Por el Dr. Francisco M. de las Heras y Borrero, Presidente de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria.
Concluimos hoy esta serie de estudios dedicados al ejercicio del fons honorum por parte de las monarquías tradicionales africanas en el contexto de sus diferentes países, exponiendo los casos de BURKINA-FASO, BURUNDI, RUANDA Y GHANA.
Burkina-Faso.
En Burkina la realeza tradicional ocupa un lugar destacado. Publicaciones especializadas defienden el rol de los reyes y jefes tradicionales y las importantes funciones que éstos aún realizan en bien de la colectividad.
La revista mensual «Tradition & Modernité», cuya publicación se inició en enero de 1996, es un buen ejemplo de ello. Su Majestad el Moogo Naaba Baongo inauguró el nº 0 de esta publicación, cuidadosamente editada, al que le dedicó un amplio reportaje. El monarca se siente el heredero moderno del viejo imperio de los Moose, al que quiere servir con el mismo espíritu y eficacia que sus antepasados.
Muy celoso de la etiqueta y del protocolo, como todos los reyes africanos, cuando se le pregunta que cuál debe ser el tratamiento, responde sin dudar: «Majestad es el término que convendría mejor». Y por si a alguien le queda alguna duda de su rango, defiende que el protocolo de la corte debe ser respetado por todos, tanto por los visitantes como por él mismo.
Al igual que el resto de sus homólogos cameruneses, el Rey Naaba Baongo es frecuentemente consultado por las autoridades de su país a cerca de la gestión de los conflictos que se producen, fundamentalmente, a nivel local.
Burundi.
Burundi se encuentra situada en la región de los Grandes Lagos Africanos y es uno de los países más pobres del planeta, devastado por continuas luchas tribales.
Su último rey fue Mwambutsa IV Bangirince (1912-1977), que gobernó su país del 16 de diciembre de 1915 al 8 de julio de 1966. Como otros reyes de Burundi, Mwambtusa procedía de la etnia aristocrática de Ganwa y subió al trono a los 3 años de edad, tras la muerte de su padre a causa de la malaria. Para protegerlo, debido a su corta edad, fue trasladado a Alemania y Bélgica después de la Primera Guerra Mundial.
En 1959, Mwambutsa acordó la separación de Burundi y Ruanda con las autoridades belgas y proclamó la independencia del país del dominio belga en 1962, creando entonces una monarquía constitucional, que sufrió numerosos disturbios y el asesinato de, por lo menos, tres primeros ministros, debido a las luchas entre las etnias de los Hutus y los Tutsis.
Finalmente, Mwambutsa IV fue depuesto por su propio hijo Ntare V en 1966, pero en noviembre de ese mismo año, el primer ministro, general Michel Micombero, dio un golpe de estado y proclamó la Primera República. El Rey se refugió en Suiza donde vivió hasta su muerte acaecida en 1977.
Hombre sibarita y simpático, Mwambutsa llevó en el exilio una dolce vita frecuentando los más afamados lugares de moda europeos, incluido nuestro país, donde tenía predilección por la incipiente Costa del Sol, que recorría conduciendo su magnífico automóvil descapotable.
El Rey Mwambutsa contrajo dos uniones matrimoniales. La primera en Gitega el 24 de diciembre de 1930 con Umuganwakazi mutaga Thérèse Kanyonga, hija de Umuganwa mutaga Joseph Menyo, una descendiente directa por línea femenina de Mwami Mutaga III Senyamwiza Mutamo, unión concluida en divorcio el 16 de junio de 1945. El segundo matrimonio lo contrajo, también en Gitega, el 13 de julio de 1946 con la Reina Baramparaye (nacida en Rwesero, Mwaro, 1929, fallecida en Gitega el 11 de febrero de 2007), directa descendiente de Mwami Ntare I Kivimira Savuyimba Semunganzashamba Rushatsi Cambarantama.
