Queremos dedicar la entrada de hoy, 25 de julio, día de Santiago, a recordar algunos extremos sobre nuestro Santo Patrón, que estamos seguro que serán del interés y gusto de todos nuestros lectores y amigos.
Tras estas trazas de guerrero se esconde Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo y Salomé y hermano de Juan, el apóstol amado del Señor. Jesucristo llamó a ambos hermanos los «Boanerges» -los Hijos del Trueno-, por el celo que mostraron por la honra del Señor cuando pidieron que cayera fuego del cielo, sobre una aldea que había impedido el paso a Jesús y a sus acompañantes.
La tradición lo sitúa en Hispania en misión de apostolado. A las orillas del Ebro, en Cesaraugusta -Zaragoza-, se le apareció la Virgen María ( aún en vida) y le previno de los peligros que sobre él se cernían, Aún así Santiago siguió predicando hasta que decidió regresar a Jerusalén, donde fue martirizado. Según la venerable leyenda su cadáver fue trasladado por sus discípulos y depositado en Compostela donde todavía se le venera.
La tradición se remonta al reinado de Ramiro I, que sucedió en el trono de Asturias y León a su tío Alfonso el Casto. Al fallecer su tío, los moros reclamaron el tributo de las cien doncellas (cincuenta hidalgas y cincuenta plebeyas) que tenían impuesto a los cristianos. Ramiro I se negó, teniendo que trasladar sus huestes hasta Clavijo, con el fin de contener cualquier movimiento del enemigo.
En vísperas de la batalla , según la tradición, se le aparece en sueños el Apóstol Santiago, comunicándole que Nuestro Señor le había designado como Patrón de la Cristiandad, animando a Ramiro al combate y pidiéndole que en le invoque.
Los cristianos arremeten al grito de “¡Dios ayuda a Santiago!”. Las huestes musulmanas son vencidas y como acción de gracias Ramiro I promueve la fundación de una Orden de Caballeros que aún lleva el nombre del santo.
En la batalla de Hacinas entre el Conde Fernán González y el caudillo Almanzor, aparece otra vez Santiago, que le dice al conde de Castilla: «¡Ferrando de Castiella, hoy te crece gran bando!». Arremete el ejército del Conde, venciendo la batalla al grito de ¡Santiago y cierra! , grito de guerra que se traduce como ¡Por Santiago y a la carga! Y que desde ese momento será el grito que toda la cristiandad de al entrar en batalla.
Ostiano, un peregrino heleno que había culminado su peregrinación a Santiago, escuchó de unos caminantes comentar esta particular faceta del Apóstol, cosa que le pareció contra natura, y desde ese momento predicó : «¡Amigos, no lo llaméis caballero sino pescador!». Por la noche, según cuenta la tradición, se le apareció en sueños el mismo Santiago espoleando un caballo y vistiendo ropas radiantes, mientras levantaba unas llaves le dijo a Ostiano «no dudes de mi caballería, que has de saber que soy caballero de mi Señor Jesucristo, ayudador de los cristianos contra los moros, y te digo más: con estas llaves que tengo en la mano, mañana domingo a hora de tercia, abriré las puertas de Coímbra y se la daré al Rey Don Fernando». Dicho ésto, Santiago espoleo el caballo y desapareció. Ostiano informó inmediatamente a las autoridades eclesiásticas. En la hora de tercia los musulmanes que defendían Coímbra sucumbían después de un prolongado asedio.
Desde entonces se venera al Apóstol y su figura ha sido acogida a lo largo de toda nuestra historia de reconquista y conquista, en todo el mundo. Peregrinos de todos los continentes pueblan los senderos con un único fin, darle el abrazo al Santo, a Santiago Patrón de España.