-.PRIMERA PARTE.-
En el núm. 107 de la prestigiosa «Revista de Historia Militar», editada por el Instituto de Historia y Cultura Militar, aparece un excelente trabajo de D.Antonio Prieto Barrio y de D. Francisco Javier Hernández Navarro, que por su interés queremos reproducir en este blog.
El artículo titulado “Una gran desconocida: la Orden Militar de la Constancia del Protectorado Español en Marruecos (1946-1957)», es el primero, de una buena muestra de artículos, que poco a poco iremos subiendo a nuestro blog, relacionados con las condecoraciones militares españolas e hispanoamericanas.
Escudo del Instituto  de Historia y Cultura Militar, dependiente del Ministerio de Defensa.
(España).
D.Antonio Prieto Barrio,nace en Madrid en 1966 y es Capitán de Ingenieros desde julio de 2007.Ha realizado diversos cursos impartidos en el actual Instituto de Historia y Cultura Militar, como son los de Heráldica, Uniformología Militar Española y el de Introducción a la Historia Militar de España. Ha colaborado en las exposiciones de » El Mundo Militar en 1993″ y en la conmemorativa del » V Centenario del Sargento» en 1994.Ha colaborado con trabajos y datos para la confección de las páginas web de la Orden de San Fernando y San Hermenegildo, y es autor de libros como: «Diccionario de cintas de recompensas españolas» publicado por el Ministerio de Defensa , «Recompensas y distintivos (1989-2011)», o el ya comentado en este blog «Compendio Legislativo de Órdenes, Medallas y Condecoraciones. Edición del autor
[CD]», actualizado hasta febrero de 2011, por citar alguno de sus importantes trabajos.
D.Francisco Javier Hernández Navarro, es nautuarl de Sevilla, Licenciado en Historia, Diplomado en Estudios Avanzados y Master en Archivística, autor, como coautor, de diversos trabajos sobre temas militares, demografía histórica, Memoria Histórica; Historia Urbana e Institucional.
Portada del núm 107 de la «Revista de Historia Militar», número donde aparece por primera vez, y en su integridad, el artículo que hoy nos ocupa.
Hacer constar,que el presente artículo es una edición resumida y adaptada, para este blog, de otro mucho más extenso publicado en la anteriormente mencionada revista. Aún así, lo hemos dividido en dos entradas, la correspondiente al día de hoy y la que pretendemos subir mañana.
Para poder ver el artículo completo, así como cualquier otro publicado en el mencionado número de la Revista de Historia Militar, pueden visitar el siguiente enlace: http://www.portalcultura.mde.es/Galerias/revistas/ficheros/RHM_107.pdf
La Orden militar de la Constancia fue creada en 1946; sin embargo, es una de las condecoraciones militares de influencia española, como del propio Protectorado Español en Marruecos, menos conocida y estudiada. Una de sus principales peculiaridades era que se otorgaba únicamente a los Caídes (oficiales) marroquíes pertenecientes a las Fuerzas Jalifianas del Protectorado con una dilatada carrera en las mismas. Este personal estaba encuadrado en las distintas unidades militares y de seguridad –que, aunque gestionadas y administradas por el Majzén (gobierno jalifiano), estaban subordinadas al ejecutivo y a los Interventores españoles del Protectorado–, como eran las Mehal-las, Mejaznías y la Guardia Personal del Jalifa. Este trabajo analiza tanto la creación y la evolución legislativa de la Orden en sus dos categorías de medalla y placa durante sus nueve años de existencia, como el proceso y las particularidades de concesión, así como el perfil y naturaleza de los condecorados. Asimismo se incorpora imágenes inéditas de dicha condecoración.
