Por el Dr. D. José María de Montells y Galán, Heraldo Mayor de esta Casa Troncal.
Una timidez inusitada, quizá un pudor ridículo, me han impedido hasta hoy escribir sobre la Divisa de San Miguel, con quien tanto quiero.
El hecho de ser su Gran Prior y Defensor Supremo, elegido por los ancianos caballeros sobrevivientes de la Orden de San Miguel El Milagroso (una orden de mérito fundada por el barón von Wrangel en la guerra civil rusa) invalidaba, a mi obtuso parecer, lo que yo pudiera decir por interesado y egocéntrico.
Mi recatado silencio se interpretó, por algunos santones oficiales del mundo caballeresco, como afán de ocultamiento o insolvencia argumental. Nada más lejos de realidad.
Gracias a mi querido amigo Alfredo Escudero que ha tratado el tema (1), la antigua Orden de San Miguel es conocida de todos, aunque ello sirviera para que un notorio granujilla dudase de su autenticidad y la pusiera en cuarentena (2) junto a mi querida Orden de San Lázaro y la restaurada (por SAIR don Francisco José de Habsburgo-Lorena) Orden de Santa Brígida de Suecia, hoy desaparecida.
Lo cierto es que apoyaba su análisis contrario a la caballería de San Miguel en la conocida lista de órdenes ficticias que diera a conocer la Santa Sede en 1953, donde efectivamente figuraba una Orden de San Miguel, imitación de la real francesa que nada tenía que ver con esta Milicia arcangélica, de origen y confesión ortodoxa. Ya se sabe que todo vale para atacar al débil y hacerse pasar por un entendido y sabio erudito. Tan es así, que la Orden anticomunista sirvió de inspiración para que SAI el Gran Duque Wladimiro Kirilovich Romanov, como Jefe de la Casa Imperial fundase en 1988, la Imperial Orden de San Miguel Arcángel, milicia a la que me honra pertenecer.
No quise por aquél entonces entrar en una polémica que juzgué estéril y contraria a su milagrosa supervivencia y transformé lo poco que quedaba de la orden primigenia en una divisa que recordase en nuestro tiempo su gloriosa historia y sus orígenes antibolcheviques, porque no se puede negar que la orden de Wrangel nació con una enorme carga ideológica que el transcurrir del tiempo ha ido sustituyendo por un ideario ecuménico y caballeresco.
Es muy conocido que dentro de las instituciones nobiliarias, las llamadas «Divisas» incluyen un patrimonio histórico y nobiliario, una participación económica en ciertos bienes y la propiedad «pro-indivisa» de una Casa o Solar. Recogiendo la doctrina de las «Partidas» del Rey Sabio, se dice en su ordenanza séptima que «Divisa en nuestro propósito quiere tanto dezir como honrra de solar conoscido y casa de armería, sola y en un Reyno señera, fundada por un noble fundador aviente derecho-recto a la Casa Real y partyda en muchas». Esta moderna Divisa que nada tiene en común con las divisas históricas, incluye el patrimonio inherente a la orden militar rusa fundada por un noble que se opuso con valor y determinación a la Revolución.
Placa de San Miguel.
Por lo que se sabe, el barón Wrangel quería recoger en esta Orden de San Miguel, la tradición de una mítica milicia georgiana presente en San Juan de Acre y refugiada, después de su caída, en Egipto al resguardo de la Iglesia copta.
Fue este legendario origen lo que movió la voluntad de SAR don Jorge Bagration de Moukhrani, Jefe de la Casa Real de Georgia, para otorgar a la actual Divisa su regia protección. Al fallecimiento de don Jorge, su hijo y sucesor don David, ha seguido concediendo igual amparo, lo que a mi juicio, despeja cualquier duda respecto de su legitimidad.
Por si esto fuera poco, en la nómina de sus Prestes o Grandes Cruces eclesiásticas figuran un cardenal de la Iglesia Católica y un Arzobispo ortodoxo, entre otras muchas significativas personalidades religiosas.
Barón Von Wrangel .
Como Grandes Cruces con collar, han ingresado, asimismo, el propio don David, SM el rey Kigeli de Ruanda, el príncipe Ermías Selassie de Etiopía, el duque de Sevilla o el marqués de Almazán, Gran Maestre de la Orden de San Lázaro, sin mencionar las figuras históricas de gran peso que formaron parte de esta milicia michelista. Quiero decir con esto, que tales notables, de toda solvencia personal y nobiliaria, no tienen porqué integrarse en corporaciones inciertas o equívocas. Es decir, la Divisa de San Miguel el Milagroso es una milicia genuina de origen y vocación religiosa que se afana en nuestro tiempo por ser fiel a los ideales de la Caballería, la Unidad de las Iglesias en Cristo y también, por pura coherencia, al repudio de la ideología marxista revolucionaria, como exponente de la perversión social que actúa en el mundo desde la Revolución Francesa. No es otra cosa. En la actualidad, figuran en ella, unos doscientos caballeros de todo el mundo, que creen en estos sencillos ideales. Adjudicarles gratuitamente oscuros intereses o repudiables objetivos es producto de mentes enfermizas, más cercanas a la estulticia que a la realidad o de falsarios más interesados en atribuir a los demás, lo que ocultan de sí mismos.
(1) Ordo Sancti Michaelis. Sociedad Heráldica Española. Madrid. 2003.
(2) Me refiero a Manuel Fuertes de Gilbert y Rojo, Barón de Gavín (sic), que, en Caballeros del Siglo XXI, escrita en colaboración con Fernando García-Mercadal, copia casi textualmente, por no ser acusado de plagio, mi denostado Diccionario de Ordenes y Corporaciones Nobiliarias publicado en 1995, y otras obras mías posteriores, sin citar la fuente, lo que ya denunciase  en su momento en la revista Cuadernos de Ayala, mi amigo Alfonso Ceballos-Escalera.
Fernando Agudo, presidente de la Academia Internacional de Heráldica, también ha tratado este tema en su imprescindible trabajo El Mundo Caballeresco y la Sociedad Igualitaria, publicado por la citada Academia en 2008.
Como muestra basta un botón, escribí yo en aquél libro de mocedad, equivocadamente, que la insignia de la Hermandad de los Hijosdalgo del Río Ubierna e Infanzones de Vivar del Cid era la Tizona del Cid y el docto académico recogió en su libro, mi garrafal error. La insignia verdadera es una cruz flordelisada de gules cargada con un centro circular, con las armas atribuidas al Campeador y una bordura azur donde se lee el nombre completo de la Institución.