Por D. Bernardo Lozier Almazán, Presidente de Relaciones Internacionales del Capítulo de la República Argentina de esta Casa Troncal.
Los Reyes Católicos, preocupados por la escasa energía demostrada por los tribunales ordinarios, para reprimir la herejía y hacer respetar las leyes en sus reinos, resolvieron instaurar el Santo Oficio de la Inquisición.
En consecuencia, Sus Majestades pusieron en manos del Prior del convento dominico de Santa Cruz de Segovia, Fray Tomás de Torquemada, la organización del Santo Oficio, confiando en la virtuosa reputación de este monje que – vestido de sayal de burdo paño – vivía como un verdadero asceta dedicado a obras piadosas y caritativas (1).



Auto de Fe ( Pedro de Berruguete).



Así fue como Fray Tomás de Torquemada fue designado, en 1483, con los rimbombantes títulos de Inquisidor General de la Corona de Castilla, Presidente del Consejo Supremo de la Inquisición y Confesor de Su Majestad, iniciando su cometido con todo su talento y fanatismo religioso. Desde 1484 convocó las asambleas de inquisidores para dictar las Instrucciones que integrarían el Reglamento que legislaría las actuaciones inquisitoriales(2).
Fray Tomás de Torquemada. Inquisidor Gral. de Castilla.
Fray Tomás, demostrando su gran capacidad y dedicación, constituyó el Consejo con los cargos de Inquisidor General, recaído en su persona, más seis Consejeros, un Alguacil mayor, un Receptor, dos Relatores, cuatro Porteros, un Solicitador y numerosos Familiares, estos últimos dedicados a fiscalizar la vida religiosa de sus convecinos, denunciar y prender a los sospechosos(3).
De tal manera, Torquemada inició su difícil misión a la que dedicó catorce años de su existencia, durante los que bregó para que se obrara con justicia y misericordia sin lograrlo como hubiese deseado.
Durante distintas épocas la Inquisición ha contado entre sus dignatarios con ilustres descendientes del linaje de Almazán «aprobados en vida, letras y limpieza de sangre», que pusieron sus vidas al servicio de la defensa de la fe, a quienes piadosamente recordamos con temeroso respeto.



Escudo del Santo Oficio.



Ellos fueron:
Don Tomás de Almazán que  desempeñó en Cartagena, de Indias,  el cargo de Notario del Secreto del Santo Oficio. Casado con Violante Pérez de Arcos, debieron hacer información de limpieza de sangre en la ciudad de Segovia, el 2 de noviembre de 1555, ante el notario público y Real de Su Majestad, don Jácome de Vedia, probando ser «cristianos viejos y limpios de raza de judíos y moros»(4).
Don Antonio Caballero de las Cuevas y Almazán, Familiar del Santo Oficio. Contrajo matrimonio en Estepa con Da. Luisa Suarez de Figueroa y Chincoa, nacida en 1625.
Don García de Almazán y Avendaño, natural de la villa de Hita. Familiar del Santo Oficio en Toledo, en 1622. Casado con Da. María Henao y Mendoza, fueron padres de García de Almazán Avendaño y Henao, bautizado el 3 de noviembre de 1618, quien ingresó a la Orden de Alcántara en 1638.
Don Luis Teruel de Almazán, natural de Sabiote, Oficial del Santo Oficio en Córdoba, en 1648.
Don Joaquín de Almazán y Ximeno de Almazán, caballero de la Orden de Carlos III, fue designado Consultor del Santo Oficio el 18 de enero de 1816. Nació en Torrientes (Teruel) donde fue bautizado el 29 de noviembre de 1762, siendo hijo de Joaquín de Almazán Ximeno, empadronado como Infanzón, y de Joaquina Ximeno y Almazán, su prima(5).
Laus Deo.
(1) Testas, g. y Testas J. L´Inquisition, p.73-74. Presses Universitaires de France, 1969.
(2) Walsh, W. sTh.- Personajes de la Inquisición, p. 218-219. Madrid, 1948.
(3) Torroba Bernaldo de Quirós, Felipe.- Historia de los sefardistas, p. 230 EUDEBA, Bs.As.
(4) Arch. Hist. Naci. de Madrid.- Secc. Inquisición, leg. 1575/832.
(5) Idem. Secc. Inquisición, leg. 1292/15.