Justo Armas jamás reveló su identidad. Ni siquiera en su testamento, redactado en 1922, donde manifiesta que nunca ha sabido el nombre de sus padres ni el lugar donde nació.
Prensa que se hizo eco del misterio de Justo de Armas.
¿REVELÓ JUSTO ARMAS SU IDENTIDAD EN EL LECHO DE MUERTE?
La promesa de Justo Armas de no revelar a nadie su identidad la mantuvo hasta el final de sus días. Existe la versión, transmitida oralmente por testigos presenciales, de que en su lecho de muerte, acaecida en 1936, a los 104 años, reveló su identidad bajo secreto de confesión al arzobispo de San Salvador, monseñor Belloso Sánchez, que había acudido a darle la extremaunción. Se dice que, cuando don Justo expiró, el arzobispo salió del cuarto haciendo una genuflexión, sin dar la espalda al difunto, y exclamando: «Ha muerto un príncipe», (según otra versión: «Ha muerto un emperador»). Muy sorprendidos, los presentes en la escena le preguntaron: «Monseñor, ¿qué ha dicho usted?», a lo que el arzobispo, corrigiéndose, replicó: «Ha muerto como un príncipe». El fallecimiento de Justo Armas fue noticia de primera plana en los periódicos de la época, que recogieron cumplidamente estas anécdotas.



Monseñor Belloso Sánchez.



PRUEBAS CIENTÍFICAS EN BUSCA DE LA IDENTIDAD DE JUSTO ARMAS.
El salvadoreño Rolando Deneke ha realizado diversos tipos de pruebas, buscando la identidad entre Justo Armas y el emperador Maximiliano.
Mandó realizar pruebas comparativas cráneo-faciales de la cabeza de Justo Armas y Maximiliano, a través de fotografías de ambos. El resultado de la prueba fue que con un 95% de certeza podía decirse que se trata de la misma persona.



Justo de Armas y el Emperador Maximiliano.



