Por pensar que el artículo “Las Manifestaciones Heráldicas en España”, de la autoría de D. Luis Valero de Bernabé y Martín  de Eugenio, Marqués de Casa Real, Diputado de Protocolo y Ceremonial de esta Casa Troncal, que originalmente fue publicado en el núm. 512 de la Revista de la Real Asociación Hidalgos de España “La Gacetilla”  (oct, nov. y dic. de 2007), pudiera ser del interés general de nuestros lectores, y en particular de los miembros de esta Corporación, hemos pensado reproducir el mismo en su integridad, como entrada de nuestro blog para el día de hoy.
Armas de D. Luis Valero de Bernabé y Martín de Eugenio, Marqués de Casa Real, Diputado de Protocolo y Ceremonial de esta Casa Troncal.
España posee una de las más ricas heráldicas de Europa. Hoy en día todavía es posible ver labras heráldicas en las fachadas de edificios públicos y privados en ciudades y pueblos de toda nuestra orografía; se encuentran también en monumentos, templos y sepulcros. Nuestros archivos y bibliotecas están llenos de armoriales y otros documentos en los que se recogen multitud de emblemas heráldicos. Incluso, en las últimas décadas, diversos eruditos están tratando de inventariar el rico patrimonio heráldico existente en las diversas comunidades  españolas, en un resurgir del interés por el conocimiento de estos importantes signos de identificación de los diversos linajes. Un escudo de armas es una representación pictórica o jeroglífico que encierra una determinada simbología; es decir, es un emblema y como tal es un signo de identificación preciso como puede ser una bandera, una enseña, un sello o un logotipo. Por ello, en una sociedad mayoritariamente analfabeta, el uso de un determinado blasón era el mejor procedimiento para identificar un linaje, mucho más firme y determinante aún que el propio apellido de éste.
 Antaño, los individuos que por su sangre pertenecían a un linaje ilustre hacían ostensible a los demás dicha pertenencia, a fin de gozar del acervo común de prestigio y notoriedad acumulado por dicho linaje de generación en generación, mediante la adopción de su blasón; pues la mayoría de la gente, incluso los más humildes, sabían identificar los blasones de las principales familias y con ello distinguir sus casas, enterramientos y pertenencias, al igual que hoy en día los Bancos y principales firmas comerciales se hacen identificar por sus respectivos logotipos.
Número 512 de la Gacetilla de la Real Asociación Hidalgos de España
( correspondiente a los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2007).
Tanto es así, que incluso los que servían a un linaje tenían a gala el poder utilizar también de alguna forma los signos distintivos de éste. Es por ello que las labras heráldicas que tanto abundan en nuestras tierras tienen una virtualidad que excede y trasciende su propia realidad.
No debemos verlas como una simple muestra de arte o de la vanidad de las gentes, sino como un testimonio vivo de la presencia en aquel lugar de un determinado linaje, entendido éste no como una simple serie de filiaciones, sino como una comunidad de ideales, anhelos y realizaciones, con sus gozos y sus sombras, en la que los honores y yerros de todos los que formaron parte de dicho linaje alcanzan y recaen sobre cada uno de sus miembros.
La adopción de un determinado blasón, antaño era algo que debía efectuarse con sumo cuidado, pues a través de su visión sé identificada y consideraba la calidad e importancia del propio linaje. Es por ello que la Sociedad Medieval, inmersa en un profundo simbolismo iconográfico, fue escogiendo una serie de figuras tomadas tanto de la vida cotidiana que rodeaba al caballero, como de la naturaleza, tanto animada como inanimada, a las que concedía un simbolismo que rebasaba su propia concepción natural, utilizando un dibujo esquematizado de éstas para dibujarlo como signo identificativo del portador de los blasones. Esta elección no fue algo casual o arbitraria, sino que se correspondía con la forma de pensar de un cierto segmento de la sociedad estamental del Antiguo Régimen, creador de un código de señales plásticas por el que se transmitía a la sociedad en general el conocimiento del valor heroico e importancia de los poseedores de los Blasones; a través de la simbología de las figuras heráldicas utilizadas para blasonarse se identificaba y consideraba la calidad e importancia del linaje.
Mediante el análisis de la iconografía heráldica utilizada, podemos deducir la forma de pensar y los valores predominantes en la sociedad medieval española. En España, las circunstancias históricas por las que se atravesó, permiten diferenciar tres tendencias heráldicas, según los motivos heráldicos utilizados para blasonarse:
A) Heroica: El espíritu guerrero se basa en la confianza en si mismo, en donde encuentra su propia justificación, y por ende en la exaltación de los valores de tradición y linaje sobre los que se fundamenta; De ahí que la heráldica heroica se inspire en los valores e ideales de la Caballería y esté plagada de armas, arneses, castillos, enseñas, distinciones, símbolos, lises, fauna regia (leones, águilas, grifos, dragantes), guerreros y cruces.
B) Burguesa: Mientras que el ánimo burgués lleva a la búsqueda del bienestar, a través de la laboriosidad y el comercio, pero que en cierta forma una vez obtenido éste tiende a elevarse imitando los hábitos de vida de la aristocracia. Surge así la necesidad que sienten las clases burguesas de construirse palaciegas mansiones y decorar sus muros con escudos. Unos seguirán la imitación hasta el fin adoptando los mismos motivos heráldicos que la nobleza, pero la mayoría tratará de escoger otros más en línea con sus ideas y gustos. Así, lentamente se han ido abriendo paso en los diferentes armoriales diversas figuras heráldicas inspiradas en las relaciones sociales, mercantiles, industriales, domésticas… que realiza el ser humano. Así nos encontramos con la reproducción de vestidos, herramientas, utensilios de trabajo o de comercio, animales domésticos, plantas utilitarias, viviendas y enseres domésticos.
C) Naturalista: Parte de una sensación vital enteramente diferente a las dos  anteriores. Es característica de una sociedad agraria, profundamente enraizada en el entorno en el que se desenvuelve su vida. Sus manifestaciones heráldicas se inspirarán principalmente en los bosques, valles y accidentes topográficos que los rodean, en los árboles que crecen en ellos y en la fauna autóctona que los puebla (lobos, osos, jabalíes..). Unas veces solos y otras combinándolos entre si o con escenas de caza.
Así, dentro de la tendencia heroica tendremos a la mayor parte de la heráldica castellana, extremeña, galaica, asturiana y aragonesa; mientras que en la burguesa está la heráldica catalana y valenciana; y en la naturalista la vasconavarra y la cántabra. Si bien nunca con carácter exclusivo, pues, en mayor o menor grado, estas tendencias se encuentran y coexisten en las diferentes heráldicas regionales españolas.