Por el Caballero Linaje D. Alexis Rolando Arévalo Vergara.
I. La historia de cómo se apostó un título de Castilla en una pelea de gallos.
La Real Academia Española señala que el gallero es aquel “aficionado a las riñas de gallos” o el “que se dedica a la cría de gallos de pelea”. Esta costumbre típicamente española, tuvo y tiene gran raigambre en el Perú. Digo esto debido a que tanto en Lima como en el más pequeño poblado del Perú existe algún coliseo donde se realizan estas peleas, en las que estos finos plumíferos despliegan con gran habilidad sus destrezas en la guerra sin cuartel.
Estas peleas resultan pues vacías si no se complementan con algún aliciente monetario; que permite animar a los galleros a proseguir con la cría y entrenamiento de estas finas aves. Sino fuera de este modo, estoy más que seguro que terminarían en algún suculento plato. En tal sentido, una buena pelea de gallos no estaría completa sin la muy acostumbrada apuesta; siendo la más famosa de todas ellas, la que ocurrió en la Plazuela de Cocharcas en Lima el 8-IX-1819. Fue allí muy cerca a la Iglesia de Nuestra Señora de Cocharcas, en el actual Barrios Altos en el Cercado de Lima, que se apostó nada más y nada menos que un título nobiliario de Castilla.
La historia que puede parecer fábula no es invento mío, dado que es relatada con detalle en las “Tradiciones Peruanas” del genial D. Ricardo Palma Soriano, eminente escritor peruano quien llegó a ser Director de la Biblioteca Nacional del Perú y gozar de asiento en la Real Academia Española. La tradición lleva por título: “El Conde de la Topada”, que en resumen cuenta como D. Manuel Díaz de Requejo y Castañeda, Conde de Castañeda de los Lamos, llegó a apostar “el oro y el moro”, en las peleas de gallos. Fue su rival, en estas lides, un tal D. Pío García, gallero de profesión y riquísimo minero y comerciante de Lima.
Ambos sujetos, eran galleros de pura cepa y gozaban de un público cautivo que, minuto a minuto, vitoreaban las hazañas de estas aves guerreras. Sin embargo, al final de la jornada habían sido derrotados, casi en su totalidad, los gallos del Conde de Castañeda, quien viendo la crecida deuda que tenía con D. Pío García, decide apostar su título de nobleza. El Conde de Castañeda se encontraba muy confiado de que en este último combate vencería de forma definitiva; dado que, su gallo era un pura sangre “carmelo-tostado o ajiseco”, mientras que el de D. Pío García era un simple “lechuza (…) hijo de chusco y gallina terranova”.
La batalla final se dio y venció increíblemente la ave de D. Pío García, para desgracia y deshonra del Conde de Castañeda de los Lamos. Poco tiempo después, el Conde gallero cumplió con su palabra y cedió el título nobiliario a D. Pío García, mediante Escritura que autorizó el Escribano de Cabildo D. José María La Rosa. D. Pío García no contentó con este hecho, solicitó la ratificación de dicha cesión por parte de S.M. El Rey Fernando VII; acompañando para ello su limpieza de sangre con la indicación de ser “hidalgo por derecho de nacimiento”; así como un “buen lastre de onzas de oro”, seguramente para acallar a aquellos chismosos que no tardarían en ir con el cuento a la Cámara o peor aún a los mismísimos oídos del Rey. Al parecer este jocoso asunto jamás llegó a divulgarse en la Corte madrileña. Fue así como un gallero llegó a ser Conde de Castañeda de los Lamos. Sin embargo, algunos “envidiosos, que nunca faltan” lo llamaron desde ese día el Conde de la Topada.
II. El extraño asunto de la cesión del título de Conde de Castañeda de los Lamos.
Para toda persona interesada en las ciencias heroícas resulta interesante descubrir el verdadero asunto sobre esta supuesta cesión. Es descabellado pensar que una simple apuesta valga para hacerse de un título nobiliario; además de que sería impensable que el Cabildo de Lima y el mismo D. Joaquín de la Pezuela, Marqués de Viluma y Virrey del Perú (1816-1821), hayan dado su beneplácito respecto a este asunto, que hubiera sido una clarísima afrenta a la nobleza peruana. Para comprender este asunto debemos pues remitirnos al derecho nobiliario, actualmente muy estudiado en el Reino de España. La cesión jurídica correcta, solo podría darse si es que existe alguna relación consanguínea muy cercana entre el cedente (poseedor original de la merced nobiliaria) y el cesionario, o beneficiario de dicha transferencia.
El que lee con detenimiento y cuidado la tradición “El Conde de la Topada”, podrá percatarse de las licencias que se tomó D. Ricardo Palma que como literato no quiso perjudicar la belleza de su obra; ya que con suma sutileza menciona muy levemente el parentesco entre ambos galleros. Asimismo, excluye el apellido materno de D. Pío García, buscando de esta forma que el lector no descubra la cercana consanguinidad que pudieron haber tenido ambos personajes.
