Como entrada de hoy, queremos subir a nuestro blog, un interesante artículo de D. Enrique Fernández-Prieto, publicado originalmente en el número 136 ( mayo-junio de 1976) de la Revista Hidalguía, en la página 379 y siguientes, titulado “Una Encomienda de la Orden de los Caballeros Teutónicos en el Territorio Castellano- Leonés”, facilitado amablemente para su publicación en este blog por D.Sergio Rodríguez y López-Ros.
La Orden Militar de Caballeros Teutónicos era la tercera en la cronografía fundacional de las Ordenes caballerescas instituidas en Palestina durante las Cruzadas, la cual fue creada el 19 de noviembre del año 1190 a favor de la nobleza alemana que había servido en las guerras contra Saladino, y sobre el que consiguió grandes ventajas el Emperador Federico I de Alemania.
Imagen incluida en el artículo por blog Doce Linajes.
A esta Orden, que era Militar y Hospitalaria a la vez, se la llamó también comúnmente Hospitalarios de Nuestra Señora de los Alemanes y Caballeros de Nuestra Señora del Monte Sión, de ahí por tanto con una tradicional devoción mariana.
La Mota del Marqués, denominada anteriormente La Mota de Toro, es una villa de la provincia de Valladolid, cuya jurisdicción fue disputada por los Obispos de Zamora y Palencia, hasta que llegaron a una concordia en 1346 asignándole dos parroquias que tuvo hasta finales del siglo XIX, una de las cuales pertenecía a la diócesis de Palencia y la otra a la de Zamora, y dentro de esta última quedó comprendida después de la extinción de la Encomienda Teutónica el templo que fue sede de ésta; refundidas las dos parroquialidades en una sola desde hace unos ochenta años, ésta quedó sujeta hasta nuestros días al Obispado de Zamora, pasando últimamente a depender de la archidiócesis de Valladolid.
Don Casimiro Erro Irigoyen, que fue Canónigo Magistral de Zamora, y el historiador zamorano Don Urcisinio Álvarez Martínez (hace ahora noventa y cinco años) publicaron en la revista “Zamora Ilustrada” dos interesantes estudios sobre la iglesia de Nuestra Señora de Castellanos de la Mota, mencionando la tradición de que ésta en sus orígenes fue un santuario votivo fundado por el Conde Fernán González, por las victorias conseguidas por éste contra los moros. Don Jacobo Fitz James Stuart, XVII Duque de Alba, que entre los títulos que ostentaba también el de XIX Marqués de la Mota, el que fue concedido por Felipe II en 1575 a su antepasado Rodrigo de Ulloa, nieto del que tuvo ese mismo nombre y apellido que fue Contador Mayor de los Reyes Católicos y Alcaide del Castillo de Toro, hizo un interesante estudio que fue publicado por la Real Academia de la Historia en 1948 bajo el título de “Documentos sobre Propiedades de la Orden de los Caballeros Teutónicos en España”, y últimamente el meritorio trabajo de J.Ferreiro Alemparte, publicado en 1971, titulado “Asentamiento y Extinción de la Orden Teutónica en España”.
Estatua que representa a la Reina Beatriz de Suavia.
(Imagen incluida en el artículo por blog Doce Linajes).
Su Encomienda de la Mota tiene su origen en la Reina Doña Beatriz de Suavia, hija de Felipe, Emperador de Alemania, y su mujer Irene Angelo, en relación filial con los Emperadores de Constantinopla, al contraer matrimonio el Rey Don Fernando III el Santo , en 1219, con el deseo de recordar los más queridos afectos de su patria natal concedió el Santuario de Nuestra Señora de los Castellanos de la Mota de Toro, como se llamaba entonces esa villa, a los miembros de la Orden Teutónica que le acompañaron en sus bodas, cuyo privilegio fue firmado en Burgos el 20 de junio de 1222, creándose a la vez la única encomienda que esta Orden tuvo en la península Ibérica.
A la documentación fundacional se unía la autorización del Rey Don Fernando III dada el 5 de ese mismo mes y año antes referido, para donar también a la Orden Teutónica la villa de la Mota y los lugares de Morales y Benafarces que eran de la jurisdicción de Toro, y el lugar de los Griegos , que había pertenecido hasta entonces al monasterio cisterciense de la Santa Espina.
Así quedó constituida en la convergencia de los antiguos reinos de León y Castilla una especie de colonia de Alemanes muy vinculada con la hija del Emperador y Soberana consorte de estos reinos españoles, doña Beatriz de Suavia, la cual falleció en Toro (distante solamente tres leguas de la Mota) el año 1235.
Los privilegios de donación fueron confirmados en 1258 por el Rey Don Alfonso X el Sabio y este santuario se convirtió en un suntuoso monasterio y casa de la Orden, a cuyos Caballeros se les llamaba también Caballeros de la Virgen y bautizando a las tierras conquistadas a los infieles con el nombre de tierras de María, de aquí el porqué a los territorios de Andalucía reconquistados entonces a los infieles se les denomina aún, algunas veces, “tierra de María Santísima”.