Fue Gran Maestre de las Reales Órdenes de Rwagasore, Ruzinko y Karyenda, que él mismo había fundado el 1 de julio de 1962 al advenimiento de la monarquía constitucional.
Una sobrina de este rey, la princesa Esther Katamari, se instala en París en 1970 tras el asesinato de su padre, el hermano de Mwambutsa. Allí destacó como modelo de pasarela y fue la imagen de afamadas marcas como Yves Saint Laurent y Christian Dior en los años 1970 y 1980. En el año 2004, Katamari regresó a su tierra natal e incluso se propuso para la presidencia de la nación africana, compitiendo por el partido que pretendía restaurar la monarquía constitucional en el país. Tras su derrota electoral, aún se la puede ver en distintas galas y eventos sociales en Europa.
Una nieta de Mwambutsa fue mi secretaria en los años 1995/1996 en la Dirección General de Empleo de la Comisión Europea en Bruselas. Muy reservada, salvo en una ocasión, en que me llevó en una caja de zapatos decenas de fotos de la Familia Real de Burundi, nunca hablaba de su familia, rehuyendo el tema y mostrándose incómoda cuando le intentaba sacar la conversación sobre ello. Ni que decir tiene que se negó en redondo a entregarme copias de las fotografías que me mostró.
Ntare V Ndizeye (2 Diciembre 1947-29 Abril 1972) fue brevemente Rey de Burundi, desde julio a noviembre de 1966, en que fue depuesto, como hemos dicho, por un golpe de estado dirigido por el general Michel Micombero. Tras su destitución se refugió en Alemania Occidental.
Regresó a Burundi en abril de 1972, siendo ejecutado en el palacio real de Gitega en circunstancias poco claras. Hasta la fecha de su muerte ejerció el gran maestrazgo de de las Reales Órdenes de Rwagasore, Ruzinko y Karyenda, que había fundado su padre.
En efecto, como ya hemos apuntado más arriba, el Rey Mwambutsa IV organizó en su etapa de soberano constitucional un completísimo sistema premial constituido por los siguientes honores y distinciones:
a)La Orden Real de Karyenda, principal Orden del Reino de Burundi, premia eminentes servicios prestados al estado en los campos civil o diplomático. Se compone de cinco clases: Gran Cruz, Gran Oficial, Comendador, Oficial y Caballero.
Esta orden tiene su equivalente como recompensa militar en la Orden Militar de Karyenda, que se otorga para reconocer servicios meritorios a favor del Estado (Gran Cruz, Comendador y Oficial).
b)La Orden Real del Príncipe Rwagasore, fundada en conmemoración de su hijo primogénito asesinado en 1961, premia los servicios especiales al Estado, especialmente en defensa de la independencia, la promoción de la unidad y de la salvaguarda de la integridad de la nación. Fue modificada y conservada por la República después de 1966.
c)La Real Orden de Ruzinko reconoce los servicios especialmente meritorios a favor del estado y del Rey.
d)La Medalla de Servicios Meritorios Rey Mwambutsa, compuesta de tres grados (oro, plata y bronce), recompensa conducta distinguidas y servicios especiales.
Este pequeño país no se ha olvidado de su Familia Real con la que les une tantas tradiciones, cultura y momentos históricos.
Ruanda.
El Rey Kigeli V, último Rey de Ruanda, gobernó de forma efectiva en su país desde 1959 hasta final de 1961 bajo el protectorado belga.
José María de Montells y Galán, Heraldo Mayor de esta Casa Troncal, y Alfredo Escudero y Díaz-Madroñero, Canciller de su Capítulo de Valencia, acaban de dedicar a la Casa Real de Ruanda un documentado libro, cuya lectura recomendamos vivamente, razón por la que no vamos a detenernos en este tema.
