Por D. Alexis Rolando Arévalo Vergara, Caballero Hijodalgo del Linaje Don Vela de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria.
Cada 28 de julio, el Perú conmemora un año más de vida independiente. Es por este motivo que he decidido escribir sobre D. José Bernardo de Tagle y Portocarrero, IV Marqués de Torre Tagle, uno de los más conspicuos personajes de la Gesta Libertadora, quien llegó a ser el segundo Presidente de la República y Caballero Fundador de la Orden del Sol del Perú. Sobre el Marqués de Torre Tagle se ha escrito de todo, generalmente menospreciando su figura. Sin embargo, creo conveniente que es momento de revalorar su participación durante la Independencia.

El IV Marqués nació en Lima un 21 de marzo de 1779, hijo legítimo de D. José Manuel de Tagle e Isásaga, III Marqués de Torre Tagle, Caballero de la Orden de Carlos III, Pagador General Perpetuo y Comisario de Guerra y Marina del Callao, y de doña María Josefa Portocarrero Zamudio. Fueron sus abuelos paternos D. Tadeo de Tagle y Bracho, II Marqués de Torre Tagle y doña María Josefa Isásaga Vásquez de Acuña. Fueron sus abuelos maternos D. Felipe Portocarrero Laso de la Vega y doña María Ana Zamudio de las Infantas. Todos los anteriores fueron peruanos nacidos en la ciudad de Lima.
El Marqués fue miembro de la élite política y económica del Virreinato peruano, lo que le valió una excelente posición y un brillante futuro. Logró ser Alcalde de Lima (1811-1812) y luego fue elegido Diputado ante las Cortes de Cádiz (1813) en donde tomó la determinación de que el Perú debía ser libre. Concluida las Cortes, fue ascendido a Brigadier de los Reales Ejércitos y agraciado con el título de Caballero de la Orden de Santiago, así como lo expresa su Expediente de Ingreso No. 104, aprobado en Madrid el 11 de julio de 1815.

Con esos altos honores, regresó a su tierra natal en donde le esperaba una brillante carrera política y militar. Ya en el Perú, el Virrey Marqués de Viluma, lo nombró Intendente de Trujillo; la más alta posición del Norte del Virreinato. Fue allí, en Trujillo, que proclamó la independencia del Perú un 29 de diciembre de 1820. Algo ciertamente meritorio, ya que fue uno de los primeros peruanos, que sin ningún temor a perderlo todo (fortuna, posición y poder), se sumó públicamente a la Gesta Libertadora de D. José de San Martín.
Fue llamado por San Martín a Lima, para que ocupase los más altos cargos en el nuevo gobierno recientemente instalado. El Marqués se encontró con un clima propicio para su pensamiento ideológico, ya que él, al igual que San Martín, compartía un plan conservador para el Perú. El plan tenía la finalidad de evitar un cambio brusco en el sistema político del país. La solución era clara, el Perú debía tener una monarquía constitucional, solo esto evitaría una guerra civil provocada por las ambiciones y rapiña de los belicosos militares ávidos de poder.

Parte de ese plan fue el de constituir una nobleza propiamente peruana en base a las familias criollas patriotas. Fue así que mediante Decreto del 8 de octubre de 1821 se instituyó la “Orden del Sol del Perú”, en tres grados que serían: Fundadores, Beneméritos y Asociados. Antes de finalizar ese año, Torre Tagle sería incorporado como Caballero Fundador de la Orden. Resulta interesante destacar lo nobiliario de esta Orden, ya que había sido creada con la finalidad de ser hereditaria, buscando que los descendientes de los Miembros se sintieran orgullosos de su noble linaje y se vieran en la obligación de igualar o superar a sus meritorios ascendientes. Esto claramente no gustó a los liberales que cuando tuvieron la oportunidad eliminaron la Orden mediante Decreto del 9 de marzo de 1825. Así quedó suprimida la Orden del Sol del Perú, la más distinguida de todas las Órdenes peruanas, y que solo se vería restituida con el nombre de “El Sol del Perú”, gracias al Decreto del 14 de abril de 1921 a raíz de las festividades por el Centenario Nacional.
Otra parte del plan, fue el asunto de los títulos nobiliarios, que otorgados en su momento por la Corona de Castilla debían ser cambiados ahora por los flamantes Títulos del Perú. Los beneficiados con tal medida tuvieron la facultad de cambiar la antigua denominación del título nobiliario por otra que gustase más al portador de tal gracia. Es el ejemplo más preclaro el del mismísimo Marqué de Torre Tagle quien decidió solicitar un Título del Perú, que le fue concedido finalmente el 15 de enero de 1822, con una nueva denominación que a partir de ese momento sería la de “Marqués de Trujillo”. La denominación de “Trujillo” le venía en mérito de haber proclamado valientemente la libertad del más extenso territorio del norte del país. Sin embargo, los Títulos del Perú no durarían mucho, ya que tiempo después, luego del retiro de San Martín, y con Bolívar y los liberales a la cabeza, se terminó también por suprimirlos, como todo lo que no gustaba en ese periodo.

