POR EL DR. D. JOSÉ MARÍA DE MONTELLS Y GALÁN, HERALDO MAYOR DE ESTA CASA TRONCAL.
Artículo originalmente publicado en el núm.25 de «Atavis et Armis».
Armas del Dr. De Montells. Heraldo Mayor de esta Casa Troncal.
CON CIERTA FRECUENCIA SE DICE, BIEN ES CIERTO QUE EN DETERMINADOS Y MINORITARIOS CÍRCULOS, QUE LA ORDEN DE SAN LÁZARO CARECE DE LA LEGITIMIDAD NECESARIA PARA CONSIDERARSE VERDADERA ORDEN DE CABALLERÍA, YA QUE QUEDÓ EXTINGUIDA EN 1831 COMO UNA CONSECUENCIA MÁS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA.
Para aquellos que sostienen esta teoría, seguidores del conocido autor legitimista francés barón Hervé Pinoteau, la Orden no habría tenido continuidad histórica, siendo espuria la constituida en 1910 (a efectos legales) en Francia, obviando con singular contumacia los ingresos entre 1841 y 1910 (1), la protección ejercida desde 1841 por los Patriarcas Católico-Melquitas de Jerusalén y la elección en 1931 como Gran Maestre de un Príncipe de la Sangre de Francia, el Duque de Sevilla, con la anuencia de quien luego sería Jefe de toda la Casa Capeta, don Alfonso XIII(2).
LA ORDEN, INSTITUIDA EN LA PRIMERA CRUZADA, POR LOS CABALLEROS DE OTRAS ORDENES MILITARES QUE HABÍAN CONTRAÍDO LA LEPRA, FUE ESTABLECIDA EN EL ANTIQUÍSIMO HOSPITAL DE SAN LÁZARO ATENDIDO POR MONJES ARMENIOS Y SITUADO EXTRAMUROS DE JERUSALÉN, PARA DEFENDER LA FE Y PROTEGER A LOS PEREGRINOS, LOS POBRES Y LOS LEPROSOS, GOZANDO DESDE LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA PROTECCIÓN Y SIMPATÍA DE LOS REYES DE JERUSALÉN Y DE FRANCIA, ENTRE LOS QUE SE DEBE CONTAR MUY ESPECIALMENTE AL BIENAVENTURADO SAN LUIS.
San Luis con la Corona de Espinas de Nuestro Señor
Un Maestre lazarista, Ramón de Flory escoltó en 1259, la Corona de Espinas de Nuestro Señor desde Tierra Santa hasta Francia por encargo del propio San Luis (Luis IX de Francia).
El Hospital creado por monjes y caballeros, independientemente de todo poder temporal y espiritual, devino en orden militar por la fuerza de las circunstancias, adquiriendo un heroico protagonismo en la defensa de Acre y religiosa, merced a la Bula de 15 de Febrero de 1113, dirigida a Gerardo, Fundador y Gobernador del Hospital de Jerusalén y sus legítimos sucesores y otras posteriores, muy especialmente la Constitución Cum a nobis otorgada por Alejandro IV el 11 de Abril de 1254, quien le da tal carácter y le cambia la regla de San Basilio, que hasta entonces seguía, por la regla de San Agustín.
CONVIENE SABER QUE YA EN 1154, EL REY LUIS VII DE FRANCIA, COMO MUESTRA DE ESTA PREDILECCIÓN DE LOS REYES GALOS POR LA ORDEN, LE CEDIÓ EL CASTILLO DE BOIGNY, CERCA DE ORLEANS, COMO FEUDO PERPETUO, CON EL DERECHO A QUE SU PRECEPTOR IMPARTIESE JUSTICIA. TRAS LA PÉRDIDA DEFINITIVA DE TIERRA SANTA EN 1291, LA ORDEN DE SAN LÁZARO DE JERUSALÉN ESTABLECIÓ SU SEDE MAGISTRAL EN BOIGNY, DONDE PERMANECIÓ HASTA LA CONFISCACIÓN POR LA REVOLUCIÓN, 500 AÑOS DESPUÉS, SIENDO RECUPERADA FELIZMENTE EN NUESTROS DÍAS COMO ENCOMIENDA.