La Orden Militar de la Constancia del Protectorado Español en Marruecos, creada en 1946, ha suscitado muy poco interés por parte de los especialistas en condecoraciones. La falta de un estudio específico sobre la misma ha tenido como consecuencia referencias bibliográficas tan escasas como breves y repetitivas. Las causas de este vacío pueden ser varias, entre ellas estaría la de ser otorgada exclusivamente a los Caídes marroquíes de las fuerzas Jalifianas del Protectorado; y por otra, la inexistencia de ejemplares originales en colecciones privadas, instituciones y museos españoles, que hacían incluso dudar que realmente se otorgase o se fabricase algún ejemplar de las dos categorías de que constaba la misma (1) . A pesar de la multitud de gestiones que los autores han realizado, no se ha podido localizar ni encontrar –hasta ahora– ninguna pieza confeccionada de esta Orden. Sin embargo, y como se demostrará en este trabajo, sí se concedieron y fabricaron ejemplares de la misma, llegándose incluso a ostentar públicamente.
La exigua bibliografía que ha explicado o indicado algo sobre esta condecoración tiene su origen en la tan frecuentemente citada obra de Fernández de la Puente –editada en 1953–, donde sólo incorporó la transcripción del dahir de su primer reglamento, así como ilustraciones muy logradas de sus dos categorías realizadas a partir de fotografías de ejemplares originales –como en el resto de su obra–; por lo demás, no aportó ningún dato e información adicional sobre esta Orden. A partir de ahí, son contadas las ocasiones en que se ha escrito algo referente a la Orden de la Constancia. Carlos Lozano, en su instructivo trabajo sobre las condecoraciones de la “acción española” en África, basándose en la información y una ilustración del autor anterior, sólo hace breves comentarios y una descripción de la misma. También las obras de Juan Luis Calvó y José Manuel Pérez Guerra, y el interesante trabajo sobre los premios a la constancia militar de Francisco Yáñez incluyen imágenes procedentes de Fernández de la Puente tanto en blanco y negro como en color, con breves descripciones y resúmenes del mencionado dahir transcrito; el segundo de estos autores incluye además, una tasación totalmente artificiosa, desde nuestro punto de vista, de esta condecoración, debido a la nula circulación de ejemplares (entre 150-200 € por una placa y 100-120 € por una medalla) (2).
Por ello, y basándonos en la información recogida principalmente del Boletín Oficial de la Zona del Protectorado de España en Marruecos (BOZPM), conservado en diversas bibliotecas públicas, junto a otras fuentes archivísticas, fotográficas y bibliográficas, hemos intentado hacer un primer estudio pormenorizado sobre esta desconocida Orden.
No es nuestra intención hacer un balance y una extensa introducción histórica sobre el Protectorado Español en Marruecos desde su creación a finales de 1912 gracias al Tratado de Fez, ni tampoco del desarrollo de las tan difíciles como trágicas operaciones militares originadas durante su ocupación y la posterior pacificación hasta la desaparición oficial del mismo con la independencia de Marruecos en abril de 1956, ya que excedería de los objetivos de este estudio. Pero sería inconsciente por nuestra parte el no indicar que la creación de la Orden Militar de la Constancia tuvo un condicionante muy especial al ser la única de las condecoraciones del Protectorado que se fundó y reglamentó exclusivamente para los Caídes (oficiales) pertenecientes a las fuerzas militares Jalifianas (Mehal-las y Guardia Jalifiana) bajo administración del Majzén (o Mahzen) (3) . Después, y como explicaremos más adelante, se ampliaría a los pertenecientes a su policía, o Mejaznía Armada, creándose un nuevo reglamento para ellos(4) .
Simultáneamente, y a pesar de que no se ha estudiado su repercusión en las fuerzas jalifianas, la administración franquista, desde la finalización de la Guerra Civil hasta la independencia de Marruecos, realizó diversas reformas en el Protectorado de Marruecos; concretamente, en el mismo año de la promulgación de esta condecoración se reformaría ampliamente el Majzén, alcanzando altas cuotas de autonomía respecto a reformas y políticas anteriores. Por ello, no es extraño que repercutiese en el control y financiación de sus fuerzas militares, y se crease este premio pensionado tan particular para sus Caídes.