Encargó, también, un estudio grafológico, que se llevó a cabo en Florida (EEUU). La conclusión fue que los trazos analizados corresponden a la misma persona.
El señor Deneke, igualmente, mandó realizar pruebas comparativas de los ADN de Justo Armas y un miembro de la familia imperial, la princesa Elizabeth de Habsburgo de Mithofer, que vive en Salzburgo (Austria). Desgraciadamente, las muestras de don Justo estaban contaminadas y no fue posible llegar a resultados concluyentes. Será necesario obtener nuevos permisos y recomenzar todo el proceso.
LA SUPUESTA DESCENDENCIA DEL EMPERADOR MAXIMILIANO.
Enrique Lardé, otro salvadoreño, que falleció a la edad de 94 años, ha publicado un libro con la asombrosa historia de que Justo Armas no era otro que el heredero de la corona austriaca, Rodolfo de Habsburgo, quien no habría fallecido, al igual que su amante la baronesa María Vetsera, en el drama de Mayerling en 1889. Esta hipótesis está totalmente fuera de contexto histórico y de credibilidad.
No obstante, el doctor Lardé sostiene en su libro que él es el hijo natural de Justo Armas: «Cuando el archiduque Rodolfo vino a El Salvador, el único hotel de la ciudad era el «Hotel Europa», cuyos propietarios eran mis padres, don Jorge Lardé y doña Amelie Arthés de Lardé. El archiduque (…), ahora conocido como Justo Armas, se enamoró de doña Amelie Arthés de Lardé, y el primer y único hijo del archiduque nació. Yo soy ese niño».
El señor Lardé manifiesta que don Justo reveló su identidad a una sola persona, su madre, a la que confesó ser el príncipe Rodolfo de Habsburgo. Brevemente, antes de su muerte, acaecida en 1911, doña Amelie explicó a su hijo que don Justo Armas era su padre biológico y que, además, el era el príncipe Rodolfo. Es lógico que Enrique Lardé creyera ciegamente el testimonio de su madre, dado en su lecho de muerte, y no hay razón aparente para dudar que Justo Armas podría haber sido su amante secreto (no olvidemos que ella era una señora casada) y el padre de, al menos, este hijo suyo. También es posible que Justo Armas, sin traicionar su promesa de anonimato y no revelar jamás su verdadera identidad, manifestase a su amante, en un juego de aproximación, que era Rodolfo de Habsburgo. En este caso, la sangre de Maximiliano correría actualmente por las venas de los descendientes de don Enrique Lardé.
Rodolfo de Habsburgo.
OTRA TEORIA: JUSTO ARMAS ERA EL ARCHIDUQUE JUAN SALVADOR.
Hubo otra teoría para descifrar el enigma de Justo Armas, a quien se llegó a identificar con el archiduque Juan Salvador, sobrino del emperador Francisco José y del propio Maximiliano.
Este archiduque, que tomó el nombre de Juan Orth, había sido desterrado de la Corte de Viena por sus ideas políticas y fue víctima de un naufragio en las costas de Chile en 1890.
Aun suponiendo que sobreviviese al naufragio, no hay coincidencia de fechas como para mantener en pié esta historia. En la fecha del naufragio ya llevada Justo Armas 19 años viviendo en San Salvador.
El archiduque Juan Salvador había nacido el 25 de noviembre de 1852 en Florencia, Toscana, hijo menor de Leopoldo II, Gran Duque de Toscana y de la Princesa María Antonia de Borbón-Dos Sicilia. Era muy amigo del archiduque Rodolfo, el heredero al trono imperial, con el que compartía las mismas ideas liberales.
Achiduque Juan Salvador Habsburgo.
El 16 de octubre de 1889 renuncia a su empleo en el ejército imperial y a sus títulos y privilegios como miembro de la familia imperial austriaca, asumiendo el nombre de Juan Orth, tomado de un castillo que había poseído. Se casó, a continuación, con la bailarina inglesa Milly Stubel, y a bordo de la Santa Margarita, embarcación que compra para la ocasión, parten desde Londres con rumbo hacia América del Sur.
En febrero de 1890, la Santa Margarita zarpa de Montevideo, Uruguay, en dirección a Valparaíso, Chile. Nunca se volvió a tener noticias de la pareja, Se cree que naufragaron en el cabo Hornos, frente a la Patagonia argentina, aunque persistieron los rumores de que sobrevivieron y se instalaron en dicha región. La pareja fue declarada oficialmente muerta en 1911.
En 1945, Hugo Köhler de Kristiansand, de nacionalidad noruega, declara en su lecho de muerte que en realidad era el archiduque Juan Salvador de Austria. En 2007, los familiares de Köhler pidieron que se abriera la tumba para que se practicaran las pruebas de ADN. Ignoramos si realmente llegaron a realizarse estas pruebas y, en su caso, el resultado de las mismas.
MI CONCLUSIÓN.
Considerando lo que hemos venido narrando, pienso que el emperador Francisco José, al igual que su gobierno, probablemente conocía que don Justo Armas y el emperador Maximiliano eran la misma persona, pero debieron mantener el secreto para tener alejado a Maximiliano de la Corte de Austria, donde para el Emperador éste era una persona, a causa de sus ideas liberales, políticamente incómoda por no decir peligrosa.
La nueva vida de Maximiliano, encarnado en Justo Armas, en El Salvador era tranquila y de gran solvencia económica. Cuando se le plantea la posibilidad de regresar a Viena, era un anciano de 82 años, dos años menos que Francisco José, sin ganas ningunas de asumir las riendas de un imperio que tenía los días contados. Maximiliano era un liberal y ya no tenía sitio alguno en una corte absolutista a punto de extinguirse. Pero en El Salvador, Maximiliano o Justo Armas continúa viviendo en su nuevo estilo de empresario de banquetes y alquileres para fiestas, hasta fallecer en 1936 a los 104 años de edad.
Armas de Maximiliano.
Nosotros, a la vista de tantas circunstancias concurrentes en esta historia, hacemos la apuesta, desde luego arriesgada, de que Justo Armas bien podría ser el Archiduque Maximiliano de Habsburgo, emperador de México.
Benito Juárez, respetando el juramento masónico, mató al Emperador Maximiliano pero respetó la vida del archiduque Maximiliano de Habsburgo.
No obstante, como en tantos otros casos, las pruebas del ADN tendrán la última palabra.
Por el Dr. Francisco Manuel de la Heras y Borreros, Presidente de la Diputación de Linajes de esta Casa Troncal.