvenidos a vuestra casa.