Por la Bula Pro Comissa, de 1572, el Papa unió los prioratos italianos del Hospital lazarista a la Orden de San Mauricio bajo el Gran Maestrazgo perpetuo de los duques de Saboya, con la excepción expresa de «los hombres y las posesiones de la Orden de San Lázaro de Jerusalén en el reino y los dominios de nuestro hijo muy amado en Cristo, el rey Felipe de España», incluyendo, claro está, el Priorato de Capua, que se había negado a integrarse en la nueva orden saboyana (3).
En consonancia con esta negativa del priorato capuano, la Orden se reunió en un Capítulo General en Boigny en 1578, manifestando su repulsa por la elección pontificia como Gran Maestre del de Saboya (ya que dicho nombramiento constituía un privilegio exclusivo de los caballeros reunidos en asamblea) y por la fusión con la Orden de San Mauricio, ordenada por la Bula papal.
ASÍ, PUEDE DECIRSE QUE LA ORDEN, A FINALESDEL SIGLO XVI SE ENCONTRABA FORMADA PORDOS RAMAS INDEPENDIENTES ENTRE SÍ: LA DEBOIGNY, BAJO LA PROTECCIÓN DE LA CORONA DEFRANCIA Y EL GRAN PRIORATO DE CAPUA, BAJOLA PROTECCIÓN DE LA CORONA DE ESPAÑA Y UNATERCERA, LA ORDEN DE SAN MAURICIO Y SANLÁZARO QUE DESDE AQUELLA CONSTITUYE UNAORDEN DINÁSTICA DE LA CASA REAL ITALIANA Y QUE NADA TIENE QUE VER CON LA DE SAN LÁ-ZARO, SALVO EL ORIGEN COMUN.
Después de múltiples circunstancias y muy distintos avatares históricos que confirman la independencia de la orden, amenazada otra vez de extinción por la intención papal de unirla a la de San Juan, dicha de Malta, esta tradicional vinculación a Francia quedó sellada en 1604 por la erección por Enrique IV de la Orden de Nuestra Señora del El Príncipe Luis de Francia, duque de Berry, más tarde rey de Francia y de Navarra, con el nombre de Luis XVI, Gran Maestre desde 1757 hasta 1773. El Príncipe Luis Estanislao Javier, conde de Provenza, más tarde rey de Francia, con el nombre de Luis XVIII, Gran Maestre desde 1773 hasta 1814.En 1814, Luis XVIII renunció al título de Gran Maestre, tomando para sí el de Protector.
Carlos X, último Protector de la Orden
EN EL PERÍODO DE SU EXILIO, HABÍA NOMBRADO UN NÚMERO IMPORTANTE DE CABALLEROS ORTODOXOS RUSOS, POR AGRADECER AL ZAR SU HOSPITALIDAD Y HABÍA ASEGURADO, CON LA CREACIÓN DE UNA NUEVA ENCOMIENDA HEREDITARIA EN SUECIA, LA DE ASKEBY KLOSTER, EL MANTENIMIENTO DE ESA PECULIAR INSTITUCIÓN QUE PRESERVABA A LA ORDEN DE LA EXTINCIÓN, YA Que EN CASO DE DISPERSIÓN O DISOLUCIÓN DEL HOSPITAL, CUALQUIER COMENDADOR HEREDITARIO TIENE EL DERECHO Y LA OBLIGACIÓN JURÍDICA DE SALVAGUARDAR LA MILICIA DE LOS POBRES LEPROSOS, PARA SIEMPRE JAMÁS, ESTO ES A PERPETUIDAD, TAL COMO SE ESPECIFICA EN LAS CARTAS DE CREACIÓN DE LAS ANTIGUAS ENCOMIENDAS, SUPRIMIDAS POR LUIS XIV (CONTRAVINIENDO LAS CONSTITUCIONES) Y RESTABLECIDAS POR LUIS XVIII, EN SU EXILIO DE MITTAU(4).