En el libro-índice de esta Encomienda, que dio comienzo por Hernando Rodríguez en 1526, dice que “la Orden Teutónica que milita debaxo del Hospital de Jherusalem como la Orden del Sant Johan y ansi tiene sus banderas contra los infieles”. Más adelante añade refiriéndose a la Encomienda diciendo: “Está esta iglesia de Santa María de los Castellanos sita junto a dicha villa de la Mota, diócesis de Zamora, que es a tres legua de la cibdad de Toro y en toda España no hay otra de esta Orden. Proveyéndola en dicho Maestre de Prusia, e son profesos los Comendadores y freires della, el habito blanco y la cruz negra en el pecho sobre el habito llana de terciopelo negro”.
Al frente de esta Encomienda Teutónica de la Mota, estaba el Comendador con freires alemanes dirigidos por el Prior al que sustituía el Subprior y varios seglares al servicio de la iglesia y del hospital anejo.
En la primera época los Comendadores fueron siempre alemanes; en 1255 está fechado un documento dirigido al honorable Eberhardo de Mossberg, Comendador de la Casa Teutónica en España y en 1282 era Provincial de esta misma Casa, Volmar de Berhnhausen, el cual después murió en combate contra los lituanos, cuyas acciones canta la Crónica rimada de Livonia. A su vez había un intercambio de Caballeros calatravos en Alemania con residencia en Tymau, a orillas del Vístula.
Sepulcro de la Reina Beatriz de Suavia.
Catedral de Sevilla.
(Imagen incluida en el artículo por blog Doce Linajes).
El primer Comendador natural de nuestro país fue el llamado Frey Juan Alonso de Vezdemarbán, que figuraba otorgando documentos en 1355; ochenta y cinco años más tarde el Papa Eugenio IV, en 1440, concedió la Encomienda a Pedro Gundisalvo, Procurador general de la Reina y Prior de los Caballeros del Santo Sepulcro de Toro.
Sigue después otro Comendador, incluso natural de la villa de la Mota, que fue Fey Juan de la Mota, al que se le plantearon litigios respecto a determinados bienes de esta Encomienda y que pudo resolver con una transacción; anos después, teniendo que ausentarse a Alemania para tratar asuntos de la Orden, durante su ausencia usurparon parte de ellos los monjes de la Santa Espina y a la vez también le disputaban ciertas pertenencias los Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén de Toro.
También era español como los restantes sucesivos el Comendador Juan de Bullón, el que recibió la encomienda directamente del Gran Maestre en Prusia y después de entregar ésta a su sucesor Diego del Castillo, en 1741, murió al siguiente año. Este Diego del Castillo cedió muchas de las “ tierras de pan llevar” que sumaban unas 900 fanegas, así como algunas viñas y prados, cuya superficie no se indica, y que la Encomienda poseía a favor de Rodrigo de Ulloa, I señor de la Mota, Contador Mayor de los Reyes Católicos, con la contraprestación por este último del pago anual de 35.000 maravedís, según así consta en un documento testimoniado en 1488 que se conserva en el archivo parroquial de la Mota; murió Diego del Castillo en 1514 y en la Encomienda le sucedió su sobrino Constantino del Castillo, el cual recuperó muchas de las propiedades que su tío había vendido o permutado, celoso entusiasta de la Encomienda que tenía confiada visitó Roma y el Papa León X le agradeció con los cargos y honores de Conde latarense, noble del Sacro Palacio Apostólico, notario, familiar y escudero, pero envanecido con ellos, contribuyó a la decadencia de esta Encomienda; en 1523 le visitaron embajadores enviados por el Gran Maestre informando a éstos que por la mucha distancia de Prusia en donde residía el gran Maestre, no podía defender la Encomienda, cuyos bienes sufrían quebrantos, determinado a su juicio la conveniencia de ponerla bajo la protección de la Santa Sede mediante la creación de siete capellanes perpetuos presididos por el Capellán Mayor y auxiliados por dos sacristanes, retribuyendo la dotación con una cantidad anual que no excedería de 120 ducados de oro de Zamora, solución que aprobó el Papa Paulo IV a finales de 1565; Constantino del Castillo, último Comendador, continuó conservando esta denominación hasta su fallecimiento unos diez años más tarde.
No obstante, los capellanes durante más de dos siglos, después continuaron con cierta vinculación con la Orden Teutónica, ya que en carta de un canónigo de Palencia dirigió en 1777 al entonces Duque de Alba, como Marqués de la Mota, decía que en el acto de la toma de posesión de los capellanes juraban éstos obediencia al Gran maestre de Prusia, y así debió de continuar hasta la invasión napoleónica, entonces fueron destruidos los conventos y el hospital, pero quedó subsistente y perdura la iglesia con las consiguientes formas que ha tenido a través de los tiempos, como ermita aneja a la iglesia parroquial.