-.ORDENES PONTIFÍCIAS III.-
Aunque la quinta en importancia, todos los estudiosos la consideran la tercera de las Ordenes Pontifícias, por su uso real y en base al número de adjudicaciones por parte de la Santa Sede.
Creada con las únicas pretensiones de ser meramente premial, fue fundada el 31 de octubre de 1841 por el Papa Gregorio XVI, mediante el Breve Pontifício «Hominum Mentes» , y reformada posteriormente en 1905 por Pío X (“ Multum ad Exitandos” del 7 de Febrero). La Orden, como su propio nombre indica está puesta bajo el patronato de San Silvestre, Papa y Mártir, quedando su Gran Maestrazgo bajo la persona del Pontífice reinante.
La misma se concede como una recompensa para los católicos que participan activamente en la vida de la Iglesia, y la apoyan y auxilian en el ejercicio de sus competencias. Se puede conceder a los no católicos, pero se hace con menos frecuencia que con la Orden de San Gregorio el Grande.
Con el objeto de dar esplendor a la misma, se acordó limitar el número de miembros a cuatrocientos cincuenta, aunque esta norma sólo ha afectado a lo largo de la historia a los súbditos de los Estados Pontifícios.





La misma consta de tres clases de Caballeros. Su insignia consiste en una cruz de ocho puntas, de oro y esmaltada de blanco, angulada de cuatro llamas de oro y , cargada en el centro, con un medallón circular de esmalte azur con la efigie de San Silvestre en oro y rodeado de un círculo también de oro con la leyenda San Silvestre P.M. La cinta es de moaré y está formada por cinco franjas iguales, alternando los colores rojo y negro.
Sus Caballeros llevan guerrera de terciopelo negro abotonada al frente con una fila de botones dorados, la misma está rematada por cuello y puños con filigranas bordadas en oro. Pantalón negro con una franja lateral en oro.
Sombrero bicornio negro con escarapela de los colores vaticanos, al que se le añade una pluma de diferente color, según categorías.
Guantes blancos y calzado negro.