La figura colonial del Protectorado era simplemente una manera de justificar la denominación de unos territorios teóricamente gobernados por instituciones propias pero que realmente estaban bajo la tutela de un país extranjero o “nación protectora”, en este caso España, en la Zona Norte de Marruecos, donde ejercía su patrocinio en los ámbitos tanto económicos como políticos del mismo. Dentro de esa dualidad administrativa estaba el Majzén, el órgano de gobierno administrativo civil marroquí en el Protectorado cuya figura más representativa y principal era el Jalifa; aunque con algunas competencias específicas, era muy dependiente política y económicamente de la administración española. Disponía de una fuerza militar propia, aunque subordinada al Ejército español, que fue ampliamente reformada en mayo de 1925 cuando se crea específicamente la Inspección General de Intervención y Tropas Jalifianas que gestionaría sus fuerzas militares como eran la muy representativa Guardia Jalifiana, las Mehal-las y, en menor medida debido al carácter irregular y temporal de su reclutamiento, las Harcas (o Harkas); además del resto de las fuerzas de seguridad del Majzén. El Jalifa poseía una Casa militar dirigida por un ayudante militar el cual era normalmente un Comandante o un Capitán español, con un Teniente adjunto y un Caíd; encuadrada en ella estaba su Guardia Personal o Jalifiana, creada en 1923 con personal de la Sección Local de Policía de Tetuán y de la Sección de Música de la Mehal-la de la misma localidad, y cuya principal función era dar escolta y protección al Jalifa mediante una heterogénea serie de unidades: una mía de infantería, una sección montada y una banda de música. Las Mehal-las Jalifianas fueron creadas a iniciativa del general José Marina Vega después del Tratado de Fez para crear un cuerpo militar indígena bajo dependencia del Alto Comisariado de España en Marruecos con intervención del Majzén; estaría organizado para dar guardia al Jalifa, formar en las solemnidades del mismo, participar activamente en acciones militares cuando se les solicitase, dar consistencia a las distintas Cabilas organizadas en Harcas y principalmente servían también de fuerzas de seguridad o de policía dentro y fuera de los límites de Tetuán como garante del pago de los tributos a las Cabilas. Organizadas a finales de 1913, no sería hasta 1915 cuando alcanzarían su primer desarrollo y expansión. A lo largo de 1921 y 1926 –momento en que dejan de proporcionar la Guardia del Jalifa y se integran en las mismas la Policía Indígena de Marruecos después de su disolución y algunas Harcas irregulares–, se crearían nuevas unidades de Mehal-las que sufrirían diferentes cambios de denominación con el paso de los años. Participarían en las operaciones finales de la Guerra del Rif, en la ocupación del territorio de Ifni en 1934, en la Guerra Civil española y en la ocupación de la Zona Internacional de Tánger en 1940. Finalmente, en 1956, las unidades bajo control del Majzén serían disueltas, aunque el personal proveniente de las mismas, junto a los procedentes de las unidades coloniales francesas locales (Goumiers), formarían el grueso de las recién creadas Fuerzas Armadas Reales (Forces Armées Royales) de Marruecos. Cada unidad de Mehal-la, según la reforma de 1937, estaba formada por un rahá o batallón que estaba compuesto a su vez por dos o tres tabores, cada uno de ellos con tres mías complementadas por un grupo de caballería, siendo sus efectivos inferiores respecto a otras unidades con personal local como los Regulares. Una particularidad de estas unidades era su alta proporción de tropa y suboficiales marroquíes con respecto a otras fuerzas indígenas como eran los Regulares, que procedían de enganches y reenganches tribales; sus