Por el Dr. Francisco M. de las Heras y Borrero.
Correspondiente de la Academia de Jurisprudencia y Legislación de España y Presidente de la Diputación de Linajes de esta Casa Troncal.
Armas del Dr. De las Heras, Presidente de la Diputación de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria.
Alejadas geográfica y culturalmente de nuestra vieja Europa, nos encontramos con las monarquías orientales, pasto de películas de aventuras y fantasías, que nunca nos dieron a conocer la riqueza, variedad y organización política de aquellos territorios.
Todos hemos oído hablar de fabulosas historias protagonizadas por los Maharajás de la India, que enamoraban a bellas jóvenes occidentales. Pero, a veces, el cuento de hada se transformaba en realidad, como le sucedió a la modesta malagueña, dotada de una belleza excepcional, Anita González, quien a sus 17 años, de bailarina del Kursaal de Madrid, se convirtió en legítima princesa de Kapurtala al contraer matrimonio con el Príncipe Jegait Singh, Maharajá de Kapurtala, dieciséis años mayor que ella, el 28 de enero de 1908 en la capital de Kapurtala, siguiendo todo el esplendor, pompa y fastos tradicionales correspondientes a las casas reales de la India.
Anita Delgado.
El Maharajá conoció a Anita en Madrid con ocasión de la boda de Don Alfonso XIII con Doña Victoria Eugenia, boda a la que había sido invitado como amigo personal del monarca español. Distanciados y separados al cabo de los años, las relaciones entre Anita Delgado y el Príncipe Jegait Singh siempre fueron cordiales y afectuosas. Se cuenta que, cada vez que se veían, Shing pedía a su ex esposa que le bailase unas sevillanas, cosa que Anita hacía encantada con mucho gusto y esmero.
En 1949, cuando fallece el Maharajá, Anita, que se encontraba residiendo en España, recibe el pésame oficial del General Franco, manifestado personalmente en el transcurso de una audiencia especial, que le concedió al efecto en el Palacio del Pardo. Con este gesto, el Jefe del Estado Español venía a reconocer el estatus y legitimidad de la viuda española de un príncipe indio, a pesar de que tras la segunda guerra mundial ya había perdido el ejercicio efectivo del poder.
No dudamos que cualquier acto o distinción honorífica del Maharajá de Kapurtala, o de algún otro de similares características, obtendría el reconocimiento inmediato de cualquier estado soberano, siguiendo los procedimientos internos y legislación de cada uno.
Príncipe Jegait Singh, Maharajá de Kapurtala.
Otro caso paradigmático son las casas reales que antaño ocuparon el espacio de la actual República de Indonesia, territorio en el que se asentaba una gran diversidad de sultanatos y reinos soberanos, que aún conservan determinadas competencias culturales y tradicionales reconocidas por el estado actual.
Hay casas reales que, incluso, forman parte de la estructura política y administrativa del estado indonesio. En efecto, el Reino de Yogyakarta y el Reino de Surakarta fueron reconocidos tras la independencia de Indonesia en 1945 como regiones especiales, a cuyo frente seguían estando los sultanes herederos de las dinastías históricas en pleno ejercicio de las competencias reconocidas por la Constitución, ya que estos sultanes, Hamengkubuwono IX y Sri Paku Alam VII, en dicho momento, declararon sus reinos como parte de la República de Indonesia.
Hamengkubuwono IX, Sultán de  Yogyakarta.
A principios de 2011 se promulgó una ley que limitaba la autoridad del sultán de Yogyakarta, Su Alteza Real Hamengkubuwono X, mediante el traspaso de una serie de competencias hacia un gobernador electo. No obstante, protocolariamente, el sultán, que sigue conservando “los asuntos culturales y los asuntos de la tierra”, está por encima del gobernador, a quien aquel da posesión de su cargo.
Independientemente del estatus de estos dos sultanatos, ambos musulmanes, en los que puede constatarse la legitimidad histórica de los mismos y lo adecuado del ejercicio del derecho premial por parte de ellos, forzoso es destacar el reconocimiento que hizo la República de Indonesia de todo un conjunto de reyes y sultanes, la mayoría musulmanes, que no se opusieron a la proclamación de la independencia. Son reinos cuyos titulares siguieron conservando un nada despreciable fons honorum, originado por el ejercicio de unas amplias competencias en el ámbito de la cultura, ejercidas en base al derecho consuetudinario.
Si esto, que acabamos de exponer, era la situación existente hasta ahora, el panorama se ha clarificado sobremanera reforzando lo dicho.
En efecto, hay que destacar que un reconocimiento formal de todas las tradicionales dinastías reales y sultanatos ha sido realizado mediante la adopción por el Parlamento Nacional de Indonesia de la Ley números 39 y 7 – A, de 2007, en presencia de un grupo representativo de titulares de las referidas dinastías. La República de Indonesia, después de 62 años de independencia, por esta ley viene a reconocer oficialmente las dinastías reales existentes en el país.
