FRANCO Y EL TOISÓN DE ORO.
Por D. José Luís Sampedro Escolar, Numerario de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía . 
En la entrada del blog de Doce Linajes correspondiente al lunes 28 de marzo de 2011 se publica un largo texto de D. J. Mª. de Montells y Galán en el que se vierten ciertas afirmaciones que conviene matizar y completar.
En primer lugar, es una opinión respetable la que atribuye a D. Francisco de Borbón y Borbón la de considerarse con derechos a ingresar en la Orden del Toisón por descender de diferentes caballeros de esa corporación, pero, de ser cierta, esta opinión no tiene fundamento objetivo ninguno, pues el Toisón no es una orden hereditaria ni el ingreso en ella tiene ese carácter. Atribuir sin documentarla esta opinión al mencionado señor D. Francisco de Borbón, y otras varias al difunto Infante Don Jaime y al Generalísimo Franco con igual ausencia de documentos no es propio de un historiador sino, como mucho, de un pseudos-historiador, empleando los términos que el propio Montells utiliza. Consta, en otro momento histórico, la negativa del Presidente De Gaulle para aceptar el Toisón de Don Jaime, pero no consta escrito alguno por el que D. Jaime ofreciese esa dignidad a Franco, de manera que el Caudillo se vio sorprendido con la entrega del estuche con el collar, al igual que se vio sorprendido su hijo D. Alfonso de Borbón con la imposición de otro collar que efectuó su padre, estando presente el propio Príncipe de España, D. Juan Carlos, quien, lógicamente, por prudencia, no pudo expresar en ese momento su disgusto.



TOISON
(Imagen del Blog de los Doce Linajes de Soria)
En una conferencia pronunciada en el salón de Actos del Ministerio de Obras Públicas,  Transportes y Medio Ambiente, el 2 de abril de 1996, el abajo firmante, entre otras muchas cosas, dijo:
“En 1960 se publicó un curioso libro, original del Marqués de Cárdenas de Montehermoso, en el que se defendía la tesis de que el Infante Don Jaime sólo había renunciado a sus derechos a la Corona de España, pero no lo había hecho a los del Ducado de Borgoña y a la Soberanía del Toisón, reabriendo así la vieja polémica de si iban unidas o no la Corona de España y la jefatura de la Orden borgoñona. No se tenía en cuenta, como recuerda el Barón de Pinoteau, que el Infante Don Jaime, con mucho fundamento, se decía Jefe de la Casa Cristianísima de Francia, y que la Corona del país vecino, según la Paz de las Damas de 1529, reconocía la Soberanía del Toisón en el Rey de España. En cualquier caso, Don Jaime otorgó varios toisones a personajes que le eran afectos de la nobleza francesa, como el duque de Beauffremont, a otros de la realeza que admitieron el nombramiento sin prejuicio ninguno, como el Príncipe Irakly de Georgia, y a personalidades más chocantes, como astronautas norteamericanos…Intentando un acercamiento conciliador al Jefe del Estado, el Conde de Barcelona escribió en 1961 a Francisco Franco ofreciéndole tan preciado galardón. El Generalísimo le contestó declinando tal honor, con lo que evitaba reconocer en Don Juan ningún tipo de Soberanía, y aconsejándole que se asesorase históricamente. Poco después, en 1964, Franco comentó con su primo y ayudante, Franco Salgado Araújo, las recientes concesiones del Toisón por parte de Don Juan al Duque de Calabria y al de Parma. Influido seguramente por las tesis de Cárdenas de Montehermoso, el Caudillo manifestaba a su primo su convencimiento de que Don Jaime ostentaba la Jefatura de la Orden…
Dado que en su carta, antes mencionada, el Conde de Barcelona afirmaba que era su deseo que el General Franco fuese el PRIMER español por él agraciado con tan alto galardón, parece que el ingreso del hoy Rey de España debió de producirse por nombramiento de su abuelo Alfonso XIII, posiblemente en el momento de su Bautizo, aunque en diversas ocasiones se ha citado como tal fecha de nombramiento la de 1941, ya fallecido Don Alfonso XIII, sin que haya mediado aclaración oficial alguna al respecto.