empleos eran los de Askari (Soldado), Askari de 1ª, Maun (Cabo) y Mokaddem (Sargento). Su oficialidad era un tanto atípica: los oficiales españoles destinados en dichas unidades ostentaban el cargo de instructores de las mismas aunque tenían mando y control sobre ellas. El jefe superior de los instructores era el mando directo (normalmente un Coronel o Teniente Coronel) y requería teóricamente de la aprobación Jalifiana en sus decisiones. Como ya hemos comentado, la mayor parte de los oficiales eran marroquíes, siendo sus empleos los de Caíd Rahá (Capitán) donde podían servir hasta los 60 años de edad, Caíd Tabor o de 1ª (Teniente) y Caíd Mía o de 2ª (Alférez) empleos en que podían servir hasta los 55 años. Desgraciadamente, no hay estudios específicos que nos aclaren la procedencia y trayectoria de estos oficiales y nos oriente sobre si provenían de determinadas capas sociales de las Cabilas donde se reclutaba generalmente al personal de estas unidades o si procedían en su mayor parte de la clase de tropa y suboficiales de estas unidades. Sabemos que, en parte, esta última premisa se cumplía por lo menos en los últimos años ya que los Caídes de 2ª se seleccionaban entre los Mokaddemin con tres años de servicio y para ascender a Caíd de 1ª eran necesarios al menos diez años de servicio en el empleo anterior. Con la ampliación de las unidades de las Mehal-las durante la Guerra del Rif, y como gran parte de sus efectivos procedían de la disuelta Policía Indígena, no contaban con oficiales marroquíes, por lo que se les proveyó de Caídes procedentes de los Regulares y de las Harcas que se hubiesen distinguido, a modo de recompensa.
La Orden Militar de la Constancia se creó mediante un dahir del 18 de agosto de 1946 “para recompensar la constancia en el servicio de las armas y premiar con señalada distinción”, con sus “dos categorías de Medalla y Placa pensionadas, en la que podrán ingresar los Caídes de las Fuerzas Jalifianas”. Su reglamento se publicó unos meses después en el BOZPM, mediante dahir del 17 de diciembre de 1946 describiendo su diseño y desarrollando los artículos sobre las condiciones y el objeto de concesión de la misma; y a finales del mes siguiente, enero de 1947, se publicaron las primeras concesiones.
En su momento, Carlos Lozano puntualizó que la Orden de la Constancia se inspiró en la Orden Militar de San Hermenegildo, y con carácter general es indudable la influencia de esta condecoración creada en 1814 para recompensar la constancia intachable de los Jefes y Oficiales al servicio en los ejércitos españoles; aunque estéticamente no se pareciesen mucho, los años de servicio mínimos para ingresar en las dos categorías inferiores de que constaba en esos años, así como las pensiones para dichas categorías, eran similares a las de la Orden de la Constancia.
La descripción de las insignias de la Orden objeto de nuestro estudio nos la proporciona su Reglamento, indicando que la medalla estaría formada por “una estrella de cinco puntas en esmalte verde esmeralda, con un filete dorado en su contorno, de un milímetro de ancho; las puntas forman dibujo de Hayte, y por cada uno de los cinco ángulos de la estrella salen cinco rayos dorados; su parte central está formada por un emblema de Mehal-la (5) , también de cinco puntas y 12 milímetros de radio, en esmalte blanco con sus iniciales doradas en el centro y trazado en filete dorado de un milímetro de ancho; su radio total es de 20 milímetros, y en la punta superior, unida a ella por detrás, lleva una media luna en plata, de 5 milímetros de radio, cuyas puntas se unen al manguito esférico de una argolla de oro, que lleva la cinta en su parte inferior. Esta es de color rojo granate, con una franja verde en su centro y en sentido vertical”.