El Raja de Kupang, S.A.R. Leopold Nicolaas Nisnoni, como Secretario del órgano representativo de las casas reales, se encontraba presente en la solemne sesión parlamentaria, junto a otros altos representantes. Los Rajas, que acudieron al Parlamento Nacional en Yakarta, vestían las ropas tradicionales propias de la realeza.
Don Leopoldo Nisnoni, Raja de Kupang y su esposa Doña Fredrika Margaretha.
Esta ley permitirá la presencia de las dinastías reales de una manera más dinámica en la vida del país, asegurando a la vez que el Gobierno de la Nación las apoye de manera formal. Así, bajo la aplicación de la misma podrá realizarse la reconstrucción y mantenimiento de antiguos palacios, devolución de propiedades a sus familias originales, la financiación de diversos festivales, etc., todo lo cual traerá consigo un importante estímulo al desarrollo de la industria turística nacional.
El Gobierno de Indonesia velará minuciosamente para asegurar y mantener la legitimidad de las dinastías reconocidas. En la actualidad, de las aproximadamente 300 dinastías existentes, la mayoría de religión musulmana, ya se han homologado 104, las cuales ahora ya tienen reyes que son oficialmente reconocidos por la República de Indonesia como tales.
En medio de esta generalidad de Rajas musulmanes, queremos destacar el cristiano Reino de Kupang, situado en la provincia Nusa Tenggara Oriental. Su capital, Kupang, está ubicada en Timor Occidental. La provincia se compone de alrededor 550 islas, entre las que destacan Flores, Sumba y Timor Occidental, la mitad occidental de la isla de Timor. La parte oriental de Timor es el país independiente de Timor Oriental .
Hasta 1850 estos territorios pertenecieron a Portugal, razón por la que su población es mayoritariamente católica. Dicho año pasa a manos holandesas, hasta que en 1945 se integran en Indonesia.
Los Nisnoni, soberanos de estas tierras, son reconocidos príncipes de Sonbai Kecil desde 1785. El Reino de Kupang, a partir de 1917, se había constituido en una federación de estados compuesta por los principados de Sonbai Kecil, Amabi, Amaabi-Oifetto, Foenay, TaEbenu y Helong. El Raja de Kupang, Su Alteza Real Leopold Nicolaas Nisnoni, católico, es muy respetado y activo en el ámbito de la realeza de Indonesia. Sus viajes a Yakarta, contactos y reuniones de alto nivel son regulares y frecuentes.
De gran importancia fue la reunión mantenida, en julio del pasado año 2010, en el propio palacio del Raja Nisnoni, en la que participaron un gran número de reyes tradicionales, y en la que se trataron importantes temas relacionados con la cultura. La reunión, presidida por el Raja de Kupang, fue abierta por el Vice Gobernador del estado indonesio de East Nusa Tenggara, Su Excelencia Eshton Leyloh Foenay, él mismo titular del trono del Reino de Helong, uno de los reinos de Kupang, quien acudió vestido con la vestimenta tradicional.
En la actualidad, el Raja Don Leopold desempeña el papel de Vice-Canciller del Consejo de Rajas Timorenses, habla con fluidez seis idiomas y es una autoridad de reconocido prestigio en la historia y tradiciones locales.
Don Leopold, hijo del príncipe heredero Muda Alfonsus, cuando todavía reinaba su abuelo El Usif don Nicolaas, nació en 1936. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial vino a alterar este estado de cosas y obligó al príncipe Leopold Nisnoni, con 12 años de edad, a abandonar Timor y exilarse a Holanda, donde adquirió una sólida formación. A la muerte de su padre el Raja don Alfonsus, acaecida en 1992, don Leopold le sucede como Jefe de la Casa Real de Kupang, siendo oficialmente reconocido en enero de 1993. Está casado con Doña Fredrika Margaretha, nacida Lino, Ratu de Kupang, de la que tiene sucesión que asegura la continuidad de la dinastía.
El Raja de Kupang, Su Alteza Real Leopold Nicolaas Nisnoni, viene discerniendo, en base a sus competencias históricas, tradicionales y actuales, amparadas por la legislación vigente de la República de Indonesia, condecoraciones y honores, títulos nobiliarios entre otros, a personalidades europeas honorables y distinguidas, que hayan cooperado con su causa.
En consecuencia, los títulos, honores y distinciones de la Casa Real de Kupang, reconocida en esta condición por la República de Indonesia, discernidos por S.A.R. Don Leopold Nisnoni en conformidad con la legislación interna de este país, gozan de total legitimidad para su uso público, pudiendo solicitarse su autorización en España, una vez obtenida la consiguiente homologación de la República de Indonesia.
En definitiva, el que un estado soberano no autorice el uso de títulos nobiliarios (p.e. México), o lo someta al cumplimiento de determinados requisitos administrativos (p.e. España), en nada invalida la legitimidad del mismo, mientras se haya seguido la legislación interna del país del que es originario. Como señala el Consejo de Estado, “no está prohibido que un ciudadano se haga nombrar o identifique en España por medio de un título extranjero, al margen de autorización alguna”, ya que la autorización de uso solamente avala o confirma una especial vinculación con España.