Monte Carmelo que fue creada para preservar en sus estados, la supervivencia de la de San Lázaro, con la que fue reunida, de tal manera que la nueva Orden se denominó Orden de Nuestra Señora de Monte Carmelo y de San Lázaro de Jerusalén, con un único Gran Maestre, que ya lo era de San Lázaro, Philibert de Nerestang.
Una añagaza del rey bearnés que aseguró la vida de la Milicia lazarista, desde ese instante muy supeditada a los reyes de Francia que pasaron a ser sus Protectores. quede claro que para la Santa Sede y la Curia Romana era tan sólo la Orden de Nuestra Señora de Monte Carmelo, ya que el Hospital de San Lázaro había quedado unido al de San Juan, por lo que la Orden se secularizó a la sombra de la Corona francesa. Así, varios miembros de la Casa de Borbón fueron Grandes Maestres de la Religión:
– El Príncipe Luis de Orleans, duque de Chartres, Primer Príncipe de la Sangre, fue Gran Maestre de 1720 a 1752.
– El Príncipe Luis de Francia, duque de Berry, más tarde rey de Francia y de Navarra, con el nombre de Luis XVI, Gran Maestre desde 1757 hasta 1773.
– El Príncipe Luis Estanislao Javier, conde de Provenza, más tarde rey de Francia, con el nombre de Luis XVIII, Gran Maestre desde 1773 hasta 1814.
En 1814, Luis XVIII renunció al título de Gran Maestre, tomando para sí el de Protector.
De 1814 a 1824, con el Rey volcado en los asuntos del gobierno de Francia, la administración pasó a un Consejo de Oficiales, que deseaba organizar un Capítulo General para nombrar un nuevo Gran Maestre en la persona del Príncipe Luis Antonio, duque de Angulema, retomando así el derecho inalienable de los caballeros lazaristas a dotarse de su propia autoridad, sin intervención regia. Al advenimiento de Carlos X, los lazaristas mantuvieron en vano la esperanza de revitalizar el Hospital y la Milicia del Resucitado, muy mermado en el número de sus miembros, ya que se habían producido escasos ingresos (5).

    El cardenal Sivio Oddi, Protector Espiritual de la Orden de 1991 a 1996.

En 1830, una nueva Revolución destronó al Rey legítimo y entronizó al usurpador duque de Orleans como Luis Felipe I, rey de los franceses, quien, burgués y asustadizo, dejó la Legión de Honor como única orden nacional, aboliendo todas las órdenes nobiliarias en 1831, fecha ésta en la que los autores contrarios a la supervivencia de la Orden señalan como la de su pretendida extinción.
CURIOSO RESULTA QUE AHORA UN DESCENDIENTE DIRECTO DE LUIS FELIPE, EL ACTUAL CONDE DE PARÍS, ABANDERE UNA RAMA FICTICIA DE LA ORDEN, OTORGÁNDOLE SU PROTECCIÓN REGiA6. LO CIERTO ES QUE SU SOBRINO, EL PRÍNCIPE CARLOS FELIPE DE ORLÉANS, VERDADERO DUQUE DE CADAVAL POR MATRIMONIO, FUE PROCLAMADO GRAN MAESTRE DE UNA SEDICENTE ORDEN DE SAN LÁZARO POR UN PEQUEÑO GRUPÚSCULO DE EXPULSADOS (POR EL DUQUE DE BRISSAC) DE LA ANTIGUA OBEDIENCIA FRANCESA, TRAS LA VOTACIÓN DEL AÑO 2004 EN TORONTO, QUE SE SALDÓ CON 542 VOTOS A FAVOR DEL DUQUE DE SEVILLA Y SÓLO 47 FAVORABLES AL PRÍNCIPE DE ORLEANS Y GRACIAS A LA CUAL, SE HIZO EFECTIVA LA REUNIFICACIÓN DEL HOSPITAL, ACEPTADA Y ASUMIDA POR LAS DOS ANTIGUAS OBEDIENCIAS.