Sorprendentemente, se conserva en una colección privada una cinta de esta Orden–. Al respecto de esta descripción, hay un elemento denominado como “dibujo de Hayte” al que los autores no hemos encontrado significado después de indagar, solicitar opiniones a profesores e historiadores de Arte, arabistas y jugar semánticamente en la búsqueda bibliográfica de dicho término. Quizás se trate de un modo de definir esa forma geométrica para la estrella, pero sospechamos fue resultado o de una mala traducción de un dahir (también se imprimía en árabe) o de la invención de dicho término para describirla. Por otro lado, la descripción de la Placa nos indica que estaría formada “por la misma Medalla con radiaciones en plata sobre estrella de cinco brazos de doble punta de oro, y de 32 milímetros de radio”. Ambas categorías se llevarían en el costado izquierdo de la indumentaria del portador.
Las láminas originales con el diseño de la placa y de la medalla , se publicaron en el número del BOZPM siguiente al del reglamento, rubricada y fechada por el diseñador de la misma “Isvente 46”, del cual no hemos encontrado datos.
Según el reglamento, los Caídes que ingresaban en la Orden “previa propuesta documentada”, en alguna o en ambas categorías, disfrutarían de unas significativas pensiones anuales de carácter vitalicio; por la Medalla sería de 1.200 pesetas (Art. 5º), y por la Placa la cantidad de 2.400 pesetas (Art. 6º). Años después, en 1955, en un dahir de 15 de marzo sobre la mejora de devengos, créditos supletorios y extraordinarios para el personal de las Fuerzas Jalifianas, en su Art. 5º, se especifica el incremento de dichas pensiones “de la Orden de la Constancia en un cien por cien sobre los beneficios reconocidos hasta fin de diciembre de 1953 en las Cruces y Placas”, situándolas finalmente en 2.400 y 4.800 ptas. para sus respectivas categorías.
Meses después, la Delegación de Hacienda publica unas instrucciones complementarias del dahir de marzo anterior sobre este incremento de las pensiones, disponiendo que los perceptores de las mismas presentaran dos copias originales de su consignación y alta en nómina de las distintas pagadurías, remitiéndolas a su vez a la Delegación de Hacienda, Sección Clases pasivas. Ésta Delegación gestionaría a su vez la expedición de esta nueva documentación, donde se ajustarían las pensiones anuales de las placas y las medallas, a la Subinspección de las Fuerzas Jalifianas y Mejaznía Armada y al propio interesado; para la reclamación de los atrasos, habría que solicitar el reintegro por la cuantía total de la nueva pensión. Todos estos haberes como los atrasos, se imputarían al Presupuesto Ordinario de Gastos.
Dichas retribuciones no eran en absoluto despreciables en comparación con otras órdenes militares españolas coetáneas; y después del incremento de 1955, la situaría como una de las más generosas para sus beneficiarios. A modo de comparativa, una orden homónima como la Cruz de la Constancia en el Servicio, en 1958 (Art. 3º de su reglamento) para los suboficiales estaba pensionada anualmente con 1.200 ptas.; hasta 1961 no se aumentaría hasta las 2.400 ptas. al cumplir 20 años de servicio el beneficiario, 3.600 por 25 años y 4.000 ptas. por 30 años. Otra análoga, como la Orden de San Hermenegildo, en su reglamento de 1951 establecía las pensiones anuales para los que tuvieran derecho a la Cruz en 1.200 ptas., las de la Placa en 2.400 ptas., y estos últimos, con dos años de servicio en los empleos de Coronel, Capitán de Navío o asimilado y 40 años de servicio activo como oficial, en 5.000 ptas. Otras condecoraciones pensionadas en los años que estamos tratando, lo eran con cantidades inferiores en comparación: las cuantías anuales asignadas en 1955 para la Cruz de Plata del Mérito Militar, con distintivo blanco, eran de 300 a 600 ptas. para cabos y 300 ptas. para soldados, y las de la Cruz Roja del Mérito Militar, en su categoría de plata, temporales –5 años– o vitalicias, de 600 a 1.200 ptas. para cabos y de 420 a 600 ptas. para los soldados. Las cuantías máximas de las pensiones temporales –5 años– o vitalicias de la Cruz de Guerra, en 1955, se establecieron de 1.200 a 1.800 ptas. para cabos y de 600 a 1.200 ptas. para soldados. Caso de la Cruz de Guerra con Palmas, las cuantías se elevaban a 1.800 a 2.400 ptas. para cabos y 1.200 a 1.800 ptas. para soldados.
