Queremos dedicar la entrada de hoy a publicar un interesante artículo de D. Fernando de Herrera y Hume, miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España y Divisero del Solar de Tejada.  Licenciado en Derecho, Letrado  del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla, y Magister en Derecho Nobiliario y Premial, Heráldica y Genealogía.
Este artículo ha sido publicado con anterioridad en el núm. 529 de la Revista Hidalgos, órgano de comunicación de la Real Asociación de Hidalgos de España.

EL COMIENZO: UN CAMBIO RADICAL CON LO CONOCIDO HASTA ENTONCES.
Durante el siglo XVI España vive la transición a la Edad Moderna. Terminada la Reconquista, las cuatro Órdenes Militares tienen ya un sentido más de prestigio social y económico que bélico y religioso, habiendo sido incorporado su Patronato a la Corona por los Reyes Católicos. El mapa y concepto de la Hispania Visigótica está reconstruido y completo, aún cuando hay todavía problemas con los moriscos o las incursiones africanas a las costas. Se produce una inactividad de las viejas clases guerreras, en las que ya ha tenido lugar un asentamiento general y más aún con un ejército que tiende a profesionalizarse.
En este contexto tiene lugar el levantamiento de los moriscos del Reino de Granada (1568-1570). La situación de inseguridad motivó la reunión de las Cortes de Castilla en Córdoba en 1569. Motivado por este hecho, Felipe II dicta una Real Cédula de 6 de Septiembre de 1572 que fue enviada a 88 concejos, de los cuales respondieron 79, en la que señalaba que: “agora, parte con la paz y ocio de tantos años que ha causado en el todo de las armas descuido, parte por ocupaciones e impedimento, mucha parte de la dicha nobleza y caballeros están desarmados y sin caballos y con muy poco uso y ejercicio de las armas y ejercicios militares”. Por ello se consideraba como remedio más conveniente que  “en las ciudades, villas y lugares de estos Reinos, los caballeros y hombres principales y de calidad fundasen e instituyesen entre si algunas Cofradías, Compañías u Orden, debajo de la advocación de algún Santo, con tales Ordenanzas, condiciones y capítulos para que ellos, entre otras cosas, se ordenasen fiestas en algunos días señalados de Justas, Torneos y Juegos de Cañas y otros ejercicios militares… de forma que todos se ejercitasen, pusiesen y estuviesen armados, encabalgados y prevenidos”. El 12 de Agosto de 1614, Felipe IV dicta otra Real Cédula con la que trataba de fomentar los ejercicios de caballería.
Uno de los Salones.
Este fomento de las hermandades nobiliarias da un sentido nuevo a las antiguas cofradías medievales, impulsando el adiestramiento en el ejercicio de las armas y en las artes ecuestres propios de la nobleza y determinando con precisión sus pruebas nobiliarias y de limpieza de sangre a las que se referían la Pragmática de Córdoba de 1492 y la de Alcalá de 1522, que completaría la de Felipe IV de 1623.
Estas corporaciones caballerescas locales tenían en común que solían adoptar la forma de hermandades o cofradías siendo principal el componente religioso, de tal modo que el manejo de las armas quedaba en la mayoría de los casos relegado a un segundo plano. A medida que fue transcurriendo el tiempo, el ejercicio de la caballería fue decayendo en esas hermandades caballerescas que se van convirtiéndose paulatinamente en meras hermandades religiosas cuyos fines principales serán el de celebrar funciones religiosas y realizar obras de caridad.
Así en el tercer cuarto del siglo XVII decae en toda España, y en Sevilla misma, la afición y práctica de los ejercicios militares. Fruto de esta situación nace la idea de un grupo de caballeros pertenecientes a renombradas familias de la nobleza sevillana de agruparse en una institución nueva, que supuso un cambio radical con lo que ya se conocía, cuyo principal objeto será el adiestramiento en el manejo de las armas y el caballo y cuya innovación se plasmará en su denominación, desconocida hasta entonces: nace así en el año de 1670 en la ciudad de Sevilla la Maestranza de Caballos o de Caballería.
