Uma-jirushi, Nobori, Hata-jirushi y Sashimono.
Muchos definirían a las banderas o estandartes como piezas rectangulares de tela, lisas o con franjas de colores o figuras simbólicas, que representan a un grupo de personas o a una individualidad. Para un guerrero samurái (bushi) era su nexo de pertenencia a un clan y su seña de lealtad al señor feudal al que rendía vasallaje ( Daimyo).
Carga de caballería (Sengoku)
La entrada de hoy la vamos a dedicar a completar nuestras “Notas Sobre Heráldica Japonesa” subidas a este blog el día 05 de los actuales, centrándonos hoy en las banderas y estandartes que portaban los “ bushi” en el campo de batalla, intentando explicar sus usos y peculiaridades de una forma sencilla. Quizás estas pequeñas notas entren más en el terreno de la vexilología que en el de la heráldica, pero más que en la enseña en si, quiero centrarme en la espiritualidad del símbolo contenido en ella, que arrastraba al samurái a venerar a su maestro, mediante la defensa del mon (kamon), como símbolo de lealtad y pertenencia a un ente común.
Bushi medieval japones (samurái).
Los Uma-jirushi, eran estandartes de gran tamaño que contenían el Kamon del Daimyo. Su misión era señalar en el campo de batalla y en las formaciones militares, la posición que ocupaba el Señor. Aunque éstas podían tener varias formas ( banderas, serpentinas, papelotes, sombrillas, yelmos, abanicos, gongs, etc.) sólo existían dos categorías: los o-uma-jirushi y los ko-uma-jirushi, “estandarte mayor” y “estandarte menor”. Los Daimyos menores, que gozaban de menores ingresos, solo podían usar el “estandarte menor”, mientras que los de mayor prestigio e ingresos, podían usar ambos en sus comitivas. En 1645, el shogunato Tokugawa formalizó su uso, permitiendo que los Daimyo con un ingreso superior a los 1,300 koku, utilizaran los ko-uma-jirushi, y los daimyo que tuvieran ingresos superiores a los 6,000 koku, emplearan además los o-uma-jirushi.
Distintos  Uma-jirushi. 
Por su simbolismo, éstos eran el centro de atención en los campos de batalla, ya que mientras los mismos daban moral a las tropas, creaban solidez en las líneas, y servían para ser el eje de la organización del ejército.También eran objeto de la atención de las tropas enemigas, que conociendo la presencia del Daimyo rival, hostigaban y lanzaban constantes ataques a la posición dominada por el Uma-jirushi.
Los Nobori son un tipo de banderolas largas y angostas que se utilizaban en el campo de batalla. Su misión era mantenerse siempre visibles para identificar a las unidades de “ bushi” que se encontraban en el campo de batalla. Éstas se hicieron muy populares durante el periodo “Sengoku” junto con las Hata-jirushi.
Distintos nobori.
Hoy día se continúan usando durante festivales y eventos deportivos en todo Japón.
Las Hata-jirushi, especie de cintas o marcadores de colores, que se usaban en el campo de batalla para identificar a unidades militares, sustituyendo a los nobori. Su traducción más precisa es “símbolo” o “ emblema”.
Distintos hata-jirushi.
El emblema es la representación pictográfica del Daimyo, por lo tanto de todo el clan. Los distintos mon que poseen los jefes militares se simplifican al máximo en estos «marcadores» al objeto de poder ser indentificados con un rápido golpe de vista en la batalla.
Bushi avanzando con el hata-jirushi de su unidad.
El sashimono era una pequeña bandera, muy parecida al naborí, que portaban los “bushi” en la parte trasera de su armadura. Generalmente el sashimono iba cargado con el mon ( kamon o escudo) del Daimyo al que servían. Ésto habida cuenta de lo heterogéneo de las armaduras de los samuráis, daba cierta uniformidad a las tropas en combate.
Distintos tipos de sashimono.
El sashimono, normalmente estaba confeccionado con los llamados “colores talismán”. Entre los “bushi” el rojo, el azul, el amarillo, el blanco y el negro, o una mezcla de algunos o varios de ellos, eran considerados como colores con suerte para la batalla.
A determinados guerreros, por su fiereza y destacado envite en el combate, se les permitía personalizar el sashimono, utilizando su propio símbolo familiar, o bien escribir su nombre en ella, a modo de presentación y aviso. Todos sabemos que muchas batallas del Japón medieval  se han resuelto de forma «heróica» ( luchando solo dos paladines, uno por cada ejército, dándose la victoria a la facción del samurái que quedaba en pie) y la mera visión de determinados «sashimono» de guerreros consagrados, en las filas de uno de los ejércitos hacía que la moral del enemigo bajase considerablemente, e incluso que se diesen a la fuga despavoridos.
Colocación del sashimono en la armadura del «Bushi».
Muchos “bushi” usaban como «sashimono» objetos tridimensionales, plumas y/o especie de serpentinas, con determinados colores convenidos, que además de identificar al clan al que servían, le permitían más movilidad o defensa contra armas arrojadizas.