Como podemos observar en la gráfica superior,con la comparativa de las cuantías de las pensiones de la Orden de la Constancia con las condecoraciones y órdenes que hemos reseñado, es evidente el elevado importe de las pensiones de la Orden objeto de nuestro estudio, sobre todo en el periodo que comprende los tres últimos años de existencia, cuando se duplican las mismas, equiparándose, en el caso de la Placa de la Orden de la Constancia, con los máximos importes de la de San Hermenegildo y superando ampliamente al resto de las condecoraciones; el caso de su medalla, también es equivalente cuantitativamente a la Placa de la Orden de San Hermenegildo, pero sigue teniendo un alto importe en su pensión respecto al resto. Otras condecoraciones, que se crearon años después, aunque en la misma década, como es el caso de la Cruz a la Constancia al Servicio para suboficiales, no la superarían en cuantía hasta mucho tiempo después de la extinción de la del Protectorado.
(1)No hemos encontrado constancia de su existencia entre los fondos de las escasas empresas actuales dedicadas a la confección de estas insignias. Tampoco forma parte de ninguna colección museística conocida y los coleccionistas consultados tampoco poseen ninguna de estas piezas.
(2)LOZANO LIARTE, Carlos: “El Premio a la acción de España en África”, en Revista de Historia Militar, nº 71 (1991), pp. 82-83. Dicho autor afirma que esta orden estaba inspirada en la española Real Orden Militar de San Hermenegildo “existente para recompensar los mismos servicios de los oficiales europeos componentes en dichas fuerzas”, aunque estéticamente no eran parecidas. CALVÓ PASCUAL, Juan Luis: Cruces y Medallas 1807-1987. La historia de España en sus condecoraciones. Edición del autor. Pontevedra, 1987, pp. 132 y 164 (imágenes). PÉREZ GUERRA, José Manuel: Órdenes y Condecoraciones de España 1800-1975. Ed. Hermanos Guerra. Zaragoza, 2000, p. 105. YÁÑEZ GINER, Francisco: “El Premio a la Constancia Militar (tercera parte)”, en Armas y Cuerpos, nº 102 (2003), pp. 94-95. Una publicación extranjera que habla brevemente sobre esta Orden basándose en Fernández de la Puente: WERLICH, Robert. Orders and Decorations of all Nations. Ancient and Modern. Civil and Military. Quaker Press, Washington, 1965, pp. 291-292.
(3)Para un mejor entendimiento de nuestro trabajo, indicamos un breve glosario de términos y de abreviaturas: BOZPM: Boletín Oficial de la Zona del Protectorado de España en Marruecos. BNE: Biblioteca Nacional de España. Dahir: decreto visirial o legislativo. Jalifa: término genérico con uso relativamente frecuente en Marruecos y significado de sustituto o delegado; representante del Sultán de Marruecos en el Protectorado y máxima autoridad marroquí en el Protectorado. Majzén: órgano de administración marroquí del Jalifa. S.A.I.: Su Alteza Imperial, título del Jalifa.
(4)Los oficiales moros de Regulares, tenían opción a ingresar en la Orden de San Hermenegildo, según el reglamento de 1951, con los mismos requisitos señalados para el resto de oficiales.
(5)El emblema de la Mehal-la Jalifiana consistía en una estrella de seis puntas formada de la interposición de dos triángulos, sobre fondo blanco y un filete dorado, que en su interior lleva en dorado las letras “min” y “já”, iniciales de su nombre en árabe.
La entrada correspondiente a manaña día 25, la dedicaremos a dar a conocer la segunda parte de este interesante artículo.