Por D. Francisco Serrano.

Cuando D.ª Isabel y D.º Fernando peleaban contra D.ª Juana la Bertraneja y su marido Alfonso V de Portugal por el trono de Castilla, corría el año 1477 y nuestro personaje Luis de Villazán ,”muy bibidor y muy bien sabido”, era ya escudero del caballero salmantino D.º Alonso Enríquez de Anaya. Su señor D.º Alonso había sido nombrado por el Duque de Alba, alcaide de la fortaleza de la ciudad de Coria, ciudad que pertenecía al Duque, en Extremadura.
Por aquellas fechas en la corte del Duque, en Alba, ciudad vecina de la entonces rica y prospera Salamanca, conoció nuestro escudero al Doctor Rodrigo Maldonado de Talavera, gran amigo de su señor D.º Alonso. Era por todos conocido como Doctor Talavera. Talavera porque era oriundo de Talavera de la Reina, en donde el padre del Doctor había sido alcalde y Doctorporque era Doctor en Leyes por la Universidad de Salamanca.
Talavera era el hombre de confianza del Duque de Alba para controlar lapolítica de Salamanca, consiguiendo para ello el Duque, que nombraran al Doctor regidor de la misma. Era igualmente un hombre suyo en la incipientecorte de los jóvenes reyes, no a la sazón había sido el Duque gran partidario de ellos, mostrando su valía en la batalla de Toro, que dio la victoria a D.ª Isabel. Batalla en la que por cierto, participó nuestro Doctor en leyes.
Los Reyes querían a su lado hombres fieles, que fueran capaces, y no solamente caballeros y allí estaba el Doctor, que fue enviado a Portugal para sellar la paz, una vez vencida D.ª Juana. El doctor era ya juez en el supremo tribunal de justicia del Reino, la Real Audiencia y miembro del Consejo Real, máximo órgano de gobierno.
Avatares de la política, nuestro escudero Villazán hubo de seguir a su señor D.º Alonso a combatir en la guerra de Granada y fue entonces que comenzó a labrar su fortuna. Le faltó suerte, en un principio, cayendo en 1487 preso de los moros y permaneciendo cautivo en Málaga hasta que su señor pudo pagar el rescate. Pero no había entonces servicio sin merced, y dos años más tarde su señor le procuraba el cargo de cierta gente de armas en Úbeda, algo más tarde en Baeza, y después, durante el cerco de Baza. Tan bien debió desenvolverse en el oficio, que en 1491 era ya el mayordomo de campaña de su señor, con la sinecura añadida de gestionar parte de los pagos de la tropa en el Real de Santa Fe, poco antes de capitular el reino Nazarí.
Diseño de las armas del Dr. Rodrigo Maldonado de Talavera, constructor de la Casa de las Conchas de Salamanca, de D. Francisco Serrano, autor del texto de hoy.
Regreso nuestro escudero a Salamanca con más de 50.000 maravedíes en la bolsa, amén de” muchas joyas y atavios moriscos” lo que sin duda le facilito su matrimonio. Se oía por aquel entonces en la ciudad, que el Doctor Talavera, como señor de Avedillo había alterado la colocación de la horca de dicho lugar trasladándola al lugar de Bufino en el alfoz de Zamora .Todo el mundo sabia que su intención era confirmar allí su señorío, es decir, su control de la administración de justicia, recaudación de impuestos y elaboración de ordenanzas municipales con independencia del poder real. Ello enfureció al Concejo de Zamora que destruyo la horca, reclamando ante el Doctor, quien lejos de aceptar la situación la volvió a colocar en el mismo lugar. Más tarde se supo que el Concejo zamorano consiguió sentencia firme en Septiembre de 1499 por la que pudo derribarla.
Un poco antes el escudero hubo de regresar a Andalucía con el sequito de su señor Alonso, recién nombrado corregidor de Baeza y más tarde de Córdoba, gracias a los buenos oficios del amigo de su señor el doctor Talavera, pues no hay que olvidar que el Consejo Real, del cual era miembro el Doctor, nombraba a los corregidores. Todo parece indicar que nuestro escudero tuvo allí algún cargo auxiliar de justicia, pues desempeño alguacilazgos en Motril y Alozaina. Años más tarde, el propio escudero Villazán llegaría alardear de los “hartos dineros” que consiguió amasar en su periplo andaluz. Síntoma inequívoco de sus desvelos, claro esta, pero también de su lucidez para aprender y saber desarrollar adecuadamente, ese “sentido práctico” que conforma el servicio personal. Esto es, el conjunto de saberes en los que únicamente resulta posible instruirse mediante el acto de servir, como relación interpersonal que es. No es otra la razón por la que los caballeros se educaban siendo enviados de jóvenes como criados a la corte.
La muerte de la Reina D.ª Isabel en 1504 había inaugurado un tiempo de incertidumbre, no solo en la política del Reino si no también para la familia del señor de nuestro escudero, así como a sus familias aliadas en Salamanca, incluso la del amigo Talavera, los Maldonado. Todo había empezado un año antes, en que el Doctor Rodrigo Maldonado de Talavera protagonizo un enfrentamiento tan hostil con el Rey D.º Fernando que solo la mediación personal del Duque de Alba consiguió evitar su procesamiento penal. Había sido la culminación de un desencuentro alimentado dese 1497, cuando aprovechando una larga enfermedad de la Reina el Doctor fue depurado del Consejo Real por el Rey.
Quedaba así profundamente debilitada la posición de absoluta preeminencia que la facción liderada por el Doctor Talavera había mantenido desde la coronación de D.ª Isabel en la ciudad de Salamanca. Se abría en fin, un período de lucha por la hegemonía política en la ciudad amenazada por la facción rival que, a su vez, encabezada por el Arzobispo Fonseca , de Santiago, contaba con el apoyo decidido del rey Católico.
Fueron años de continuos enfrentamientos armados en la ciudad de Salamanca y en ocasiones ciertamente sangrientos entre los miembros de una y otra valía. Al frente de la casa del señor de nuestro escudero Villazán se precisaba la de quien aportase prudencia domestica, pero también de brava belicosidad. Y una vez más la mirada de su señor don Alonso de Anaya se fijo en él. Su señor le confío el gobierno de su casa en calidad de mayordomo.
Nunca como entonces se mostró tan pendenciero, ni tan instruido en las tácticas de la escaramuza callejera ni tan capaz de movilizar amigos, ni tan hábil en el manejo de la espada. Baste decir como ejemplo que en el caluroso verano de 1507, él con la sola ayuda del hijo mayor de su señor y otro caballero provocaron cerca de su casa un conflicto de tal envergadura, que al teniente de corregidor y sus ayudantes les costó dos días y dos noches de insomnio evitar que la ciudad se desangrara en un enfrentamiento entre los centenares de hombres armados dispuestos al combate, que durante todo este tiempo, permanecieron encastillados, con aquel calor, en distintas casas señoriales .Ente ellas, la Casa de las Conchas, donde, desde lo alto de su imponente torre, mientras se refrescaba al sereno, el Doctor Talavera a sus 60 años meditaba sobre el futuro sin sospechar que la sangre de sus descendientes, del mismo color rojo que el campo de su escudo, regaría en no mucho tiempo, el campo de batalla de Villalar al grito comunero de “Padilla, Bravo y Maldonado”.
Y esta es, parte de la vida de nuestro escudero Luis Villazán y sus señores, en aquella España del inició de la Edad Moderna.
Algunas partes de este articulo son transcripciones de un otro articulo de Don Manuel Santos Burgaleta, que pueden leer en :
Francisco Serrano.