En Sevilla, como en tantas ciudades, villas y lugares de la Monarquía Hispánica, existió una hermandad o cofradía caballeresca bajo la advocación del Santo Rey Hermenegildo, que se decía que databa del tiempo de la conquista de la ciudad por San Fernando. Los primeros caballeros fundadores de la Maestranza desecharon la idea de poner el nuevo cuerpo bajo la advocación del Rey Mártir, ya que la cofradía de San Hermenegildo es uno de tantos ejemplos de cofradía caballeresca que fue perdiendo su función militar para quedarse convertida en una mera hermandad religiosa que en 1670 seguía existiendo bajo ese nombre.
Despacho del Tte. Hermano Mayor.
Para no confundir a la incipiente Maestranza con la antigua cofradía de San Hermenegildo, se decide poner el nuevo cuerpo bajo la protección de la Virgen del Rosario. Esta advocación es significativa de la finalidad de potenciación de los ejercicios militares que tenía la Maestranza desde sus comienzos, ya que su advocación se haya ligada a una de las mayores batallas navales que viera la Historia donde la Liga Cristiana formada por las tropas y barcos de Su Católica Majestad Don Felipe II, Rey de España, de las Repúblicas de Venecia y Génova, del Ducado de Saboya, de la Orden de Malta y del propio Papa San Pío V vencieron en desigual batalla a la flota del Turco, compuesta por más de 330 barcos de todo tipo, en la bahía de Lepanto. El Papa encomendó a toda la cristiandad el ayuno y el rezo del Santo Rosario para ganar la batalla. Después de la misma instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias, después conocida como la fiesta del Rosario.
Es importante subrayar la devoción que existía del rezo del Santo Rosario entre las familias nobles de toda España y de Sevilla en particular, donde se enorgullecían sus miembros de descender de ilustres sevillanos que participaron en esa batalla como Don Fernando de Saavedra, hijo único del Conde de Castellar, Don Juan de Guzmán, hermano del Conde-Duque de Olivares, Don Francisco Tello de Sandoval o Don Luis de Herrera. Además en las orillas del Guadalquivir a su paso por Sevilla se terminó de construir y se armó la galera real, buque insignia de las tropas cristianas en Lepanto capitaneada por el Generalísimo Don Juan de Austria.
PRIMEROS FUNDADORES Y PRIMEROS ACTOS ORGANIZADOS POR LA MAESTRANZA.
En el año 1670 se constituye la Maestranza de Caballería con 32 caballeros designando la siguiente Junta de Gobierno:
Hermano Mayor: Don Agustín de Guzmán, que en 1681 sucedería en el Marquesado de la Algaba y de Ardales junto con el Condado de Teba.
Fiscal: Don Francisco Carrillo de Albornoz.
Diputados: Don Pedro José de Guzmán Dávalos y Don Pedro Carrillo de Albornoz.
Secretario: Don Francisco Bazán.
Portero: Don Bruno Tello de Guzmán.
Al año siguiente, en el que la Maestranza participó en las fiestas por la Beatificación de San Fernando, el número de maestrantes ya pasaba de 50 caballeros. Sin contar a los primogénitos de Casas Tituladas, se cuentan entre los primeros caballeros de la Maestranza de Sevilla, entre otros,  a los Duques de Medina Sidonia, de Linares, de  Montalto, de Pastrana, del Infantado, de Arcos, de Medina de Rioseco y de Osuna; a los Marqueses de Cogolludo (primogénito de los Duques de Medinaceli), de Malpica, de Sarra, de Castellón, de Paradas, de Villafranca, de Fuentes y de Miraflores; a los Condes de Gerona, de Parma, de Bornos, de Benavente, de Saldaña, de Torres-Vedras, de Montijo, de Molina y de La Laguna.
Entre los primeros actos organizados por la Maestranza cabe destacar los juegos de cañas celebrados en 1671 por la fiesta por la Beatificación de San Fernando, los de 1675 de celebración de la mayoría de edad de Don Carlos II, los de 1680 por el casamiento de Don Carlos II, los de 1687 por la boda del Conde de Niebla con la hija de los Duques de Pastrana, los de 1700 con motivo de la llegada del Almirante de Castilla y los de 1703 en honor al casamiento de Don Felipe V.