La transparencia de la elección fue garantizada por la firma Deloitte & Touche, que actuó de cualificada observadora. En una declaración de enero de 2005, SAR doña Enmanuela de Dampierre, duquesa viuda de Anjou y de Segovia, abuela paterna de SAR don Luis de Borbón, actual Jefe de la Casa Real y único pretendiente legítimo al trono de Francia, sin duda, para oponerse al grupo sedicioso del Príncipe Carlos Felipe de Orleans, manifestó que la orden no podría existir en la actualidad, por la voluntad del propio Rey, exponiendo la conocida teoría de Pinoteau que sostiene que el Hospital se habría extinguido por empeño regio, al paralizar los nuevos ingresos.

En 1992, Su Santidad Juan Pablo II recibio en audiencia a la Orden de San Lázaro.

A pesar del respeto que merece su opinión que entendemos dictada por los intereses dinásticos de su nieto, no podemos estar de acuerdo con lo expresado por dicha señora, ya que tanto Luis XVIII, como Carlos X, sancionaron las nuevas admisiones tramitadas por el Consejo de Oficiales que gobernó la Orden en tiempos difíciles, sin olvidar la antiquísima tradición por la cual un caballero puede crear, a su vez, otro caballero, por necesidad perentoria o en ausencia de la autoridad suprema del Hospital.
Volviendo al reinado de Luis Felipe, la Religión de la cruz verde, como no podía ser de otra manera, se alineó en el bando de la Monarquía legítima, y en 1832, un viejo caballero lazarista, Kersaibech, levantó armas por el conde de Chambord, (Enrique V, para los fieles monárquicos y Gran Maestre de iure de nuestra Orden) secundando los planes de la duquesa de Berry, nuera del rey legítimo.
Sin embargo y, pese a esta muestra de fidelidad del lazarismo, ni Carlos X ni su sucesor, el conde de Chambord, mostraron interés alguno por la Religión de la Cruz Verde. Es importante añadir que el intento de golpe de Kersabiech, motivó una cierta actividad clandestina del lazarismo legitimista, y posteriormente, el traslado de los archivos de la Orden a Palestina, tras la asunción de la Protección Espiritual por los Patriarcas Melquitas en 1841 (7).
El castillo de Boigny
Replegada sobre sí misma, la orden se resignó entonces a volver a constituirse independiente del poder real, como en sus orígenes, ya que todo pacto con la Monarquía de Luis Felipe hubiera sido una traición flagrante a su gloriosa Historia. Tal hecho fue comprendido por el conde de Chambord y sus sucesores (los Borbones de España) pretendientes legítimos al trono francés, que siguieron nombrándose Grandes Maestres de las Ordenes del Santo Espíritu, San Luis o San Miguel, pero no reivindicaron jamás el Maestrazgo de San Lázaro, al ser ésta una Orden cuya legitimidad no pertenecía al Patrimonio Ecuestre de los Reyes de Francia, sino a sus propios caballeros, dado el carácter capitular que tuvo desde su fundación. Ocioso sería recorrer la nómina de caballeros ingresados durante el siglo XIX, pese a los nombres de toda solvencia moral y nobiliaria, que la integran8. Los historiadores adversos argumentan que ésta no se puede verificar, ya que los archivos en poder de la Iglesia Melquita se perdieron, como consecuencia de la I Guerra Mundial. Tampoco se ha podido verificar lo contrario, pero el hecho es que resulta más convincente para algunos especialistas (9) la supuesta falsía de nuestra supervivencia, ya que es doctrina comúnmente aceptada por todos, que la ilegitimidad de una Orden de Caballería reside en su falta de continuidad constatable, aunque tal ausencia de continuidad no ha sido obstáculo para restaurar otras instituciones, sin que nadie se llevase las manos a la cabeza.