En 1972 el hijo y heredero de Don Jaime, Don Alfonso de Borbón Dampierre, casó, como es bien sabido, con la nieta primogénita del Caudillo, Doña Mª del Carmen Martínez-Bordiú y Franco; para solemnizar este enlace matrimonial, el Infante Don Jaime decidió conceder el Toisón de Oro a su primogénito y al propio General Franco. Este, al igual que hiciera años antes con el ofrecimiento de Don Juan, declinó el honor recibido y devolvió al Infante el estuche con las insignias, sin lucirlas jamás. Por su parte, Don Alfonso tampoco quiso ostentarlas, provocando, según manifestó él mismo personalmente, un profundo disgusto a su padre.
Cuando falleció en 1975, Don Jaime no había renunciado a ninguna de sus pretensiones francesas, españolas (incluyendo la herencia carlista) o borgoñona, pero su heredero Don Alfonso, Duque de Cádiz y Alteza Real en España desde 1972, sólo mantuvo seria y eficazmente las primeras, titulándose Duque de Anjou, dignidad que, a su desaparición, heredó su hijo, Don Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordiú. Citemos aquí lo dicho al respecto por el propio Duque de Cádiz en sus Memorias, tal y como las publicó el semanario «HOLA» en 1983: Aún estando de acuerdo con mi padre en cuanto a que la Orden del Toisón de Oro es en su origen una Orden exclusivamente familiar, creo también que, con el tiempo y por su historia, se ha convertido en una Orden de Estado y que en este sentido debe estar unida exclusivamente a quien ostente, de forma personal y de hecho, la titularidad de la Corona. Así, el Rey de España deberá ser siempre su Soberano.”
Hasta aquí, lo extractado de lo dicho por el autor en abril de 1996. Posteriormente, en noviembre de ese mismo año, la periodista Pilar Urbano publicó su libro La Reina, en cuya página 248 podemos leer, puesto en boca de S.M. la Reina Doña Sofía: Cuando llegó la boda entre Alfonso y Carmencito, mi marido (es decir, S.A.R. el Príncipe de España, luego Rey Don Juan Carlos I) le pidió a Franco que no se pusiese el Toisón para la ceremonia. Y añade Doña Sofía: Pedirle eso fue un trago fuerte para el príncipe. Y Franco tuvo el buen sentido de no ponérselo ni entonces ni nunca.
Momento de la boda de Don Alfonso de Borbón Dampierre y Doña Mª del Carmen Martínez-Bordiú y Franco.
(Imagen del Blog de los Doce Linajes de Soria).
Laureano López Rodó, en su obra La larga marcha hacia la Monarquía, dice refiriéndose al mismo asunto: A Don Juan Carlos le preocupó mucho el tema y el lunes 6 de marzo, antevíspera de la boda, me llamó por teléfono a las diez y media de la noche para que le hiciera ver a Carrero lo improcedente de esa concesión del Toisón, y que procurara que Franco no se lo pusiese en la boda.
Por último, según declaración personal hecha en su domicilio de Madrid a José Luis Sanpedro Escolar por la Infanta Doña Cristina, condesa viuda de Marone- Cinzano, que asistió a la ceremonia nupcial de 1972 pese a la orden de Don Juan de boicotearla, esta Señora hizo saber que estaba dispuesta a levantarse de su asiento y abandonar la capilla de El Pardo si Franco lucía el Toisón de Oro. La Infanta pudo permanecer en la capilla durante toda la ceremonia nupcial porque Franco, vistiendo el frac de capitán general de la Armada, lucía solamente el collar de la Orden de Cristo, la banda y la placa de la Gran Cruz Laureada de San Fernando.