Esta corporación, nace tras el hecho prodigioso que ocurrió el 5 de mayo de 1648, víspera de la festividad de San Juan , cuando las Canarias se veían amenazadas por la enfermedad.
Aquel día, después de la Misa Mayor, se advirtió que la imagen de San Juan Evangelista , pintada sobre tabla en uno de los recuadros del retablo principal, de la Iglesia de Ntra. Señora de la Concepción, en San Cristóbal de la Laguna (nombre que recibía la capital tinerfeña) tenía el rostro cubierto de unas gotas brillantes que parecian sudor. Y así estuvo durante cuarenta días completos.
El sudor del santo se le aplicó a varios enfermos, observando los presentes, según narraciones populares, curaciones milagrosas que atribuían a su bondad y misericordia.
La devoción a la imagen prendió en toda la isla y la Nobleza quiso constituir una cofradía que cuidara de rendirle culto.
Muchos estudiosos, como es el caso de D. Melchor de Zárate y Cólogan, coinciden en decir que esta Corporación es la única que ha conservado hasta nuestros días su carácter de Institución nobiliaria, de entre las que se erigieron en la Isla de Santa Cruz de Tenerife durante el siglo XVII.
Las primeras noticias de la Corporación, entonces constituida como Hermandad de Nobles, las encontramos en 1664, pero si atendemos a la “Leyenda” del hecho portentoso atribuido al Santo, podemos pensar que la Hermandad nace sobre 1648.
Su fin primordial consiste en la veneración y culto del Santo Apostol Evangelista. Su sede se encuentra en la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de la Laguna (Tenerife),donde desde fechas fundacionales la corporación tiene reservado lugar preferente en el crucero inmediato al presbiterio.
En los Estatutos de 1728 se fijó el número de Hermanos en setenta y dos. Ya en pleno siglo XIX se acuerda en asamblea formar una junta de recibimiento compuesta por los seis hermanos cofrades más antiguos, siendo sustituida actualmente por una Comisión de Recibimiento, compuesta por cinco miembros con carácter vitalicio, elegidos entre los Caballeros residentes en Tenerife, y cuyos primeros apellidos sean de los que figuren como Hermanos con más de ciento cincuenta años de antigüedad a la fecha de la elección y recibimiento.
Al postulante para el ingreso se le exige probanza de nobleza del primer apellido y las generaciones que se estimen de legitimidad y cristiandad.

El Rey D. Alfonso XIII ostentó hasta su muerte la dignidad de Primer Cofrade, pasando en ese momento la dignidad a su Hijo D. Juan de Borbón, Conde de Barcelona, el cual permaneció como Presidente de la Corporación hasta la fecha de su muerte el día 1 de abril de 1993. Su Majestad el Rey D. Juan Carlos I pertenece a la Corporación desde 1954.
En fechas recientes y de manera excepcional, personalidades tan destacadas como el propio Dom. Duarte Duque de Bragança y legítimo pretendiente a la corona de Portugal, han sido recibidos en esta antigua y prestigiosa corporación. Dom Duarte , con la venera y credencial de la corporación acompañado por el Caballero D. Bernardo Calvo de Barrientos