El título Conde de Castañeda de los Lamos fue concedido a D. Juan de Castañeda Velázquez y Salazar, Obispo del Cuzco, por la suma de 20,000 pesos, que se emplearon para la reconstrucción de la ciudad de Lima, que había sufrido un terrible terremoto y maremoto en el Callao en 1746. Fue el gestor de dicha concesión D. Joaquín de Lamo y Zúñiga (algunos dicen que fue este el primer Conde), Tnt. Crnl. del Regimiento de Infantería Española de Lima y Contador Mayor de la Superintendecia General de Cruzada del Reino del Perú, que logró se otorgase la merced nobiliaria por Real Despacho de S.M. D. Fernando VI el 8-V-1760, con el Vizcondado previo de Noriega.
El gestor del título llegó a ser por derecho II Conde de Castañeda de los Lamos, al haber casado con doña Francisca Xaviera de Castañeda Hidalgo, hija legítima de D. Alejo de Castañeda Velázquez y Salazar, Alférez Real de Huara (hermano del Obispo) y doña Luisa Bartolina Hidalgo. El Conde no consiguió dejar sucesión directa con doña Francisca Xaviera, ni tampoco con su segunda esposa doña Catalina de Zegarra y Solisbango. Sobre el particular, D. Alberto Rosas Siles, en su obra “La Nobleza titulada del virreinato del Perú”, menciona que sucedió en el título D. José Pío García y Martínez (hijo de D. Francisco García y doña Teresa Martínez), figurando como poseedor de dicha gracia en su testamento del 14-II-1822 ante el Escribano D. José María de la Rosa. Al parecer, en dicho testamento D. José Pío indica que era sobrino de los Conde de Castañeda de los Lamos (sin mayor información genealógica al respecto); Rosas Siles finaliza este asunto indicando que si bien D. José Pío “utilizó el título (…) no puedo alcanzar esta investidura a pesar de sus gestiones al efecto”.
No queda claro entonces como D. José Pío era sobrino de los Condes de Castañeda de los Lamos. Es más, en la obra “La nobleza titulada en el Perú colonial” de D. Luis de Izcue, señala que fue Conde de Castañeda de los Lamos al advenimiento de la República un tal D. Pío García Requejo Castañeda (no Martínez), pero igualmente sin información genealógica sobre el particular. Por otro lado en la obra del Padre D. Rubén Vargas Ugarte, S.J., “Títulos Nobiliarios en el Perú” señala que el primer Conde D. Joaquín de Lamo y Zúñiga“legó el título nobiliario a su sobrino D. Manuel Diez Requejo y Castañeda quien no tomó posesión de el sino que lo renunció a favor de D. Pio García y Martínez llamado por el Testamento del primer Conde. D. Pío García tampoco tomó posesión del título”.
Vargas Ugarte agrega que “sucedió a D. Joaquín Lamo y Zúñiga don Pío Ignacio Lamo y fué el 3er. Conde por Real carta de 4 de diciembre de 1818 don Pablo Joaquín de Lamo y Frías, fallecido sin sucesión”. Esta última información que fue proporcionada a Vargas Ugarte por D. Felipe A. Barreda, no coincidiría en fechas con la confirmación de la carta de sucesión del título nobiliario que obtuvo D. José Pío García del Virrey del Perú el 20-IX-1819; este documento se encuentra en el Archivo General de Indias. Aunque no he tenido la oportunidad de leerlo directamente, abre una nueva posibilidad sobre la verdadera sucesión de este título nobiliario. En las Fuentes podrán observar la ubicación exacta de este documento en el AGI, esperando que algún acucioso historiador de carrera o algún abogado especialista en Historia del Derecho, decida realizar una investigación pormenorizada sobre el particular.
III. Fuentes.
Archivo General de Indias. Unidad de Títulos Nobiliarios. Conde de Castañeda de los Lamos: Informe sobre confirmación de la carta de sucesión del expresado título dada por el Virrey del Perú a D. José Pío García. 1819, Septiembre, 20.- Perú. Signatura: TITULOS_DE_CASTILLA,3,R.14
De Izcue, Luis. La nobleza titulada en el Perú colonial. Lima: Casa Editorial La Opinión Nacional, 1927.
Palma Soriano, Ricardo. El conde de la Topada. En “Tradiciones Peruanas”, Tomo VII.
Rosas Siles, Alberto. La Nobleza titulada del virreinato del Perú. En: “Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas No. 21, p. 361-363.
Vargas Ugarte, Rubén. Títulos Nobiliarios en el Perú. Lima: José de Lamar y Cortazar, 1958, p. 32-33.