Es chocante que la continuidad histórica de la orden no fuese puesta en duda por la Comisión internacional para el Estudio de las Ordenes de Caballería, al menos, en su registro internacional de Ordenes de Caballería, ediciones de 1964 y 1970, donde la Orden de San Lázaro aparece como una Orden semi-independiente, en el mismo apartado donde se recogen las órdenes militares españolas o las de Malta (de origen y obediencia protestante) desapareciendo en la edición de 2001 y posteriores.
El presidente actual de dicha Comisión, mi amigo Pier Felice degli Uberti (al que no tengo por adversario radical del Hospital de los pobres leprosos) ha justificado este cambio de opinión respecto de la Orden, en su pretendida extinción de 1831, y en su situación respecto de la Iglesia Católica, alabando, eso sí, nuestra actividad benéfica y hospitalaria, por lo que podría ser incluida en un apartado de instituciones de inspiración caballeresca negando de hecho su verdadera condición. Es un claro ejemplo de corrección política, porque la Comisión no se cuestiona otras órdenes cuyo status histórico, jurídico y legal es muy semejante al de la Milicia lazarista. Las distintas varas de medir que se utilizan en ocasiones como ésta, asustan a cualquier observador desapasionado.
LA COMISIÓN, SEGÚN SU PRESIDENTE, HA SEGUIDO LAS INDICACIONES DE UN CONOCIDO PERIÓDICO, ÓRGANO OFICIOSO, QUE NO OFICIAL DEL VATICANO, PERO PARECE NO HABER VALORADO LAS OPINIONES FAVORABLES AL HOSPITAL LAZARISTA DE UNO DE LOS MAYORES EXPERTOS MUNDIALES EN LAS ORDENES CATÓLICAS DE CABALLERÍA, PETER BANDER VAN DUREN10 NI TAMPOCO, LAS MUY RAZONABLES Y PONDERADAS DEL ACREDITADO TRATADISTA, EL ACADÉMICO ESPAÑOL, ALFONSO CEBALLOS-ESCALERA Y GILA, VIZCONDE DE AYALA Y MARQUÉS DE FLORESTA(11), NI SIQUIERA LAS DEL ERUDITO Y ESTUDIOSO DE LAS INSTITUCIONES NOBILIARIAS, EL DIPLOMÁTICO Y JURISTA FRANCISCO MANUEL DE LAS HERAS BORRERO,12 IMPRESCINDIBLES A LA HORA DE CONOCER CABALMENTE LAS CORPORACIONES CABALLERESCAS.
También la institución que lidera el Sr. Uberti ha despreciado, a mi juicio, el reconocimiento oficial de la Orden, en España (1940 y 1980), y los decretos de 1940, declarándola de utilidad pública y de 1946, por el que se le asignaban tareas específicas de combate a la lepra y otras enfermedades contagiosas y, los reconocimientos otorgados en otros muchos países, como Bolivia, Cuba, Brasil, Haití, Republica Dominicana, Perú, Honduras, Guatemala, Nueva Zelanda, Croacia, Sudáfrica y Hungría, por citar algunos y ni siquiera ha apreciado el interés del Santo Padre, el Beato Juan Pablo II en reconocer el trabajo humanitario de la Orden en Polonia, recibiendo en audiencia privada a representantes muy cualificados del Hospital de San Lázaro, presididos por el Patriarca Máximos V, en el año 1992, con todo lo que ello conlleva, dado que el Vaticano no reconoce otras caballerías que la Orden del Santo Sepulcro y la Soberana de Malta. Por no hablar de los prelados y jerarquías de la Iglesia española que han ingresado en la orden, como el que fue Protector Espiritual del Gran Priorato de España, el cardenal Primado y Arzobispo de Toledo, don Marcelo González Martín (1918- 2004). Tampoco ha evaluado la condición de Observador Permanente en las naciones unidas ni de Organismo internacional con Fines Humanitarios conferido por la UE (entonces Comunidad Económica Europea) en 1982, que posee la Orden.

