La profesora de la Universidad de Valladolid, Dra. María Ángeles Sobaler Seco, en su magnífica tesis doctoral sobre la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria , nos dice que “en todos los casos en que los linajes urbanos tuvieron el doble carácter de asociaciones oligárquicas y estructuras de poder, contaron con una organización interna cuyo fin era obtener el ejercicio compartido de sus derechos y capacidades, ya fuera la selección e integración de las familias de la oligarquía, la distribución de oficios municipales de mayor o menor relevancia, o el disfrute de prerrogativas propias y exclusivas.”
Iglesias y conventos eran las sedes para dar cabida a las reuniones de estas asociaciones, que además, servían para otros actos sociales y religiosos.
En diferentes localidades de Castilla y Extremadura existieron, hasta bien entrado el siglo XVI, organizaciones de linajes nobles de caballeros para decidir sobre el reparto de cargos municipales y otros beneficios. La frecuencia de sus reuniones y el momento de celebración estuvieron directamente relacionados con la amplitud de sus prerrogativas.
En Segovia, escribe la profesora Sobaler, “la progresiva pérdida de control de las regidurías por los linajes de Día Sanz y Fernán García, condujo a que concretaran sus reuniones anuales a tres juntas para tratar de aquellos asuntos en que aún tenían mano” (los días de Año Nuevo, San Martín y San Lázaro).
En Arévalo, los cinco linajes –Briceño, Montalvo, Sedeño, Tapia y Berdugo- se reunían al primer viernes del año, a la puesta del sol, cada uno en su parroquia correspondiente, para celebrar las sesiones de admisión de nuevos caballeros que probasen su hidalguía, así como proceder a los nombramientos a que tenían derecho.
En Valladolid, sus dos linajes Tovar y Reoyo se reunían el día de Año Nuevo en La Mayor y en el convento de San Pablo, respectivamente, para decidir sobre la elección de oficios y la admisión de nuevos miembros.
En Medina del Campo, nos cuenta la profesora Sobaler, “los integrantes de cada uno de los siete linajes –Benito, Mercado, Morejón, Sancho Ibáñez, Pollino, Barriento y D. Castellano- celebraban sus reuniones por separado, en distintas iglesias, conventos y hospitales de la ciudad, para la elección del regidor del linaje y nombramiento de escribano público, (…) sayones andadores, mayordomo y otros oficios”.
En Ciudad Rodrigo, los linajes Garci-López y los Pacheco se distribuían las regidurías locales de modo que cuando quedaba vacante algún regimiento, el linaje al que le correspondía elegía el nuevo regidor, pero notificándolo al otro linaje para que en el plazo de dos días esta elección fuese ratificada por los regidores de ambos linajes, elevándose en este momento la correspondiente petición de confirmación real.
En Trujillo, el nombramiento de oficios se realizaba mediante un reparto desigual, doblando las ventajas del linaje Altamirano frente a los linajes Bejarano y Añascos.
Los cambios y alteraciones en la organización que con el paso del tiempo se irían produciendo en de estas instituciones son debidas, según la profesora Sobaler, “al progresivo avance del intervencionismo regio en la designación de oficios, la creación y venta de nuevos empleos, y la extensión de la práctica de la “renuncia”, además de las tensiones y conflictos internos en el seno de los linajes y en ocasiones, la fuerza de familias de la alta nobleza asentadas en la ciudad concreta”.
Con el paso de los años, estas asociaciones de caballeros, a medida que fueron perdiendo su capacidad de intervención política, fueron quedando reducidas a una cofradía de la media y baja nobleza local, organizando y supervisando los procedimientos de selección e ingreso de nuevos miembros.
Caso único en este panorama fue el de los Doce Linajes de Soria que mantuvieron su derecho al nombramiento de regidurías y procuraciones en Cortes, junto a otros oficios municipales, y al reconocimiento del grupo noble tradicional, y todo ello pese a que la Corona lograra abrirse paso, por otras vías, en la política local.
La conservación de buena parte de sus prerrogativas y capacidades, concluye la profesora Sobaler, fue determinante para “la pervivencia de una organización interna, regulada y ordenada, que se prolongó durante toda la época moderna”.
1 La tesis se encuentra publicada por la Junta de Castilla y León, año 2007, bajo el título “Oligarquía y Poder en Soria – La Institución de los Doce Linajes en los siglos XVI y XVII”.