LA IDEA SE EXTIENDE A OTRAS CIUDADES.
El ejemplo de Sevilla prendió en otras ciudades, en las que la nobleza quiso agruparse bajo una maestranza con reglas y estatutos similares a los de la de Sevilla. Nace así la Maestranza de Granada en 1687 y la de Valencia en 1697. En Ronda la Cofradía del Sancti Espiritu (fundada en 1573) se erige en Maestranza sobre 1707. Por último y en circunstancias históricas diferentes, la antigua Cofradía de San Jorge de la ciudad de Zaragoza se erige en Real Maestranza en 1819 por merced de Fernando VII con los mismos privilegios que las ya existentes.
Uniformes de la Real Maestranza.
No obstante, aparte de las cinco maestranzas que han llegado hasta nuestros días, existieron varios intentos de creación de otras Maestranzas. Según Don Manuel Fuertes de Gilbert y Rojo, Barón de Gavín: “No existen datos de la de Lora del Río, promovida por el Ayuntamiento y de fugaz existencia a principios del siglo XVIII, con ordenanzas similares a Sevilla. Breve fue también la de Carmona que se autorizó por la Junta de Caballería de 1727 y a la que se le dieron ciertos privilegios por Cédula de 21 de Marzo de 1732, con reglamentación idéntica a la de Sevilla. Tampoco tuvo larga existencia la de Antequera, autorizada en cierta forma por Felipe V a solicitud de D. Diego Chacón y Rojas y de su hijo D. Juan, con las reglas de Sevilla y no con las propias proyectadas, en 28 de Enero de 1728 y en las que se integraban 5 Títulos de Castilla y 30 hidalgos antequeranos.” (1) La Maestranza de Caballería de Sevilla se posicionó a favor de Felipe V en la Guerra de Sucesión. Con motivo de este conflicto y de la participación activa de la mayoría de los caballeros maestrantes en el mismo, hubo un periodo de inactividad en la organización de juegos de cañas y demás ejercicios de caballería hasta que retomó su actividad en el año de 1725.
FELIPE V OTORGA IMPORTANTES PRIVILEGIOS A LA MAESTRANZA DE SEVILLA.
Felipe V inicia un recorrido por Andalucía que se alarga cuando llega a Sevilla, donde residió desde el 3 de febrero de 1729 hasta el 16 de Mayo de 1733. En esos años en los que estuvo establecida la Corte en Sevilla conocidos como el lustro real, se celebraron numerosas fiestas de parejas, alcancías, manejo, cabezas, rejones, carreras, ensayo de cañas, etc… En palabras de Don Pedro de León y Manjón, Caballero Secretario de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla: “Todos estos festejos motivaron que S. M. el Rey parase su atención de modo singularísimo, como lo hicieron sus antecesores, en la utilidad y ventajas que estos cuerpos proporcionaban al Estado, toda vez que no sólo contribuían al esplendor y brillo de la Corte, sino muy principalmente a adiestrar y aficionar a la Nobleza en la prácticas y ejercicios militares”.  (2)
Con motivo del apoyo a la Maestranza y probablemente con la idea de que su ejemplo cundiese y proliferaran otras corporaciones como ella en el Reino, Felipe V otorga por Real Cédula de 24 de Junio de 1729 importantes privilegios a la Maestranza, que a partir de entonces su Hermano Mayor será un Infante de España -a partir de Fernando VII será el propio Rey-, tendrán derecho de uso de uniforme militar y privilegio de organizar fiestas de toros bravos, entre otros.
Armas y Blasón.
Los tres privilegios son muy importantes y nos dan una idea de la relevancia que dio Felipe V a la Maestranza. De entre ellos cabe resaltar el privilegio de la uniformidad. En una sociedad donde eran tan importantes las formas y los signos externos para reconocer el puesto social de las personas, cobra singular relevancia que se permita el uso de uniforme de oficial militar a los caballeros maestrantes, ya que al llevarlo puesto toda la sociedad del momento reconocería a un personaje muy principal. Además no sólo se permite su uso para ocasiones solemnes, sino de a diario “como se sirven del suyo los Oficiales Militares de mis tropas”. Posteriormente hubo más modificaciones, permitiendo el uso de medalla y de placa a los caballeros. Se consigue así un ascenso, figurativamente hablando, en la simbología de la Corte, ya que al usar placa y medalla se asimila visualmente a los caballeros maestrantes con los caballeros grandes cruces de las principales Órdenes del Reino como Carlos III e Isabel La Católica.
