El Caballero D.Miguel Ángel Hermida Jiménez, miembro de esta Casa Troncal nos remite este pequeño, pero interesante, artículo al cual queremos dedicar la entrada de hoy.

«SORIA PURA CABEZA DE EXTREMADURA»

Así figura en las armas de la Muy Noble, Muy Leal y Muy Antigua Ciudad de Soria.
La reconquista y repoblación de las tierras al sur del Duero supuso un importante avance de los reinos cristianos desde mediados del siglo XI hasta principios del XII. El desmoronamiento del califato de Córdoba y la formación de los reinos de Taifas propiciaron este avance que situaba las tierras cristianas en el Tajo y propició la aparición de unas organizaciones territoriales características de estas zonas.
Fue el resurgir de la ciudad como núcleo de organización social a través de los privilegios concedidos en forma de fueros que permitían asentamientos permanentes. Surgen así las comunidades de villa y tierra en el marco de la Extremadura castellana.
Limitada al norte por el Duero, por las merindades y behetrías; al sur por el reino de Toledo; al este por el reino de Aragón y al oeste por León y la Extremadura leonesa, la Extremadura castellana cuenta con ciudades o villas tales como Soria, su cabeza al norte, Segovia, Ávila, Medina del Campo, Olmedo, Peñafiel, San Esteban, Osma, Almazán, Sepúlveda, Atienza, Medinaceli y un largo etcétera de más de 80 unidades territoriales organizadas en forma de villa y aldeas, con fueros que regulaban su vida ciudadana, su economía, su estructura de poder, su justicia municipal. Es decir, ciudades y villas cuyo señor otorga o acepta la ley particular que regula esos territorios.
Soria es, en este marco, cabeza de estas tierras y así surge en el ámbito de la reconquista cristiana en tiempos de Alfonso VI.
La repoblación efectiva de Soria se va a producir en tiempos de la reina de Castilla y León, Doña Urraca, y de su esposo, el rey de Aragón Alfonso el Batallador, en los inicios del siglo XII.