D. Pier Felice degli Uberti, D. Manuel Fuertes de Gilbert y Rojo, el duque de Sevilla y el marqués de Casa Real, en el Colegio Heráldico (Madrid,2001)

La anécdota en sí no tiene gran importancia, dado que la Comisión es una entidad meramente privada, sin reconocimiento oficial alguno y formada por conocidos técnicos en el estudio y conocimiento de la Caballería y algunos pseudo-especialistas, que dejan mucho que desear. Baste mencionar que los representantes españoles son don Manuel Fuertes Rojo, ahora más que discutido barón de Gavín y, don Fernando García-Mercadal, que si bien se ha mostrado siempre como partidario de la extinción histórica, es un reputado experto en Derecho Premial y un auténtico caballero.
Cabe señalar aquí que una entidad análoga a la Comisión, una entidad privada, sin respaldo oficial, la Academia de Genealogía, Nobleza y Armas Alfonso XIII, ha incluido al Hospital como orden genuina, en su Elenco de Ordenes de Caballería (2005), en su registro de Ordenes de Caballería en el reino de España (2006) y en su Catálogo de Ordenes Extranjeras en España (2007). Obras todas ellas auspiciadas por un Comité de Honor integrado por significativas figuras de la Iglesia y de la Nobleza y un Comité Científico, presidido por el duque de Santoña y compuesto de renombrados especialistas internacionales.
Un hecho totalmente verificable es que desde 1930 hasta nuestros días, los ingresos de grandes figuras de la Iglesia, de la Milicia, de la Nobleza o de la Cultura, se han sucedido incesantemente, pese a la propaganda en contra de la Orden que no ha cesado en ningún momento, desde que el marqués de Villarreal de Álava iniciase el fuego dialéctico desde las páginas de Hidalguía (13). Grandes personalidades, de las que es lícito pensar que en modo alguno se hubieran integrado en una institución quimérica o dudosa. No voy a referirme (por ser ajena a la temática de este artículo) a la labor caritativa y asistencial de San Lázaro que, por cierto, es extraordinaria para una institución privada que no goza de ayudas ni de subvenciones de ningún tipo. Para mí tengo que la legitimidad de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro se sustenta en tres pilares fundamentales:
Uno, la institución de las encomiendas hereditarias que garantiza su continuidad histórica en todo tiempo y lugar, bajo cualquier circunstancia, sin ninguna otra excepción. Dos, la Protección espiritual ejercida por los Patriarcas Católico Melquitas, desde 1841 hasta nuestros días (salvo el período en que fue asumida por el Cardenal Silvio Oddi, legado Pontificio para la Basílica Patriarcal de asís, 1990-1996) de la que resulta una vinculación religiosa del Hospital de la Cruz Verde con la Santa Sede, mal que les pese a algunos.
Y tres, la íntima relación con la Casa de Borbón, expresada en la anuencia de Alfonso XIII (más tarde, Alphonse I de Francia) a que un miembro de su familia, el duque de Sevilla, jefe de la segunda rama de los Borbones de España y dinasta en Francia, aceptase el Gran Maestrazgo de la orden. en el caso de que el Príncipe Luis Alfonso de Borbón reinase en nuestro país vecino como Luis XX, el actual duque de Sevilla sería el Primer Príncipe de la Sangre de Francia, esto es el duque de Orléans. esta rama de los Borbón Sevilla ha ejercido la Suprema Magistratura (pese al carácter capitular de la orden) ininterrumpidamente desde 1935 hasta nuestros días (con el breve interregno del duque de nemours, 1967 – 1970).
Se me antoja que la vieja cantinela sobre la continuidad histórica de la orden, es tan solo una excusa. Si mañana se encontrasen los archivos de la Orden, se inventarían otra cosa.
Estos eruditos de cartón piedra son muy suyos. La mera existencia de una caballería militar y religiosa de carácter ecuménico, unida y fuerte, dispuesta a ejercer la caridad por amor a Dios, que lucha, día a día, por hacer efectiva la Unión de las Iglesias en Cristo y que denuncia desde la Fe, la Esperanza y la Caridad, los excesos de la sociedad de nuestros días, pone en peligro el entramado nobiliarista de unos pocos, detentadores de un poder que nadie les ha otorgado y perjudica gravemente algunas biografías consagrasen el abuso de la difamación y la calumnia.