“Morir en el combate no es una deshonra, es el camino del Guerrero”.Para entender las manifestaciones heráldicas de los “bushi” hay que conocer muy de cerca al guerrero. Si traducimos la palabra samurái, lejos de tener un significado bélico, lo tiene de servicio y abnegación. 
Los samurái eran servidores. Estaban al servicio de sus amos o maestros en cuerpo y alma. El samurái pertenecía a una casta guerrera e intelectual  que se heredaba generación en generación. Su amplio sentido del honor y del deber, le hacían seguir un código de conducta mucho más ferreo que el de  los caballeros occidentales. Un bello poema fúnebre, posiblemente entonado por un «bushi» antes de encontrarse con la muerte decía : “La vida de un guerrero es bella y breve como la flor del cerezo”.Estos guerreros, bajo la dirección de sus Daimyos se enseñorearon de las islas del Japón entre los siglos XI al XVII, aunque las primeras noticias sobre esta casta data del siglo IX.
 Durante  los largos  periodos  de luchas entre clanes, se les podía ver  a lomos de sus pequeñas pero resistentes cabalgaduras, fieles a un ritual guerrero impuesto por el «bushido» (camino del guerrero), autentico decálogo de conducta donde el honor era más importante que la propia vida.
Antes del combate el «bushi» componía su propio poema fúnebre, una corta pero bella composición en la que se despedía del mundo y aceptaba su destino. Participando posteriormente  en ceremonias donde la intensidad y el honor rezumaban por los poros del guerrero.

Kojima Yataro, sujetando en su mano una cabeza cercenada a un enemigo.


Disfrutando de la más bella ceremonia, los “bushi”, vestían sus ropas más elegantes y ceñían a su cuerpo majestuosas armaduras lacadas en los «colores talismán», en las que un sinfín de piezas ajustadas milimétricamente protegían a su dueño.
La leyenda y la tradición se hacían una sola cuando la espada elegía compañero. Para tal menester el samurái se situaba ante una selección de espadas, la elección dependía de las vibraciones comunes emitidas por la espada y el samurái. Una vez  que la espada elegía a su dueño ya no volverían a separarse nunca más.
Entre batallas,  los samurái ocupaban su ocio en el perfeccionamiento del espíritu. Gustaban de la poesía, el teatro y se refugiaban con frecuencia en la creación de maravillosos jardines flotantes. Eran grandes pensadores, que por tradición, vocación y razón de nacimiento vivieron para seguir el camino del guerrero.

Bibliografía consultada e imágenes.
Samurai Heraldry, Flags and Standads of Samurai Armies ( The Samurai Archives Citadel Japase History Forum  http://forums.samurai-archives.com/ )
Samurai Heraldry (Eli-82).
Samurais (Javier Villahizán) 2010.
The Takeda y The Uesugui (Martin Jones).