Ante un interesado público que abarrotaba el aula «Marqués de Ciadoncha», del Colegio Heráldico de España y de las Indias, en su madrileña sede de la calle Serrano, tuvo lugar, el pasado jueves 14 de mayo 2010, la presentación del libro «Carlos Hugo, el Rey que no pudo ser», cuyo autor, Francisco M. de las Heras y Borrero, se encontraba presente en el acto, que presidía Don Bernardo de Hungría, Presidente de Honor de la institución.
La presentación corrió a cargo del Dr. José María de Montells y Galán y del Marqués de La Floresta, Don Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila.
José María de Montells glosó, brevemente, la figura del último pretendiente carlista, poniendo de manifiesto sus cualidades y contradicciones. Elogió la obra que se presentaba por su enorme esfuerzo de objetividad, sin caer en descalificaciones ni elogios fáciles. Por todo ello, y desde una concepción ideológica opuesta a Carlos Hugo, José Maria de Montells recomendó la lectura del libro por cuanto supone de aportación en un tema tan polémico como es el carlismo.
Por su parte, el Marqués de la Floresta, destacó el rigor del autor en el tratamiento del tema, las fuentes utilizadas y la documentación aportada. Resaltó, igualmente, el esquema narrativo del libro, «fruto del análisis de un destacado jurista». Para Floresta éste es un libro necesario y oportuno, sobre todo en estos momentos, en los que se comienza a producir una especie de amnesia colectiva en la que se va perdiendo la referencia de nuestro pasado reciente.
El autor, Francisco M. de las Heras y Borrero, señaló que ha querido dejar constancia, de la manera más objetiva posible, de una serie de hechos que pudieron haber cambiado la historia reciente de España. Militante carlista y seguidor de Carlos Hugo desde su más temparana juventud, no por eso ha dejado en el olvido episodios dolorosos, contradicciones y luchas intestinas de la Dinastía Borbón Parma, siguiendo, pese a todo, siendo fiel a la misma, y pese a las críticas e incompresiones que el libro pueda originar. Como el autor mismo se encargó de destacar, «no se ha mordido la lengua en la narración de esta historia».