LA MAESTRANZA EN LA ACTUALIDAD.
En palabras de Don Antonio Domínguez Ortíz: “el curso del tiempo ha añadido al cometido militar otros: entre ellos el muy importante de fomentar unos espectáculos taurinos que como toda fiesta ejercen una acción de catarsis, de aproximación social, y en este aspecto, ninguna maestranza ha recogido tantos laureles como la de Sevilla, hasta hacer de su maestranza la simbólica, la emblemática, dicho sea sin desdoro de las demás, muy respetables”.  (3)
Plaza de Toros.

La Real Maestranza sevillana, además de su intenso apoyo a la Fiesta Nacional, del patrocinio de la Escuela de Tauromaquia de Sevilla y de las actividades hípicas, ejerce un importante mecenazgo cultural y artístico con un extenso programa cultural de actos. A la creación en 1966 de unos prestigiosos galardones a los mejores expedientes de las Facultades y Escuelas de la Universidad de Sevilla, se une la concesión de importantes premios de arte e investigación, como la convocatoria de premios para investigadores jóvenes, y el patrocinio de actividades realizadas por instituciones culturales de la ciudad, celebrando también ciclos musicales y muestras artísticas de variado contenido.
Interior de la Plaza de Toros.
Ha merecido por ello diversas distinciones como la Corbata de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio en 1969, la Medalla de la Ciudad de Sevilla en 1983 y la Gran Placa de Honor y Mérito de la Cruz Roja Española en 1991, entre otras. Igualmente, la Universidad de Sevilla la distinguió con la entrega de una pieza escultórica que representa a La Fama, por su continua colaboración.
La Real Maestranza de Caballería de Sevilla posee una biblioteca de carácter privado, especializada en tres temas: Hipología y Equitación, Genealogía y Heráldica, y Tauromaquia.
Capilla.
Junto a la plaza de toros se encuentran la Casa y la Capilla de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, que fueron construidas el siglo pasado. Los planos originales de ambos edificios los realizó en 1927, Aníbal González, aunque posteriormente intervinieron en su construcción otros arquitectos. La construcción de la Casa, cuya fachada principal da al Paseo de Colón, comenzó el mismo año 1927, terminándose el edificio, que está en total armonía con la plaza de toros, en 1929. Cuando ya estaba finalizada la sede de la Real Maestranza de Caballería, se acometió la construcción de una capilla (la Capilla de la Real Corporación), contigua a la sede, y cuyas obras se iniciaron en 1937 y se acabaron en 1951. La capilla, de una sola nave, fue abierta al culto en 1956 y en ella se ubicó el retablo barroco, obra de Pedro Roldán, que se encontraba en la primitiva Capilla de Regina Angelorum. Presidiendo dicho retablo figura la imagen de Nuestra Señora del Rosario con el niño en brazos, cuyo autor es Cristóbal Ramos.
En la actualidad ostenta el cargo de Hermano Mayor de la Corporación Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I, el cual está representado por Su Teniente de Hermano Mayor, Don Javier Benjumea Llorente, Marqués de La Puebla de Cazalla.

Sede Social.
 (1) FUERTES DE GILBERT Y ROJO, Manuel, Barón de GAVÍN. La Nobleza Corporativa en España: Nueve siglos de entidades nobiliarias. Ediciones Hidalguía. Madrid, 2007.
 (2) LEÓN Y MANJÓN, Pedro de. Historial de Fiestas y Donativos. Índice de Caballeros y Reglamento de Uniformidad de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, recopilados y formados por D. Pedro de León y Manjón, Caballero Secretario de la misma y publicados a expensas de la misma por acuerdo de su Junta General. Madrid, 1909.
 (3) DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio. Las clases privilegiadas en la España del Antiguo Régimen. Madrid, 1973.