Retirado San Martín, y con el plan monárquico descartado, se instauraría la República; en la que el Marqués, tuvo también participación, ocupando brevemente la Presidencia del país, convirtiéndose en el segundo Presidente de la República entre finales de 1823 y principios de 1824. Su papel político fue meramente decorativo, ya que el poder verdaderamente recaía en Bolívar. Torre Tagle a pesar de su mínimo poder trato de hacer la paz entre ambos bandos, ya que cada día veía al Perú más destrozado por la guerra. No lo logró. Es más, fue implicado y acusado por delito de traición. El Marqués temeroso de las represalias de Bolívar, creyendo que le quería dar muerte sin permitirle un juicio justo, decidió entregarse a los realistas, poniendo muy en claro sus posiciones que eran la de un Perú independiente, y si su propuesta no era admitida por los Jefes realistas solicitaba encarecidamente ser tratado como un simple prisionero de guerra. Los españoles deben haber visto absortos a este personaje que otrora había sido uno de los hombres más poderosos del país, y que ahora se encontraba abandonado, completamente arruinado en todos los sentidos y despreciado por sus compatriotas, a quienes fielmente había servido.
Era lógico que Torre Tagle se convirtiera en prisionero de guerra dada su activa participación en la Gesta Libertadora; sin embargo, el general realista D. Juan Antonio Monet se apiadó del apesadumbrado Marqués, tratándolo con aprecio, cortesía y respeto. Le fue reconocido su antiguo rango, se le dio una escolta de honor e incluso Monet le ofreció el mando de la ciudad de Lima, ofrecimiento que Torre Tagle rechazó. El Marqués fue un miembro de una élite perseguida y defenestrada, que solo esperaba un amargo fin. Fue así que cuando Monet salió de Lima, el Marqués se refugió en el Castillo del Real Felipe, junto con su esposa doña María Ana de Echevarría Santiago de Ulloa y sus tres pequeños hijos: doña Josefa, de tres años, doña María Asunción, de dos y D. José Manuel, de un año.
El Real Felipe terminó siendo refugio de un sinfín de personajes, entre militares y civiles, obligados a convivir en hacinamiento, con pésimas condiciones de salubridad y una deficiente alimentación, todo ellos producto del sitio que había puesto Bolívar a aquella plaza. Torre Tagle y su familia, no pudieron aguantar más, contrajeron enfermedades y el Marqués se llevó la peor parte, al enfermarse de escorbuto que finalmente lo llevaría a la muerte un 26 de setiembre de 1825. Así terminó la aciaga vida de este ilustre peruano tan vilipendiado.

El odio político que se le tuvo a Torre Tagle debe ser superado, y no solo debemos dedicarnos a ver lo malo de las personas sino a rescatar lo positivo que puedan tener estas; siendo lo más meritorio del Marqués su decidido afán por colaborar con la independencia del Perú; ya que no es fácil aventurase a una gesta tan peligrosa como lo era esa. Solo un valiente pudo haber declarado la independencia en Trujillo muchísimo antes que San Martín lo hiciera en Lima. Torre Tagle es un verdadero Fundador de la Independencia, fiel colaborador de San Martín, segundo Presidente de la República y Caballero de la más distinguida Orden del país. Son estos algunos de las motivos y muchos otros que no he mencionado por los que el Marqués de Torre Tagle debe ser recordado y estudiado con beneplácito por los peruanos.