Titular de un auténtico e indiscutible fons honorum (consolidado por el ejercicio de las más altas responsabilidades político administrativas del país), el Rey Kigeli V discierne las siguientes distinciones: Orden del León de Ruanda, Orden de la Grulla Crestada, Orden de la Corona, y la Orden del Tambor, el más alto honor que concede la Casa Real de Ruanda. Asimismo, otorga títulos nobiliarios como una especial forma de recompensar importantes servicios rendidos a su persona o a su Casa.
El Vaticano registró en el 2007 todas las Órdenes de la Casa Real de Ruanda, registro que llevó a cabo el Gobernatorato, presidido por el Cardenal Prefecto de la Ciudad del Vaticano, Monseñor Szoka. Ya en 1950 Su Santidad Pío XII había distinguido al Rey Mutara III de Ruanda con el tratamiento de Muy Cristiana Majestad.
Una importante élite internacional se enorgullece de ostentar las distinciones otorgadas por la Casa Real de Ruanda.
Ghana.
Su Majestad el Emperador Tedjini I, Emperador de Wagadou-Ghana, también titulado Manga y Tounka, fue investido el 2 de agosto de 1999, y su acción principal consiste en contribuir a mejorar las condiciones de vida de la población que habita en el Imperio de Ghana, el más amplio y antiguo imperio de África del Oeste.
La capital del imperio es Koumbi-Saleh y en ella tiene la sede sus instituciones: Secretariado Particular de Su Majestad, el Consejo Imperial y la Asamblea de Jefes Tradicionales.
Desde el 28 de septiembre de 2006 Su Majestad Tedjini ha integrado el Consejo Superior de Reyes de África, formando parte de su Bureau Executif y siendo el responsable de las carteras de Relaciones Exteriores y Estrategias de Desarrollo, como hemos ya dejado constancia con anterioridad.
El Emperador Tedjini distribuye entre sus fieles los siguientes honores, títulos y distinciones:
a)Órdenes:
*Orden Imperial de Wagadou-Ghana, que se otorga a los monarcas.
*Orden del Phado, para los Jefes de Estado.
*Orden del Emperador Tedjini I, por servicios rendidos a la persona del Emperador.
b)Honores:
*Títulos nobiliarios (Príncipe, Duque, Marqués, Conde, Vizconde, Barón y Caballero), otorgados a personas que hayan realizado una acción excepcional a favor de la comunidad o hayan contribuido a la realización de los proyectos de Su Majestad.
*Orden del Mérito Imperial, por servicios rendidos a la comunidad.
Por otra parte, y como una distinción honorífica, el Emperador Tedjini decretó de 31 de julio de 2005 la creación de la Guardia Imperial, dotándola de un detallado programa de formación y un vistoso y elegante uniforme.
Las distinciones del Emperador Tedjini son verdaderamente apreciadas entre los europeos que se sienten muy honrados por el otorgamiento de las mismas.
Conclusión
La realeza tradicional africana continúa, en los términos que hemos visto, en el ejercicio de importantes responsabilidades que le hace asumir un reconocimiento oficial por parte de las máximas jerarquías de sus países y de los organismos internacionales.
Téngase presente que no es un asunto baladí el que sea oficialmente convocada por las autoridades republicanas de sus respectivos estados para asociarla, como órgano consultivo, al gobierno de la nación.
No hace falta recordar que en Europa la nobleza, incluso en las monarquías, carece de este tipo de reconocimiento. Resulta inimaginable, por otra parte, que veamos a un representante especial del Secretario General de la ONU reunido en una sesión de trabajo con el órgano representativo de la nobleza.
Creemos, pues, que el fons honorum de los reyes y jefes tradicionales, concretado en el otorgamiento de honores y distinciones, es una facultad inherente a su rango y condición que debe ser respetada.
No por desconocida, debemos menospreciar ni ignorar la realeza tradicional africana, que tantas concomitancias y parecido tiene con la realeza y nobleza indígena al momento del Descubrimiento de América, cuyos titulares alcanzaron la más alta consideración en la Corte de los Reyes de España.