Si a esto le añadimos, el coro de ignorantes que les apoya, tendremos una visión muy aproximada de la perseverancia en el error que evidencian algunos de los que se tienen por eruditos en estas materias, en verdad, meros aficionados sin coherencia ni criterio propio.
Nihil novum sub sole!!
(1). La lista conocida hasta ahora, va desde 1836 a hasta 1929 y está publicada en mi libro Historia apasionada de la religión de San Lázaro.
(2). Stephen Friar, en new Diccionary of Heraldry, pag.298; Rodríguez de Maribona, en Actas del i Congreso de Estudios Históricos,
pags. 96 a 108, entre otros muchos. También en mi artículo Alfonso XIII y el Hospital de la Cruz Verde, en Atavis et Armis, nº 21
(3). El hecho histórico por sí solo, rebate la tesis antilazarista expuesta en un periódico madrileño por el despistado académico matritense Amadeo Rey-Cabieses (Ver Atavis et Armis, nº 23) 2 9 El cardenal Sivio Oddi, Protector Espiritual de la Orden de 1991 a 1996
(4). Esta institución es olímpicamente ignorada por casi todos los historiadores adversos o discutida con desacostumbrada
destemplanza por el ya citado Hervé, barón Pinoteau. Un acabado perfil del personaje está referido, con todo lujo de detalles, en el artículo Andanza y Contradicción del Ilustre y prestigioso barón Pinoteau, de la autoría de Aldo della quaglia, en Atavis et Armis, nº 17.
(5). Lo que se interpreta torticeramente, a mi juicio, como una decisión regia de dejarla extinguirse por consunción.
(6). Tal protección solo puede ser otorgada, de acuerdo con la tradición, por el legítimo Jefe de la Casa Real de Francia, el Príncipe Luis de Borbón y Martínez-Bordiú, Duque de Anjou. La sedicente orden lazarista que encabezó el falso Duque de Anjou y ahora lidera el conde Dobrzenicz, ha encontrado en algunos autores españoles, inusitado eco. Inexplicablemente, a menos que se escriba de oídas.
(7). Ver mi artículo La Protección Espiritual de los Patriarcas Católico-Melquitas de Antioquía y Jerusalén: Datos para una argumentación, en Atavis et Armis, nº 24.
(8). La tesis de la continuidad de la orden durante el período en cuestión, ha sido magníficamente defendida por Francis Elphinstone en su artículo La orden de San Lázaro y la sangre de Luis XIV publicado inicialmente en la revista The Armorial, en lengua inglesa. Hay una traducción al portugués del embajador Silva Preto, de Enero de 1973, publicada en el Boletín de la Delegación de la Orden de San Lázaro en Portugal. Recomiendo su atenta lectura.
(9). Así, por ejemplo Guy Stair Sainty, André Damien o el propio Pinoteau.
(10). En su libro, Orders of Knighthood and Merit: the Pontifical, religious and Secularised Catholic-founded Orders and their relationship to the Apostolic See, pag. 509 (Gerards Cross: Colin Smythe, 1995) Hay una traducción al español del artículo consagrado a la orden, en Cuadernos de Ayala, nº 18
(11). Ver Cuadernos de Ayala, nº 18 y 19.
(12). Ver su obra Apuntes sobre instituciones nobiliarias en España. Madrid. Prensa y Ediciones Iberoamericanas, 1994.
(13). En los números 1 y 3 de esta revista, de 1953.
(14). El actual Gran Maestre, don Carlos Gereda de Borbón, marqués de Almazán, pertenece a la Casa de los Borbón-Sevilla, sub-rama de los Borbón-Santa Elena. Ver su genealogía en El Ducado de Santa Elena por Rafael Portell Pasamonte, publicado en Atavis et Armis nº 16.